martes, 4 de septiembre de 2018

SLOTERDIJK Y LA CULTURA ACTUAL


SLOTERDIJK Y LA CULTURA ACTUAL 
Antonio Durán, andurangm@gmail.com 
Publicado en Incursiones en lo sagrado. Ed. Anaquel 2012



El tema que nos ocupa, lo sagrado, no se afronta aquí directamente pero en cambio intentamos llevar a cabo con la ayuda del autor algo así como un desbroce en la maraña que una cierta cultura actual parece tejer en torno al mundo interior que nos habita. Tal vez así pueda salir a la luz ese espacio en que tienen lugar no sólo los sueños sino también las grandes intuiciones; es el espacio de la comunicación, de los intercambios más ricos, en él tienen lugar las visiones más lúcidas de nuestras conexiones con nuestro entorno físico y humano.

1. Hay un primer tema que  Sloterdijk  desarrolla en El pensador en escena siguiendo a Nietzsche: La disolución del sujeto individualista burgués transformado  en terreno de juego o escenario en que actúan diversas fuerzas impersonales y anónimas.
El yo es una zona fronteriza irreal en que la fuerza dionisíaca vital y sexual descubre  el placer apolíneo de la contemplación y del sueño.
De la individuación, fuente de todo sufrimiento, se sale o por la embriaguez que rompe las fronteras del yo  o por el sueño que transforma al individuo en formas bellas  inmateriales.
En el Arte se funden estos campos: sueño y embriaguez, representación e impulso; es la mentira feliz.
La filosofía, arte de lo soportable, completa la labor por medio de lo razonable y asumiendo las divinas manías que nos arrastran: poesía, profecía, religión, amor.[1]
La Verdad, más que un ajuste mente-cosa es un problema de gusto y olfato (“Por el olor descubro las ideas que huelen a rancio y las que nos hacen vivir”), se hace mordiendo y cantando, en la risa y en el llanto, es algo que puede ser bailado, está en la inspiración, las resonancias que nos trae la lengua. [2]

2.     Un segundo tema, ya en Esferas I y en la obra anterior: La crítica a la Modernidad: volcada a lo exterior deja al sujeto sin cobijo.

- Ha dado la vuelta al globo terráqueo con barcos, con capitales, con los media; sabemos cada vez más sobre lo más hondo y lo más alto de la materia, pero allí  no está el hombre, anda perdido, sin cobijo.
- Trata de reconstruir la burbuja de ilusión perdida con:
.. el Estado de bienestar,
.. el Mercado mundial,
.. la esfera de los Media.
- Pero a pesar de sus aportaciones en organización política, en tecnología y riqueza, ha olvidado la ecología del dolor, esa que provoca las revoluciones: proletaria, feminista, despliegue de lo inconsciente…,
 Será la psicología profunda, precisa nuestro autor, la que, dejando de lado los sujetos entre en las heridas civilizatorias y ayude a inventar formas de vida soportables para todos.
Y esto supondrá un volver la mirada a las relaciones interpersonales y su espacio peculiar de resonancias que van desde la experiencia placentaria al paso al mundo del lenguaje que nos inspira aquellos recuerdos sonoros, esa inspiración que constituye la realidad espiritual que nos envuelve y protege.
Siempre hay una realidad dúplice que como la de madre-hijo hay que ir rompiendo para adentrarse en espacios más amplios. Desde el in-fans (no-hablante) al adolescens (que se duele) y de éste al adulto (que se dolió); y en definitiva de los apegos maternos al mundo de la cultura.

