domingo, 16 de septiembre de 2012

INCURSIONES EN LO SAQGRADO

INCURSIONS EN LO SAGRADO. A cargo de Rubén Muñoz Martínez y Antonio Durán. Ed. Anaquel. Sevilla 2012.

Facilito aquí mis artículos dentro de la obra colectiva.

SLOTERDIJK Y LA CULTURA ACTUAL
Antonio Durán, andurangm@gmail.com

El tema que nos ocupa, lo sagrado, no se afronta aquí directamente pero en cambio intentamos llevar a cabo con la ayuda del autor algo así como un desbroce en la maraña que una cierta cultura actual parece tejer en torno al mundo interior que nos habita. Tal vez así pueda salir a la luz ese espacio en que tienen lugar no sólo los sueños sino también las grandes intuiciones; es el espacio de la comunicación, de los intercambios más ricos, en él tienen lugar las visiones más lúcidas de nuestras conexiones con nuestro entorno físico y humano.

1. Hay un primer tema que  Sloterdijk  desarrolla en El pensador en escena siguiendo a Nietzsche: La disolución del sujeto individualista burgués transformado  en terreno de juego o escenario en que actúan diversas fuerzas impersonales y anónimas.
El yo es una zona fronteriza irreal en que la fuerza dionisíaca vital y sexual descubre  el placer apolíneo de la contemplación y del sueño.
De la individuación, fuente de todo sufrimiento, se sale  o por la embriaguez que rompe las fronteras del yo  o por el sueño que transforma al individuo en formas bellas  inmateriales.
En el Arte se funden estos campos: sueño y embriaguez, representación e impulso; es la mentira feliz.
La filosofía, arte de lo soportable, completa la labor por medio de lo razonable y  asumiendo las divinas manías que nos arrastran: poesía, profecía, religión, amor.[1]
La Verdad, más que un ajuste mente-cosa es un problema de gusto y olfato (“Por el olor descubro las ideas que huelen a rancio y las que nos hacen vivir”), se hace mordiendo y cantando, en la risa y en el llanto, es algo que puede ser bailado, está en la inspiración, las resonancias que nos trae la lengua. [2]

Un segundo tema, ya en Esferas I y en la obra anterior: La crítica a la Modernidad: volcada a lo exterior deja al sujeto sin cobijo.

- Ha dado la vuelta al globo terráqueo con barcos, con capitales, con los media; sabemos cada vez más sobre lo más hondo y lo más alto de la materia, pero allí  no está el hombre, anda perdido, sin cobijo.
- Trata de reconstruir la burbuja de ilusión perdida con:
.. el Estado de bienestar,
.. el Mercado mundial,
.. la esfera de  los Media.
- Pero a pesar de sus aportaciones en organización política, en tecnología y riqueza, ha olvidado la ecología del dolor, esa que provoca las revoluciones: proletaria, feminista, despliegue de lo inconsciente…,
 Será la psicología profunda, precisa nuestro autor, la que, dejando de lado los sujetos entre en las heridas civilizatorias y ayude a inventar formas de vida soportables para todos.
Y esto supondrá un volver la mirada a las relaciones interpersonales y su espacio peculiar de resonancias que van desde la experiencia placentaria al paso al mundo del lenguaje que nos inspira aquellos recuerdos sonoros, esa inspiración  que constituye la realidad espiritual que nos envuelve y protege.
Siempre hay una realidad dúplice que como la de madre-hijo hay que ir rompiendo para adentrarse en espacios más amplios. Desde el in-fans (no-hablante) al adolescens (que se duele) y de éste al adulto (adultus: que se dolió); y en definitiva de los apegos maternos al mundo de la cultura.

El mundo de la Cultura

El niño viene al mundo con un una dote de recuerdos sonoros significativos experimentados en el seno materno y que proyecta al mundo aéreo, su nueva envoltura. El contexto se convierte en texto, el caos en mundo.
Así surgieron los vínculos desde la horda a los imperios, así los grandes sistemas metafísicos de Europa y Asia, su último testigo Hegel. Los pueblos que duran son los grandes constructores de esferas de supervivencia.  La cultura hindú, según Le Bon, antes que construir palacios elaboró libros. [3]

El arte está en jugar con la fuerza originaria altamente mediatizada y protegida, eso nos permite profundizar en los fundamentos de la cultura.
Nietzsche piensa que “bajo la magia de lo dionisíaco, no sólo se renueva el vínculo de reciprocidad existente entre hombre y hombre: también la naturaleza enajenada, hostil o subyugada celebra su fiesta de reconciliación con su hijo predilecto, el hombre... como si el velo de Maya hubiera sido desgarrado y ahora sólo  ondeasen los jirones, ante la misteriosa unidad primordial. Cantando y bailando se muestra el hombre como miembro de una comunidad superior”
¿Socialismo estético?
En la práctica Nietzsche ve que el individuo no soporta la proximidad de esas realidades:
Lo que antes parecía una feliz disolución, ahora se convierte en atroz desmembramiento; el Eros del retorno al seno de la tierra y del grupo se transforma en el pánico de la disolución, - y añade Sloterdijk - en el horror a la vulvocracia socialista.
Es necesario calmar el celo de los machos dionisíacos con el dique de la cultura, sólo así surge la civilización que pone los símbolos en lugar de las cosas, que es como tratarlas con la debida precaución.
Pero entonces aparecen las raíces dionisíacas de lo apolíneo y con ello su relativización y la sospecha sobre todas sus verdades. (Sloterdijk 2000, 67- 68, 73 – 74.)

