miércoles, 23 de diciembre de 2015

COSAS DE LA VIDA. OTROS CUENTOS DE FILOFICCIÓN Cap. 2





COSAS DE LA VIDA
OTROS CUENTOS DE FILOFICCIÓN

Cap. 2. TIEMPOS REVUELTOS


             Y La Vida se fue refunfuñando: Con estos ya no hay nada que hacer, habrá que intentar otra cosa, tal vez dejar paso a nuevas generaciones…  
             Como quiera que el universo en su totalidad es un sistema termodinámico muy heterogéneo y desequilibrado, le explicó el sabio Prigogine, puede dar lugar a cualquier cosa, es cuestión de tiempo y muchos ensayos para lograr un reequilibrio de fuerzas para que todos estos constructos se vuelvan más sensibles, más adaptativos. Habrá que calcular estadísticamente todas las posibilidades de un nuevo sistema dinámico irreversible, de unas rutinas que contrarresten esa heterogeneidad y esos desequilibrios amparándose en lo colectivo, coherente y estable. Así, amiga Vida, desaparecerán tus dolores de cabeza, se resolverán todos tus problemas.

             La Vida, un tanto aliviada con tan sabias consideraciones, empezó a moverse con cautela entre lo azaroso y arbitrario y lo estable y repetitivo; pero, claro, se cansó de tanto darle tiempo al tiempo y decidió plantarle cara a ese tiempo displicente que parecía dársele muy poco de las estadísticas y del señor Prigogine. Vamos que para ella todo esto ni fu ni fa. Y allá que se fue navegando por campos energéticos y haciendo equilibrios sobre frágiles supercuerdas hasta la mansión del tiempo.

             Pero los tiempos por entonces, como de costumbre, andaban un tanto revueltos. Y éste fue el panorama que allí se encontró.
             Aún no ha llegado a la entrada y ya barrunta que allí tampoco andan las cosas muy bien del todo, por lo que prudentemente se queda al acecho esperando ver cómo acaba aquello.

El Futuro, aunque a veces aparece risueño y prometedor, ahora está desmelenado, alterado, enfurecido y anda vociferando a todo pulmón.
Gruñones, viejos podridos
matadores de ilusiones
miserables, encogidos.
Temerosos, apocados
cerrados para el progreso
rutinarios, despistados.
Ajenos a lo que pasa
con las llaves de la casa
abre y cierra todo el día.
Mantienen toda la masa
por fuera como una balsa
y por dentro en rebeldía.
Dejad a la gente joven
que rompa por donde pueda,
que se estrelle, si se estrella.
Que por muchos disparates
no han de ser tan alocados
cual vosotros, botarates.