3.     El mundo de la Cultura

El niño viene al mundo con un una dote de recuerdos sonoros significativos experimentados en el seno materno y que proyecta al mundo aéreo, su nueva envoltura. El contexto se convierte en texto, el caos en mundo.
Así surgieron los vínculos desde la horda a los imperios, así los grandes sistemas metafísicos de Europa y Asia, su último testigo Hegel. Los pueblos que duran son los grandes constructores de esferas de supervivencia.  La cultura hindú, según Le Bon, antes que construir palacios elaboró libros. [3]

El arte está en jugar con la fuerza originaria altamente mediatizada y protegida, eso nos permite profundizar en los fundamentos de la cultura.
Nietzsche piensa que “bajo la magia de lo dionisíaco, no sólo se renueva el vínculo de reciprocidad existente entre hombre y hombre: también la naturaleza enajenada, hostil o subyugada celebra su fiesta de reconciliación con su hijo predilecto, el hombre... como si el velo de Maya hubiera sido desgarrado y ahora sólo  ondeasen los jirones, ante la misteriosa unidad primordial. Cantando y bailando se muestra el hombre como miembro de una comunidad superior”
¿Socialismo estético?
En la práctica Nietzsche ve que el individuo no soporta la proximidad de esas realidades:
Lo que antes parecía una feliz disolución, ahora se convierte en atroz desmembramiento; el Eros del retorno al seno de la tierra y del grupo se transforma en el pánico de la disolución, - y añade Sloterdijk - en el horror a la vulvocracia socialista.
Es necesario calmar el celo de los machos dionisíacos con el dique de la cultura, sólo así surge la civilización que pone los símbolos en lugar de las cosas, que es como tratarlas con la debida precaución.
Pero entonces aparecen las raíces dionisíacas de lo apolíneo y con ello su relativización y la sospecha sobre todas sus verdades. (Sloterdijk 2000, 67- 68, 73 – 74.)

4.     El espacio espiritual
¿Dónde buscar al hombre?, ¿En sus relaciones con las cosas que transforma o en sus relaciones con sus semejantes que le inspiran resonancias?
¿De dónde viene la “inspiración” que convierte al hombre en caja de resonancia?
El lenguaje hace posible la comunicación, fundamento de la asociación de los seres humanos en comunas o pueblos. ¿Es acaso el lenguaje la casa del hombre?, ¿Su  “medio”, su esfera?
La inspiración y el lenguaje nos sitúan en un espacio peculiar, el espacio espiritual, y el dato más simple es que se trata de una magnitud al menos dúplice o bipolar. Diferente del espacio geométrico constituido por puntos aislados.
Lo esencial del espíritu es estar ya frente a otro espíritu, ser resonancia entre polos que se atraen, dualidad correlativa.
El mito bíblico del Dios alfarero  que sopla en el interior de su obra de barro, aparte la asimetría, que da lugar al dominio del sacerdote o el terapeuta, deja patente la importancia del pacto pneumático: es cosa de dos el estar hecho  “a su imagen y semejanza”. [4]
Hay una fuerza de compenetración entre ciertos pares escogidos que puede extenderse a comunas, equipos, proyectos de grupo, incluso a pueblos enteros. Están como envueltos en un espacio inmunológico: de hecho nunca han vivido los seres humanos en inmediatez a la llamada naturaleza o a lo que se llama los hechos mismos. Ser-en-el-mundo significa ser en un espacio al que ellos han dado forma, que van transformando constantemente, incluso rompiendo determinadas formas para dar paso a otras más habitables.
Hay una duplicidad en todo sujeto, similar a la dualidad freudiana madre-hijo o a los amantes inseparables, los juramentados; cuando esos dos se abren el uno al otro experimentan vivir envueltos en una esfera de resonancias.
Esa primera esfera salta cuando el sujeto se inserta en el mundo adulto. Entonces hay una primera sensación de desamparo ante el descubrimiento de cosas que parecen extrañas, que uno no puede apropiarse, identificarse con ellas.
Pero trae consigo una “dote de recuerdos del campo simbólico y de su fuerza circundante” que proyecta al nuevo espacio y le hace superar el trauma del intruso. Esto le hace integrar  todo lo molesto, lo dinamitador de esferas, y seguir un proceso  de consolidación del mundo, de avecindar en un interior amplio cualquier afuera. El contexto se va convirtiendo en texto.
Eso fueron las síntesis metafísicas de Europa y Asia: meterlo todo en un mundo de sentido, de escritura. En este sentido será Hegel la última catedral lógicamente ensamblada.
Desde la horda al imperio tejen sobre sí el cielo protector de una ideología de la que viene la inspiración compartida. Estas construcciones son el cielo protector de miles y millones de individuos que comparten proyectos, rituales, melodías… que les mantienen unidos mientras duran y que se desmoralizan cuando pierden fuerza.
Fueron los imperios politécnicos los que a través de cuatro milenios aceleraron la historia hacia expectativas de orden. Pero necesitaron dioses que trabaran el conjunto. La persistencia del judaísmo por tres milenios prueba, más que la existencia de Dios, la de esferas de supervivencia, esferas semánticas, con dioses, historia, artes. 
Los pueblos que duran demuestran su genio etnotécnico: como el judaísmo, el brahmanismo indo-ario y la cultura china.