El espacio espiritual
¿Dónde buscar al hombre?, ¿En sus relaciones con las cosas que transforma o en sus relaciones con sus semejantes que le inspiran resonancias?
¿De dónde viene la “inspiración” que convierte al hombre en caja de resonancia?
El lenguaje hace posible la comunicación, fundamento de la asociación de los seres humanos en comunas o pueblos. ¿Es acaso el lenguaje la casa del hombre?, ¿Su  “medio”, su esfera?
La inspiración y el lenguaje nos sitúan en un espacio peculiar, el espacio espiritual, y el dato más simple es que se trata de una magnitud al menos dúplice o bipolar. Diferente del espacio geométrico constituido por puntos aislados.
Lo esencial del espíritu es estar ya frente a otro espíritu, ser resonancia entre polos que se atraen, dualidad correlativa.
El mito bíblico del Dios alfarero  que sopla en el interior de su obra de barro, aparte la asimetría, que da lugar al dominio del sacerdote o el terapeuta, deja patente la importancia del pacto pneumático: es cosa de dos el estar hecho  “a su imagen y semejanza”. [4]
Hay una fuerza de compenetración entre ciertos pares escogidos que puede extenderse a comunas, equipos, proyectos de grupo, incluso a pueblos enteros. Están como envueltos en un espacio inmunológico: de hecho nunca han vivido los seres humanos en inmediatez a la llamada naturaleza o a lo que se llama los hechos mismos. Ser-en-el-mundo significa ser en un espacio al que ellos han dado forma, que van transformando constantemente, incluso rompiendo determinadas formas para dar paso a otras más habitables.
Hay una duplicidad en todo sujeto, similar a la dualidad freudiana madre-hijo o a los amantes inseparables, los juramentados; cuando esos dos se abren el uno al otro experimentan vivir envueltos en una esfera de resonancias.
Esa primera esfera salta cuando el sujeto se inserta en el mundo adulto. Entonces hay una primera sensación de desamparo ante el descubrimiento de cosas que parecen extrañas, que uno no puede apropiarse, identificarse con ellas.
Pero trae consigo una “dote de recuerdos del campo simbólico y de su fuerza circundante” que proyecta al nuevo espacio y le hace superar el trauma del intruso. Esto le hace integrar  todo lo molesto, lo dinamitador de esferas, y seguir un proceso  de consolidación del mundo, de avecindar en un interior amplio cualquier afuera. El contexto se va convirtiendo en texto.
Eso fueron las síntesis metafísicas de Europa y Asia: meterlo todo en un mundo de sentido, de escritura. En este sentido será Hegel la última catedral lógicamente ensamblada.
Desde la horda al imperio tejen sobre sí el cielo protector de una ideología de la que viene la inspiración compartida. Estas construcciones son el cielo protector de miles y millones de individuos que comparten proyectos, rituales, melodías… que les mantienen unidos mientras duran y que se desmoralizan cuando pierden fuerza.
Fueron los imperios politécnicos los que a través de cuatro milenios aceleraron la historia hacia expectativas de orden. Pero necesitaron dioses que trabaran el conjunto. La persistencia del judaísmo por tres milenios prueba, más que la existencia de Dios, la de esferas de supervivencia, esferas semánticas, con dioses, historia, artes. 
Los pueblos que duran demuestran su genio etnotécnico: como el judaísmo, el brahmanismo indo-ario y la cultura china.

Conclusión
No sé si con este sucinto recorrido por algunos aspectos de la obra de nuestro autor hemos logrado dar respuesta a nuestro propósito inicial: desbrozar un camino que nos lleve a lo más genuino del hombre, a ese mundo interior olvidado por la arrogancia del cientifismo dominante en la cultura actual. 
De todas formas podemos concluir como éste lo hace en su introducción:
El paso del hombre de los regazos maternos reales y virtuales  a los cosmos impermeables de las grandes culturas regionales y de éstos a los mundos descentrados y permeables de la cultura global moderna es el tema que nos ocupa.
Siempre teniendo en cuenta tanto los riesgos de los procesos de transferencia de micropsicosis a macropsicosis, como la pretensión de la fuerza de las esferas de que se les subordine todo lo que no encaja en su redondez y en particular el yo caprichoso que desde siempre se resiste a dejarse asimilar sin más.
Aquí el concepto de esfera quiere ser una “reposada mirada panóptica a lo más notorio”,  a esa “espacialidad interior animada” un tanto olvidada por la cultura científica europea actual. Que no hay que confundir con  las nociones de Spengler sobre las culturas como “seres vivos de rango superior”. 

BIBLIOGRAFÍA
PLATÓN, El banquete, Fedón, Fedro. Ed. Labor, Barcelona, 1983.
SLOTERDIJK, El pensador en escena. Ed. Pre-Textos. Valencia, 2000.
SLOTERDIJK, Esferas I y III. Ed. Siruela, Madrid 2003 y 2009.
LE BON, Gustav. Las civilizaciones de la India II. Ed. Montaner y  Simón. Barcelona 1901.
NIETZSCHE, Obras inmortales. Ed. Teorema. Barcelona, 1985.







RELIGIOSIDAD  POPULAR
               Antonio Durán
  
Gran pagano
se hizo hermano
de una Santa Cofradía...
(Aº  Machado)
                                                                                                                          
Que aunque seamos comunistas
somos también rocieros.
Que eso no tiene na que ver.
(Los Maravilla, en una fiesta-mitin)



¿Qué tiene que ver con qué? ¿Qué tienen que ver el arte y estas instituciones que tradicionalmente han asumido la administración de lo sagrado  con la política, con los diarios conflictos de los diferentes grupos sociales? ¿No son realidades que están más allá de este mundo variable en la región de lo inmutable, de lo definitivo?
Es claro que no, cuanto tienden a configurar los comportamientos, cuanto de hecho influyen y son influidas por la vida cotidiana.
¿En qué consiste esta recíproca influencia?  Y, centrándonos en nuestro tema, ¿cuál es la función de las instituciones religiosas y sus diversas manifestaciones en la vida de los hombres y los pueblos? ¿Es solamente, como se ha dicho, hacer más soportable la vida?
Pero el problema puede plantearse en forma inversa. ¿Cómo la vida cotidiana influye en las instituciones religiosas y sus manifestaciones? ¿Existen unos mecanismos básicos con leyes propias que configuran las relaciones humanas y que se valen de las instituciones religiosas para redondear, embellecer y completar a nivel de pura representación las fisuras y conflictos que no se resuelven en la base?

Es un hecho que el mundo de hoy piensa y hace desde una situación diversa del mundo de nuestros ancestros. Se conocen y dominan nuevos aspectos del hombre y la sociedad. Tanto las relaciones hombre-mujer como las relaciones más amplias, de grupo, se ven afectadas por nuevos factores que abren a nuevos comportamientos. Así el control de natalidad, la emancipación económica de la mujer, el desarrollo  de los servicios públicos y las nuevas redes de comunicación  posibilitan continuas transformaciones en los comportamientos impensables en la sociedad tradicional. Lo mismo que, en la medida que la cultura se extiende, y los medios suministran  herramientas a propósito, la gente va desmitificando el sentido mágico de las instituciones y de la autoridad y descubriendo que cada miembro de un grupo es autoridad en su campo sin necesidad de investiduras extrañas.
Estas situaciones hacen necesaria una nueva tabla de valoraciones. Espontáneamente se perfila un nuevo tipo de hombre y de mujer con un sentido más agudo de su originalidad frente al grupo al mismo tiempo que con una conciencia más clara de sus vínculos con los demás y de sus responsabilidades en todo lo colectivo.
Pero hay más, la sacudida que sufre el mundo moral no deja intactos al mundo del arte y de las instituciones religiosas. El primer impulso del que descubre todo lo que en estas hay de encubridor y hasta embellecedor de situaciones inhumanas es el de barrer con todo y partir de cero. Pero olvida que estas son como el suelo, el humus del que se alimenta la misma razón humana en sus construcciones. O si se prefiere, forman parte de la atmósfera que respiramos, ese cosmos o noosfera que los seres pensantes hemos ido pacientemente construyendo, a modo de sistema inmunológico,  para hacer  nuestro medio habitable.

¿Qué es lo que hace a un arte o a una religión presentarse como obstáculos y no como fuerzas activadoras de los procesos que contribuyen a la habitabilidad del mundo? ¿Es algo consustancial a las mismas?
No ciertamente al arte que siempre ha tenido un sitio en todo tipo de cambio llámense transiciones o revoluciones. Pero las instituciones religiosas, ¿qué es lo que tienen de aprovechable en la construcción del mundo futuro?

Es evidente que supusieron un componente decisivo en el mundo que organizaron las pasadas generaciones. Pero tampoco es sólo un hecho de ayer. ¿Qué pueden significar las manifestaciones de los miles de personas que aclaman al Papa en sus apariciones en público o las aglomeraciones en la Meca o tantas otras formas de religiosidad popular? ¿Qué las movilizaciones andaluzas y peninsulares en torno a la Semana Santa, el Rocío, Fátima, Guadalupe o Montserrat? Y todo esto ¿qué tiene que ver con la vida de esos pueblos?
Hay un terreno movedizo en que se entrecruzan religión y arte, es el terreno en que se mueve la fantasía creadora. No por nada les encomienda Hegel el mismo objeto específico a ambas: expresar los intereses más profundos de la naturaleza humana y las verdades más comprehensivas del espíritu. Solo que una lo hace por medio de representaciones  exteriores y otra por representaciones interiores, por la meditación. “La meditación transporta al fondo del corazón, el centro del alma, aquello que el arte hace contemplar en lo exterior.” [5]
Se comprende por qué, sobre todo en los pueblos más extrovertidos, la religión se haga arte y el arte religión. Y tampoco resulta extraño aquí lo que Trotski dice del arte: En ella “el hombre expresa la exigencia de armonía y de plenitud de la existencia humana - añadiendo como buen revolucionario - es decir, de los bienes más preciosos que le niega la sociedad clasista. Por ello la obra de arte auténtica implica una protesta contra la realidad". [6]
O si se prefiere con Bloch: “Y doquiera el arte no se pierde en la ilusión, es lo bello, e incluso lo sublime, lo que sirve de medio para la percepción de la libertad futura." [7]

Por aquí creo que apunta un filón de lo religioso como posible fuerza activadora de los procesos por los que los hombres caminan hacia la liberación colectiva o si se quiere hacia un mundo donde se haga efectiva la solidaridad y la intercomunicación a todos los niveles. Una fuerza capaz de crear espacios de encuentro donde el hombre pueda sentir algo más que unos instintos de supervivencia satisfechos.
En efecto, al margen de utilizaciones interesadas por diferentes grupos de poder, es propio de lo religioso el hecho de favorecer una actitud frente a los otros y al mundo proyectada más allá de intereses personales e inmediatos, centrada en intereses colectivos, válidos para todos.
 Al fin y al cabo el mundo de lo sagrado en que las religiones se mueven está constituido por todo aquello que un grupo humano ha considerado intocable, separado, fundamental, sean los principios en que se funda la nación o los valores  y las leyes cuya transgresión es considerada una profanación.
Según Mircea Elíade[8], la  mayoría de los hombres sin religión se siguen comportando religiosamente sin saberlo, su forma de conducirse se ha constituido a partir de las situaciones asumidas por sus antepasados. Esto les permite una existencia abierta a valores que ya no son contingentes o particulares; esto es, les permite acceder al mundo del espíritu.

Por lo demás, la visión religiosa del mundo con sus representaciones de los intereses más profundos del espíritu humano, que dijo  Hegel,  constituye todo un horizonte en que desarrollar las capacidades más enriquecedoras tanto del individuo como de la sociedad. Claro está que esos intereses y esas “verdades”  expresadas desde la “imaginación creadora” no pueden menos que ser aproximaciones o indicios  que señalan caminos seguidos por personalidades que han sabido trasmitírnoslos  más con sus vidas que con sus palabras. La experiencia de los siglos va diciendo si esas invitaciones  “Por aquí hay un camino que vale la pena seguir”,  siguen teniendo alguna utilidad o son más bien un estorbo para dar un sentido a nuestra existencia acorde con nuestras mejores aspiraciones.

El problema está cuando se unen la pereza mental y la sospecha: el campo de miras se restringe, las verdades se endurecen y los procesos se quedan en ritos o rutinas.
Perdidos desde nuestros orígenes los instintos básicos del animal, nos dice Frankl, [9] y ahora perdida la memoria de nuestro pasado y tradiciones, andamos un tanto desorientados sin saber muy bien qué hacer y nos conformamos con hacer lo que hacen los otros o lo que nos mandan, y matamos el aburrimiento con el afán de dinero y poder o de sexo y placer. Nos resulta difícil dar un sentido a nuestra existencia.
Y no es que haya un sentido único para todos; a cada hombre, en cada tiempo y situación la vida le va planteando cosas diversas. Es cuestión de saberlas ver.
Hay quien busca el sentido sin salir de su individualidad y se lo plantea como autorrealización. Y no entiende que somos relaciones y que sólo dirigiéndonos a algo o alguien distinto de nosotros mismos podemos encontrar un mínimo de sentido. Cuanto más nos olvidamos de nosotros mismos y más nos entregamos a una causa o a una persona amada y más ampliamos nuestro campo de relaciones, más humanos nos volvemos y más se perfeccionan nuestras capacidades. Pues, si hay que creer a Erasmo, no hay más dicha que aquella que se comparte.[10] O volviendo a Hegel[11]: En la historia no hay lugar para la felicidad, los periodos de dicha son páginas en blanco. Sí hay satisfacción, pero no esa que se llama felicidad, sino satisfacción de los fines que sobrepasan los intereses particulares. Los individuos que hacen historia encuentran la satisfacción de cumplir sus fines, pero no tienen por qué ser felices.

  Volvamos a la pregunta por la existencia de esos mecanismos básicos que configuran las relaciones humanas cuyas fisuras y conflictos  tratan de afrontar tanto las ciencias humanas como las religiones y el arte.
Si bien las primeras afrontan las relaciones objetivas referidas al campo del derecho y la justicia, estas últimas se mueven en un nivel distinto. Se centran en lo que toca a lo más íntimo de la persona, ese mundo numinoso al que sólo a través de experiencias límites tenemos acceso y del que son los mejores ejemplos las experiencias de la belleza y el amor; esa conmoción interior que provoca en nosotros la belleza  de una obra de arte o el despliegue de algunos fenómenos de la naturaleza y esa profunda turbación que nos invade cuando nos adentramos en el terreno de la aventura amorosa.  “Cierto la muerte pone fin a las miserias de esta vida, - nos dice Hegel [12] citando al poeta Dschelaleddin Rumí -  y sin embargo la vida tiembla ante la muerte. Así tiembla el corazón ante el amor como si estuviera amenazado de muerte. Porque cuando despierta el amor muere el yo el severo déspota. Oh, déjalo morir en la noche y respira libre en la aurora.”
Y es que en el goce estético, como en el amor y en un conocimiento abierto recobramos momentáneamente la unidad de nuestro ser, liberándonos de nuestra propia individualidad.

¿No es ese es el espacio que tratan de abrir, cada uno a su modo, el mundo del arte y el de las religiones?  Es el mundo donde tiene lugar la inspiración y el contacto con esas fuerzas  que nos envuelven y que sólo experimentamos a la manera del ser heideggeriano  en la medida que nos vaciamos  de la arrogancia del antropocentrismo y la racionalidad técnica y dejamos lugar a los espacios de comunicación en que se oculta y aparece, en la medida en que nos orientamos hacia el misterio.  

Naturalmente este sería el desiderátum, pero en la práctica las instituciones  que pretenden arrogarse   su monopolio, como cualquier otro organismo vivo, tienen sus ciclos.
Si nos remontamos a los orígenes podemos constatarlo con Sloterdijk  [13]:
Cuando el hombre sale de la horda primitiva y pasa a formar los asentamientos que conlleva la cultura agraria, poco a poco surgen los reinos y los imperios, se empieza a pensar a lo grande; el mundo se globaliza pero persiste el esquema monárquico: siempre un centro, un principio dominador, un dios supremo. Aquí sólo se sienten en casa los príncipes y ministros, los sacerdotes y escribas y la burguesía de la capital. La periferia, como siempre, paga costes sin obtener beneficios y, naturalmente, se rebela.
Así surge el cristianismo en la periferia del imperio, un reducto de constante resistencia, y se extiende como fermento crítico por todo el Mediterráneo.
La Iglesia surge como un antiimperio dentro del imperio; pero a la larga copia al imperio hasta llegar a nuestros días como la única institución en que permanecen los principios de la política monárquica clásica.
Este tipo de política genera dos tipos de hombre: los selectos, servidores de lo absoluto, de lo grande, que interiorizan al estado y se entregan hasta el celibato por la causa y la masa para las cosas más rudas. En el lenguaje eclesiástico son clérigos y laicos,  con sus diversos menesteres (de clerecía, de juglaría...) [14]
Naturalmente cuando se enfrentan distintos absolutos de distintas totalidades,  la única salida es la guerra. Ya lo dijo el humanista Erasmo: Toda afirmación categórica es una declaración de guerra.[15]

Con la Postmodernidad, época después de dios y de los imperios clásicos, con 7,000 millones de seres humanos sin tarea común, unidos por los media, los capitales  y un trasfondo  simbólico de Derechos humanos, nos encontramos con el miedo a salir de las últimas totalidades, los estados nacionales o las iglesias hacia la sociedad global. Surgen las viejas identidades, conservadurismos, limpiezas étnicas...
Entonces sólo la cultura une a las superhordas, afina los tonos que posibilitan las sintonías, dirá Sloterdijk, construye sobre las superestructuras anteriores.
El gran problema del mundo globalizado es cómo convivir las diversas culturas. Vivimos la experiencia inversa a la Torre de Babel, hoy parece que el castigo más que la dispersión es la reunificación.
La sociedad se va estructurando en base a una racionalidad solamente técnica y olvida el sentimiento y lo privado, se globaliza la economía desconectada de la vida política y la cultura. [16]
Cada cultura es hermética para las otras, incomprendida o a lo más parodiada sin comprender como piensa Spengler que hacen asiáticos y americanos con la europea.
Si partimos del antagonismo de las diversas culturas, países y clases se llega a la criminalización del otro.
Sin llegar a estos extremos hay que admitir que las ideas no se comprenden sin el contexto ambiental y social en que surgen. Todo grupo humano tiene una sensibilidad y una experiencia que se refleja en su cultura.
Por otra parte las culturas cambian con las generaciones y en función de los cambios económicos y políticos, desde la visión mágica y antropomórfica de las culturas primitivas hasta la visión mecanicista de la era industrial o la visión de un mundo en red de nuestra era.
Está claro que el pensamiento hoy se nos presenta como un instrumento por una parte al servicio de la rentabilidad, de la permanencia en el poder de los grupos dominantes que tanto temen al futuro y por otra  de crítica contra los dogmas que mantienen el estado de cosas presente y apertura confiada al futuro. Hoy la mística de la técnica como solución a todos nuestros problemas nos resulta cada vez menos convincente.
Hay un retorno al pasado a los mitos de la raza, de las antiguas culturas, a las religiones, como reacción a situaciones políticas y sociales de insatisfacción. Hay una búsqueda de sentido al universo acorde con los sentimientos, con la lógica del corazón y la imaginación. El éxito de ciertas comunidades religiosas se debe a que tratan de dar respuesta a estas exigencias que escapan a la fría razón.
La razón es siempre un elemento perturbador, - y seguimos con Sloterdijk -,  destruye ilusiones, analiza y simplifica la complejidad. Nos es útil para la transformación de la realidad, para no darse de narices contra las leyes de la naturaleza que no se pliegan a nuestros sortilegios, aunque también es cada vez más consciente de sus límites frente a lo complejo, los fines últimos y los factores irracionales que dominan nuestro pensamiento. A veces a los científicos les pasa como a la iglesia: tras sus inicios como crítica a los dogmas de aquella acaban copiando su proceder dogmático.
Dicho esto, lo que procede es una cura de adelgazamiento de nuestras seguridades, un sometimiento al contraste del diálogo, una convivencia de creencias en el marco de la laicidad. Convalecientes de la fiebre metafísica del pasado “gozar de buen temperamento sin el tono regañón y gruñón, las notas características de los perros y de los hombres envejecidos en la sujeción”. [17]  
        
En la complejidad del mundo actual juega un papel importante todo aquello que saca al hombre de las estrechas miras y lo vincula a su entorno natural y humano. Habrá que hurgar una vez más en esas viejas experiencias de lo sagrado en que tantos hombres encuentran ese imprescindible camino de sentido, de acercamiento.

Santayana en su obra El sentido de la belleza, hablando de la imaginación religiosa nos dice: La imaginación ha contribuido a lo largo de la historia de la humanidad al desarrollo de ideales que expresan sus aspiraciones. A veces los materiales de la historia y la tradición se entremezclan y refunden con los de la imaginación dando lugar a esas figuras que admiramos, seguimos y amamos.
“Las más excelsas de estas creaciones no han sido obra de un solo hombre, sino el lento producto de la imaginación piadosa y poética. Partiendo de alguna personificación de la naturaleza o de algún recuerdo de un gran hombre, la tradición popular y sacerdotal ha refinado y desarrollado el ideal, convirtiéndolo en expresión de las aspiraciones humanas y en contrapartida de sus necesidades…”
“Tal vez sea un signo de mediocridad imaginativa promedia, o de fatiga de ciertos pueblos y épocas, el hecho de que tan fácilmente abandonaran estas creaciones supremas. Pues si conservamos la esperanza, ¿por qué no hemos de creer que lo mejor que podamos imaginar es también lo más verdadero?  Y, si desconfiamos en general de nuestras dotes proféticas, ¿por qué asirnos sólo a las más mediocres e informes de nuestras ilusiones?” [18]  

Podemos concluir nosotros respondiendo a nuestra pregunta inicial: Existen unos mecanismos básicos con leyes propias que configuran las relaciones humanas, sobre cuyas fisuras y conflictos  hombres tocados por una claridad de mente especial han tratado de proyectar luz y marcar rutas, más con sus vidas que con sus palabras.  Las instituciones religiosas  que han pretendido guardar su herencia  a través de la historia han sido como el andamiaje que ayuda a construir la convivencia. El problema está cuando se confunde el andamio con la casa.





[1] PLATÓN, Fedro 244A – 250C. “Pero el caso es que los bienes mayores se nos originan por locura, otorgada ciertamente por don divino”...
[2] Es distinto ver el mundo desde las convenciones, desde la ontología vulgar y sus nociones de normalidad, sujeto-objeto, valores universales, buena voluntad... o verlo desde los hechos, la existencia como drama de placer y dolor.De ahí la diferencia entre verdad como ritualización: una realidad en lugar de otras conforme a criterios de lo soportable y mensurable; y verdad como trasfondo vivido, resonancias de placer/dolor que dejan en nuestro cuerpo los acontecimientos que vivimos;  punto en que se encuentran individuo /naturaleza, vida /sociedad; aquello en que consiente toda la modernidad como protopolítica: la ecología del placer /dolor: la gran mayoría no debe sufrir eternamente por una minoría. Cf. SLOTERDIJK, El pensador en escena. Ed. Pre-Textos. Valencia, 2000, pp. 153 – 156. Ver NIETZSCHE, Zaratustra, c. III.
[3] LE BON, G. Las civilizaciones de la India. Ed. Montaner y  Simón. Bna. 1901. Vol. II, pp. 186-195.

[4] SLOTERDIJK, Esferas I. Ed. Siruela 2003, p. 48.

[5] HEGEL, G. F. De lo Bello y sus Formas. Espasa-Calpe, Madrid, 1977. Págs. 61-63.
[6]  TROTSKI, L. Sobre arte y cultura. Alianza, Madrid, 1973.
[7]  BLOCH, E. El Principio Esperanza. Ed. Aguilar, Madrid, 1977. Pág. 210.
[8] Lo sagrado y lo profano.
 http://www.filosofia-irc.org/Resumenes/Lo.Sagrado.y.lo.Profano.de.Mircea.Eliade.pdf
[9] FRANKL, El hombre en busca de sentido. Herder, Barcelona, 1979. Págs. 70-93.
[10] Elogio de la locura.& XLVI. Ed. Sarpe. Marid, 1984. Pág. 126
[11] La Raison dans l´Histoire. Union Générale d´Éditions. Paris 1965. Pág. 116.
[12] Filosofía el espíritu. & 573. Cf. http://es.scribd.com/doc/66664179/18/INTRODUCCION
[13]  Seguimos a SLOTERDIJK, En el mismo barco. Siruela. 1994.
[14]  Kleros significa suerte o lote en la herencia; laos pueblo, tropa, multitud.
[15]  L.c.
[16]  SOROS, G. Globalización. Planeta, Barcelona, 2002. Este autor apunta que las “amenazas asimétricas” son la respuesta a esa asimetría de la globalización. Cf. Págs. 193 – 196.

[17]  Cf. NIETZSCHE F. Humano demasiado humano. & 34. Ver en Obras Inmortales Tomo IV, Ed. Teorema, Bna. 1985. Pág. 1932.
[18] SANTAYANA, George. El sentido de la belleza. & 47. Ed. Tecnos, Madrid, 1999. Págs. 150-153.

martes, 7 de febrero de 2012

FILOSOFÍA ORIENTAL


FRANÇOIS JULLIEN, UN SABIO NO TIENE IDEAS

Extracto e interpretación de Antonio Durán

Cap. I (Pág. 1-128)

Se nos presenta una aproximación al mundo que
- ni es filosofía
- ni religión
- ni utopías políticas o científicas.

+ es  SABIDURÍA, un pensamiento que sirve para vivir.

- ¿Saber de la infancia del pensamiento, que diría Hegel? ¿ =/= Saber demostrado de la Filosofía?