En cambio el Presente parece tenerlo todo claro y dominar la situación sin complicarse demasiado la vida. Y volviéndose al Pretérito: - Eso va por ti, Pretérito.
El Pretérito, como es natural, tira de historia y recurre a uno de sus viejos amigos:
- Ya lo dijo D. José María:
      “Yo, el que con alada planta triunfadora
soñé hollar las cumbres con loca ambición,
yo el que me adornaba con rayos de aurora,
triste ya y vencido llevo en esta hora
rosas de la tarde sobre el corazón.                                                                                           
Ya voy aprendiendo la difícil ciencia
de vivir la vida tal como ella es
con toda la gracia de la transparencia
y todo el encanto de la sencillez.
No siento ambiciones ansias ni desvelos
quiero solamente vivir y cantar
es tan puro y simple todo cuanto anhelo
que cabe en mí mismo como cabe el cielo
dentro de una concha con agua de mar.”
 – Esto no es lo hablao – protesta el Presente -. Yo aquí he venido a hablar de lo mío: Los tiempos que corren. Si os ponéis así yo me voy.
      – Yo es que no aguanto tantos temores – insiste el Futuro -  tantos miedos a plantar cara a lo que tiene que venir; estoy ya harto de tirar del carro en solitario, ya está bien de tanta rémora detrás. 
- Lo que hay es lo que hay, le replica aquél. No hay que darle más vueltas. Por mucho que se te hinchen las narices el presente es el presente y todo lo que sea querer ir más allá es gana de perder el tiempo.
Siempre con su sensatez puntualizó el pretérito: - Ay cuántos males se evitarían si aprendierais del pasado; yo ya he pasado por todo eso y sé muy bien a donde va a parar.
– A dónde, si se puede saber, replican los otros dos.
– ¿Pero todavía no os habéis enterado?
             Como dijo el sabio Patanjali, Tó es pa ná.
Y entonces los tres enloquecidos entraron en una danza desaforada: Si tó es pa ná  pa qué luchar/ Si otros están en el control qué pinto yo. / Puedes hacer  hasta castillos/ mas siempre dentro del tingladillo. / Subas o bajes acá o allá / tú sabes siempre que es tó pa ná.
       – Lo que yo digo -  vuelve el Presente -, es que pa cuatro días que vamos a vivir... a qué vienen todos esos dolores de cabeza, pa qué comerse el coco con todos esos sueños. Y tan malos son los sueños del pasado como los del futuro; todos te llenan la cabeza de pájaros y te hacen olvidar la realidad de cada día. Yo, mis pies en el suelo y que no me vengan con músicas celestiales.
      - Bueno, eso de las músicas celestiales - replica el Futuro sin dejar su tono despectivo -,  se lo puedes decir al pasado que ya está un tanto caduco y no puede decir nada nuevo, lo pasado pasado y no hay vuelta atrás. Pero el futuro es otro cantar. Yo tengo proyectos a patás; tengo cosas que hacer para mil años a la vista, mis promesas y posibilidades las tenéis delante de las narices y no tenéis más que alargar el brazo para que se vuelvan realidad.
      Qué iluso, masculla para sus adentros el Pretérito, no sabe que ninguno de esos proyectos tiene pies ni cabeza si no cuenta conmigo. Luego, con voz mesurada susurró:
 - Sin un pasado, una historia, un país, una familia, tú no eres nadie. Sin raíces no puede crecer un árbol, sin cimientos no se sostiene una casa, sin mi experiencia nada sólido puedéis construir.
Presente y Futuro reaccionando a una le echan por cara lo poco que está sirviendo  su experiencia, su pasado y su historia: para saber lo que no tenemos que hacer. Con tanto pasado, tanta historia, costumbres y tradiciones no le dejáis a uno tiempo para vivir. Tiene uno que andar continuamente quitándose la costra de las tradiciones, rompiendo viejas telarañas si quiere llevar una vida sana y no vivir como un esquizofrénico.
- Yo quiero vivir aquí y ahora, sin tanta traba, como me pide mi cuerpo. ¡Quiero vivir! – grita el Presente.
– ¡Eso, eso! Hay que romper con el pasado y con sus trabas inútiles; y mirar con confianza al futuro. El progreso, los grandes horizontes, las miras lejanas, eso es lo que nos hace vivir.
      - Tampoco te pases. Yo no he dicho eso. Para qué tantos horizontes y progresos. A mí no me saques del aquí y el ahora; mi periódico, mi cerveza y dormir calentito. Pa dolores de cabeza  ya tengo bastante con mi Betis.
      – Está claro - continuó  el Pretérito en un intento de poner paz -,  al final no tenéis más remedio que contar conmigo. No en vano los dos sois hijos de vuestro pasado y para bien o para mal vuestro pasado va con vosotros y para quitároslo de encima tendréis que saldar cuentas con él. 
      - Yo no tengo que dar cuentas a nadie de nada; soy el futuro y  me sobran fuerzas y energías; y en última instancia tengo de mi parte los sueños que siempre alimentan el futuro. Nadie me podrá detener, todo lo que me propongo se hace realidad.
       – Con un par, sí señor. A ver qué se han creído estos fósiles del pasado. Es que no acaban de enterarse que ya hace mucho tiempo que se ha acabado la prehistoria.
      – Con tantas contemplaciones y tantos remilgos no se puede avanzar como pide el progreso. Teniendo energía y poder es cuestión de doblegar todo lo que se nos resista y allanar obstáculos que no hacen más que estorbar. Son los países viejos con todas sus historias los que se quedan mirando sin quitar la rémora que obstaculiza los caminos del futuro.
Pero aquí ya el Presente, con la mosca tras la oreja salta:
 - ¿¡Ehhh!? Eso me huele ya mal a mí. En nombre del futuro os cargáis la presente realidad. Todo eso que dices siempre y cuando no choque con la realidad.
      – Y aunque choque. Porque si nuestras ideas chocan con la realidad, peor para la realidad.
       – Cuando la realidad se construye sin contar con la historia - sentenció el Pretérito -, tarde o temprano la historia pasa factura. Tú crees que por muy fuerte que te sientas puedes arrasar sin más lo que penosamente han hecho siglos de historia.
       – Así pensaban los de la cueva de Altamira que manejaban la tecnología punta de la época. Pero los que miraban al futuro no se conformaron con eso y gracias a ello hoy gozamos de un progreso que no se ha conocido jamás.
– Eso hay que reconocerlo, replica zumbón el Presente,  comparado con aquellas flechas y hachas de piedra nuestras bombas de neutrones matan mucho mejor. Antes estaban todos paraos, hoy al menos no son tantos, el que más y el que menos tiene su puestecito en la fábrica o es funcionario del Estado. Antes se comían las cosas sin garantías de calidad, hoy te comes una hamburguesa de perro con todas las garantías del mundo.
      - Cachondeos los precisos, - le ataja el Futuro poniendo su dedo índice en el pecho de éste con cara de pocos amigos -. Naturalmente el progreso tiene su cara y su cruz;  pero supongo que tú no querrías andar por ahí en taparrabo.
– Hombre si ellas fueran igual a lo mejor no me importaría. En eso yo creo que no hemos progresado mucho. Yo creo que la gente ahora se desnuda peor que antes. ¿No es verdad, pretérito?
       – Mira tú, en tiempos de Adán y Eva, sin ir más lejos.
       – Dejemos eso que en eso el futuro está por escribir.
       – Yo creo que no hay nada que escribir para el futuro ni nada que lamentar del pasado. Hay que liberarse del pasado y del futuro y abrirse a todo lo que nos ofrece esa maravilla del momento presente.
¿Cómo era aquello del poeta? ¿Se hace camino al andar?
Pues eso. 

Y, ante el aplomo del Presente el Pasado se vuelve a sus sombras y el Futuro se va en busca de sol.

Y después de este recorrido por el tiempo la Vida lo pensó mejor y se fue a la otra cara de la realidad…


       LA OBRA “COSAS DE LA VIDA” ESTÁ PENDIENTE DE PUBLICACIÓN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario