jueves, 20 de noviembre de 2014

ENIGMAS DE ARQUÍLOCO 2


SEGUNDO ENIGMA:

Ciudadanos de dos mundos.

El hombre es una planta que hunde sus raíces en dos mundos. Lo debió decir
Pitágoras y después lo han repetido muchos desde Sócrates para adelante.
Arquíloco, mi reencarnación anterior, lo vivió así:

DIALÉCTICA

Soy de carne y hueso
una carne mal amasada
y unos huesos que apenas
sostienen los desmadejados nervios
que van y vienen trayendo y llevando
mensajes
que dos mundos en mí, a mi pesar, se intercambian.

Desde el reducto sutil, ideal, bien entramado,
en que todo discurre sereno y preciso
y donde se anuda toda convergencia
desciendo a la sensación, a la carne,
y verifico mi palpitar solitario, distinto,
y exulto en mí mismidad hasta el vértigo.

¡Oh ciencia de las ciencias,
ciencia de la ida y el retorno!


sábado, 15 de noviembre de 2014

ENIGMAS DE ARQUÍLOCO

ARQUÍLOCO y SUS ENIGMAS

Aei de malista de nun eukairon eipeín: mataioths mataiothtvs kai pantamataioths.

Os voy a proponer cuatro enigmas.

PRIMER ENIGMA: El puente se queda y el agua se va.
¿Qué queda de todo?

         Mi amigo Heráclito solía sentarse a orillas de los ríos y allí se ponía a pensar. Y allí se le ocurrió aquello de Todo corre Panta reí. O dicho de otra manera No nos bañamos dos veces en el mismo río. Era un poco nostálgico este Heráclito.
            Yo prefiero al sabio Simónides. También le gustaba el agua; y navegar.
Un buen día se embarcó en el puerto del Pireo rumbo a la costa jónica. Todos los pasajeros que iban con sus maletas le preguntaban Y tú Simónides dónde llevas tu bagaje. A lo que él respondía Mea cuncta sunt mecum: Todo lo mío va conmigo.
          Cuando iban por alta mar se levantó una tremenda tempestad, el capitán mandó tirar todas las cosas pesadas por la borda. Los marineros le preguntaban a Simónides: y tú no tiras nada. -Todo lo mío va conmigo, les respondió. La tempestad les lleva hasta una isla semidesierta y aparecen unos piratas que les roban las joyas y las cosas de valor que les quedaban. Le preguntan a Simónides: ¿Tú que llevas? -Todo lo mío va conmigo, fue toda su respuesta. Finalmente se los llevan esclavos y los venden en la ciudad de Éfeso. Enseguida lo reconocieron los sabios de la ciudad, lo compraron y le dieron libertad.

A mí me lo contó Esopo y me hice estas reflexiones:

HERÁCLITO

Todo fluye,
sabio Heráclito,
todo se escurre por entre los dedos,
torpes manos.
¿Se quedó en la orilla,
o tal vez quiso
nadar contra corriente?

Nada escapa
al que sabe navegar;
todo va con él,
así  el sabio Simónides
del que hablaba Esopo.

Todo movimiento es relativo,
Einstein lo dijo
y es algo muy distinto.