- Un saber sin un punto de vista particular que nos encasille y tape a los demás. Que no responde al deseo de conocer ni de aclarar misterios.  Sino que  asume la totalidad e invita a tomar conciencia de lo que tenemos delante dejándonos impregnar por ello, saborearlo sin intentar explicarlo. Lo encontramos en los primeros pensadores chinos, así como en  las tradiciones de la sabiduría popular.

Ej. Confucio: está abierto a lo que pueda venir, ni se aferra a una idea ni excluye ninguna posibilidad; ni anclado en el tiempo  en una posición. De la obstrucción viene todo mal; lo real es continuo proceso. Una perspectiva tan amplia como el cielo disuelve toda individualidad. Seguir el justo medio – no inmóvil aristotélico – sino capacidad de moverse entre los extremos posibles.   (Págs. 15-43).

Funciona con dichos que son como indicios que dejan entrever otras cosas a partir de lo que representa. No es una verdad universal.

- La filosofía, desde el horizonte de la mirada,  capta las esencias, la arquitectura del mundo, define rasgos generales. Sistematiza y abstrae.
- La sabiduría, desde la observación, capta el fluir de la realidad, el desarrollo del mundo,  señala destacando aspectos globales. Desarrolla variaciones, ensarta ideas por parentesco.

Ej. Confucio: “Estudiar y aplicar: una satisfacción; que vengan amigos de lejos, una alegría; ser ignorado por los demás y no experimentar resentimiento alguno ¿no es acaso ser un hombre de bien?  (45- 60).

Nietzsche y Heidegger pretenden un “volver a antes de la filosofía”, al devenir originario. (“Canto de la noche” en Zaratustra [1] ).
En China se toma la razón europea desde otras perspectivas: se centra en el empalme entre lo manifiesto y lo oculto desde una  perspectiva que no ha empleado la filosofía y sí en parte la teología. No pretende escrutar lo oculto ni realizar prodigios.
Se centra en lo próximo: la vía va contigo. Lo mismo que existe un oculto demasiado lejano, existe uno demasiado cercano y cotidiano, de manera que o no se le presta atención o no se agota en su manifestación. Tanto las palabras y acciones del sabio como los fenómenos de la naturaleza contienen en ellos toda la vía de la que procede sin cesar la realidad: lo oculto está en el seno de lo evidente. No hay que ir a otra parte a buscarlo. Ver Wittgenstein [2].
Estamos atravesados por fuerzas inmanentes siempre renovadas y siempre presentes pero siempre más de lo que se manifiesta.   (Págs. 61- 67).

La sabiduría no piensa en objetos.

- Grecia desarrolla  el principio de libertad y
            .  piensa el objeto en relación al sujeto
            . piensa la realidad en conceptos.
Inventa la Filosofía, un pensamiento riguroso, en conceptos; pero se le escapa el fondo de las cosas. Se aleja de la Sabiduría, toma de conciencia sin conceptos, que queda en manos de la Religión y la Poesía. 

- Oriente parte de la espontaneidad, la autorrealización, el camino
            se centra en la sustancia universal
            Deja que la conciencia se desvanezca en esta sustancia.
Según Hegel China oscila entre las grandes generalizaciones y lo concreto minucioso.
Confucio trata de tomar conciencia del todo, la vía, el tao, en lo más pequeño y trivial por medio de la realización. Es un pensamiento del proceso y se prueba en lo cotidiano y lo concreto.
La Sabiduría consiste en un fondo inmanente que vamos realizando como cuando aprendemos a tocar un instrumento, la  obtenemos de nosotros mismo sin hacer de ello un objeto directo. Sin centrarnos en el yo individual. No se trata de un sujeto sino de un proceso, constituye como un fondo que no deja de manar y desarrollarse  por sí mismo.

+ Merleau-Ponty ve en Oriente  más que un pensamiento que no ha accedido al concepto, un pensamiento que puede enseñarnos nuestra estrechez de miras. No salimos de nuestros conceptos ni de nuestro eurocentrismo Atenas-Berlín.
Europa ha de salir de su idea de que sólo aquí se haya llegado a un pensamiento inmanente que refleja la realidad sin que haya otro tipo de pensamiento que no sea el pensamiento religioso basado en la fe y el misterio.
Habrá que asumir que hay un campo de pensamiento que afronta la realidad  sin el concepto y  sin el sentido trascendente del pensamiento religioso, desde una inmanencia,  la Sabiduría.

(Págs. 73 – 90)

 SIGUE PRIMERA PARTE  (Págs. 92- 128)
Nuestro autor después de precisar cómo los moístas centran su análisis del conocimiento en la relación objeto-nombre y no sujeto- objeto  (Creo que algo parecido a lo  que Russell  hace cuando dice que la palabra es un acuerdo mutuo pero no total o una simple convención[3]) y el consiguiente desarrollo de conceptos lógicos, la causalidad, los modos de predicación y coordinación, los conceptos abstractos de  espacio y tiempo… y su aplicación a las ciencias como la óptica la mecánica y la geometría. Tras subrayar también  su concepto de “a priori” como lo que se comprende por explicación y no por experiencia.
Tras esas precisiones, entra a comparar la China del S. –IV con la Grecia de la misma época y concluye: No se comunican entre sí pero se corresponden; en ambas se dan tanto la sabiduría como la filosofía, un saber a base de intuiciones y un saber en base a la causalidad, la argumentación y la necesidad lógica.