5.     Conclusión
No sé si con este sucinto recorrido por algunos aspectos de la obra de nuestro autor hemos logrado dar respuesta a nuestro propósito inicial: desbrozar un camino que nos lleve a lo más genuino del hombre, a ese mundo interior olvidado por la arrogancia del cientifismo dominante en la cultura actual. 
De todas formas podemos concluir como éste lo hace en su introducción:
El paso del hombre de los regazos maternos reales y virtuales  a los cosmos impermeables de las grandes culturas regionales y de éstos a los mundos descentrados y permeables de la cultura global moderna es el tema que nos ocupa.
Siempre teniendo en cuenta tanto los riesgos de los procesos de transferencia de micropsicosis a macropsicosis, como la pretensión de la fuerza de las esferas de que se les subordine todo lo que no encaja en su redondez y en particular el yo caprichoso que desde siempre se resiste a dejarse asimilar sin más.
Aquí el concepto de esfera quiere ser una “reposada mirada panóptica a lo más notorio”,  a esa “espacialidad interior animada” un tanto olvidada por la cultura científica europea actual. Que no hay que confundir con  las nociones de Spengler sobre las culturas como “seres vivos de rango superior”. 

BIBLIOGRAFÍA
PLATÓN, El banquete, Fedón, Fedro. Ed. Labor, Barcelona, 1983.
SLOTERDIJK, El pensador en escena. Ed. Pre-Textos. Valencia, 2000.
SLOTERDIJK, Esferas I y III. Ed. Siruela, Madrid 2003 y 2009.
LE BON, Gustav. Las civilizaciones de la India II. Ed. Montaner y  Simón. Barcelona 1901.
NIETZSCHE, Obras inmortales. Ed. Teorema. Barcelona, 1985.



[1] PLATÓN, Fedro 244A – 250C, Pero el caso es que los bienes mayores se nos originan por locura, otorgada ciertamente por don divino” ...
[2] Es distinto ver el mundo desde las convenciones, desde la ontología vulgar y sus nociones de normalidad, sujeto-objeto, valores universales, buena voluntad... o verlo desde los hechos, la existencia como drama de placer y dolor.
De ahí la diferencia entre verdad como ritualización: una realidad en lugar de otras conforme a criterios de lo soportable y mensurable; y verdad como trasfondo vivido, resonancias de placer/dolor que dejan en nuestro cuerpo los acontecimientos que vivimos;  punto en que se encuentran individuo /naturaleza, vida /sociedad; aquello en que consiente toda la modernidad como protopolítica: la ecología del placer /dolor: la gran mayoría no debe sufrir eternamente por una minoría. Cf. SLOTERDIJK, El pensador en escena. Ed. Pre-Textos. Valencia, 2000, pp. 153 – 156. Ver NIETZSCHE, Zaratustra, c. III.
[3] LE BON, G. Las civilizaciones de la India. Ed. Montaner y  Simón. Bna. 1901. Vol. II, pp. 186-195.

[4] SLOTERDIJK, Esferas I. Ed. Siruela 2003, p. 48.