Luego, a través del tiempo,  se irán alternando  según interese más la vía, la práctica, que la teoría. También en Europa los estoicos (Epicteto, Marco Aurelio) ante la urgencia frente a las desgracias  de los tiempos meditan sobre lo sabio y la conducta.

En China se olvida la racionalidad moísta ya antes del S. –II. Una razón estaría en que los moístas eran artesanos despreciados, a diferencia de los confucianos, consejeros de corte, autosuficientes. Pero sobre todo por una resistencia a la filosofía en la que se ve sólo una trampa: El debate, la polémica, nos apartan de lo esencial: al dar toda la importancia a la argumentación y establecerse en la verdad, uno pasa de largo lo que hay que realizar. Es una antifilosofía que da paso a la sabiduría. Aunque se vuelva a la filosofía en el S. XX. (90- 98)

* Occidente se establece en la verdad, toma posición y de allí no sale; aunque deja una verdad para seguir otra. Así del mito se pasa al logos aunque se vuelva al mito bajo la forma de fe o religión. Así Parménides del rapto pasa a la lógica identitaria (A=A); Heráclito en cambio se fija en los procesos (A= ¬A).
* China no pretende conocer o demostrar, sino realizar, dilucidar; para ello no ve problema en asumir la unidad y complementariedad de los contrarios. Que lo uno sea también lo otro, que esté en lo contrario, hace posible los procesos, siempre son necesarios los polos opuestos, complementarios: yin y yang, lo uno está en lo otro: “Una vez yin, una vez yang, a la vez yin y yang, así es la vía, el dao”.
La filosofía piensa por exclusión (V/F), la sabiduría por igual admisión, admitiendo ambas posibilidades. El sabio ha dejado de excluir, superadas las contradicciones. No hay una historia de la sabiduría como la hay de la filosofía o de la ciencia.










            GRECIA                              CHINA


 
                                                                       > Occidente se obstina en la verdad desde el principio; cambia la naturaleza de lo verdadero  pero no la forma de afirmarlo y buscarlo. La misma actitud ante la verdad proclamada e inspirada de los antiguos que ante la demostrada, deducida y argumentada de la filosofía. Tratan de superar la ambigüedad de los sofistas y la imprecisión de la doxa en base al principio de contradicción y buscan una verdad inmutable.
 >Busca el soporte de la verdad en la SUBSTANCIA en los elementos primordiales.
 > La verdad monopoliza el pensamiento, aislándose por oposición, convergiendo en uno solo.
 > La garantía de verdad (pistis alhqhs) tanto jurídica como matemática es la DEMOSTRACIÓN admitida por el otro.


> Es agonista, dialógica, exclusiva.



> La vía tiene una meta sea un saber absoluto, sea una salvación: Ver Parménides o la Biblia (Yo soy el camino)


 > El pensamiento occidental se presenta como un camino de búsqueda que no tiene fin. Así hemos pasado
                - de la búsqueda de verdad a la búsqueda de sentido,
              - de la metafísica a la hermenéutica,                     
                -  de la ontología a la axiología.





< Oriente en cambio considera que incluso el silencio deja ver regularidades. Así Confucio: “¿Habla el cielo? Las estaciones siguen su curso, todos los existentes prosperan. ¿Qué necesidad tiene el cielo de hablar?”  La sabiduría sólo busca la regulación de la vía, el dao. Piensa lo posible en cada momento, busca lo correcto en devenir, lo que conviene a la situación, lo congruente.




<Busca los factores del cambio, YIN YANG.


< Piensan modalidades de acuerdo y congruencia no excluyentes, abiertas a la sabiduría. (El sabio no tiene ideas).

< Ni interesa la demostración ni se espera convencer al otro. Son formas más autoritarias, la verdad depende más de una AUTOEXPERIENCIA, es autorreferencial.
 <Es pacífica, solilocuente, comprensiva.
  “El vicio que amenaza al pensamiento no es lo falso, sino lo parcial. La desgracia de los hombres  proviene de que un aspecto parcial les ciega la mente.” (Xunzí, S. -III)
 < No hay meta, la armonía es la vía que muestra el mundo. El acuerdo con lo que exige cada momento, la congruencia es su modelo, o mejor, el cielo con su constante armonía. Regulación actual (=/=salvación).

<No les dice nada la cuestión del sentido de la vida. Es sabio quien ya no se lo plantea: aquél  para quien el mundo y la vida son evidentes. Ni misterio ni absurdo, simplemente dice “es así” y no “así sea” o por qué así. Ni aceptación ni interrogación, sino “es así”, moverse en esa realidad.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                            


















































[1] Es de noche: a esta hora hablan más fuerte todos los manantiales. Y también mi alma es un manantial. Es de noche: sólo ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y también mi alma es la canción de un amante. Hay en mí algo insatisfecho, algo insaciable, que quiere hablar. Hay en mí un ansia de amor, que habla asimismo el lenguaje del amor.

[2] Wittgenstein una vez más: « ¡Qué difícil me resulta ver lo que tengo ante los ojos!»                   (Observaciones, 1940). «Los aspectos de las cosas más importantes para nosotros están ocultos por su simplicidad y su cotidianeidad» (Investigaciones filosóficas, 1, 129).

[3] La evolución de mi pensamiento filosófico. Ed. Alianza 1976.Págs. 151 ss. Y Fundamentos de filosofía. Plaza y Janés. Los premios Nobel. Pág. 1677