jueves, 15 de septiembre de 2016

LA LLAMADA DEL ORIENTE

LA LLAMADA DEL ORIENTE

           
                                                  Antonio Durán,   andurangm@gmail. com

   
           “Están en juego nuestros más preciados valores…
                                 nuestro modo de vida:
         -  nuestras libertades de culto, de expresión y de reunión                -   nuestro derecho al voto y a la discrepancia”

1.      El problema.
¿Qué se puede decir de esto? ¿Hay algún sistema de valores que lo supere? ¿Hay alternativa?
¿Qué ofrecen las otras culturas no occidentales? ¿Tienen ellos algo que decir al respecto, qué valores pueden aportar a esta sociedad global que hoy se perfila? O hay que hacérselos asimilar sin más.
¿Cómo se ven estos valores en los países asiáticos y los demás países hasta hace poco sometidos a colonización y aculturación?

Pero a la hora de hablar de nuestros más preciados valores, nuestro modo de vida democrático y tolerante, más que mirar lo que decimos hay que mirar lo que hacemos.


2.      El modo de vida occidental.

a. El componente económico. Un potente entramado de redes por el que fluye la energía humana en forma de
     - riqueza material: mercancías y dinero fruto del esfuerzo común.
     - información: transmisión asimétrica de conocimientos sin verdadera comunicación.
Podríamos describir este hecho como la creación de un organismo de dimensiones planetarias cuyas arterias son el mercado y cuyos nervios son los medios de comunicación.
¿Problemas?
Sí, uno fundamental: es un organismo cuyas corrientes circulan en una sola dirección; sólo es sensible a lo que pasa en el centro y sordo a todo lo que no sea el sonido del dinero e insensible a dolor de la periferia.
Este malestar se quiere solucionar con un incremento constante del consumo. La bulimia como una salida a la esquizofrenia.

b.   El componente ideológico o visión del mundo que acompaña a esa globalización del mercado.
En principio tenemos:
- una tendencia hacia una progresiva integración de todos los pueblos en la línea de los derechos humanos.
- una realidad que es la imposición del modelo insensible a los valores de otras culturas.

Si bien es “Someter el entorno al dominio de nuestra razón que nos muestra lo que es bueno para todos” la idea de fondo que parece mover al mundo occidental.
Nuestras más prestigiosas teorías del Estado parten del hecho del egoísmo innato de los seres humanos, de nuestra condición de lobos, un tanto evolucionados pero al fin y al cabo lobos unos para los otros.
El individualismo, el afán de tener y acumular y la competencia, son los motores que hacen que la sociedad funcione. Sin que aparezca la “mano invisible”.

Habermas comenta:
Nuestra modernidad en Oriente destruye sus arraigos, desmorona las formas de vida tradicional y luego ni siquiera compensa con mejoras materiales de vida como pasa en occidente.
La globalización se impone por un mercado sin fronteras y una política de lucha e imposición del más fuerte, sin lugar para la comunicación y el diálogo que pudieran configurar un poder civilizado y universal. [1]   
La miseria y opresión política que esto genera son el caldo de cultivo para los fundamentalismos.

Y Srivastava y Segupta, [2] dos pensadores hindúes, apoyándose en la Sociedad Internacional para la Ecología y la Cultura, resumen la globalización como un proceso por el que los gobiernos
- quitan los derechos a los ciudadanos a favor de los inversores especuladores y de las corporaciones transnacionales.
- erosionan salarios, sociedad de bienestar y regulación ambiental a favor del mercado internacional.
- imponen una monocultura consumista como visión del mundo.

Por su parte Balakrisnan, [3] otro intelectual hindú, considera que aunque la globalización se presenta como una progresiva integración de los pueblos en el mundo, en el fondo este proyecto se perfila como una estrategia de EEUU para vender con libertad bienes y servicios y mover sus capitales por todo el globo valiéndose incluso de las organizaciones mundiales aparentemente imparciales.

Según  Sloterdijk [4] , la  Modernidad volcada a lo exterior ha dejado al sujeto sin cobijo.
Ha dado la vuelta al globo terráqueo con barcos, con capitales, con los media; sabemos cada vez más sobre lo más hondo y lo más alto de la materia, pero allí  no está el hombre, anda perdido, sin cobijo.
Trata de reconstruir la burbuja de ilusión perdida con: el Estado de bienestar, el Mercado mundial, la esfera de  los Media.
Pero ha olvidado la ecología del dolor, (de la acción dice Morin) esa que provoca las revoluciones: proletaria, feminista, despliegue de lo inconsciente…
Y esto supondrá un volver la mirada a las relacione interpersonales y su espacio peculiar de resonancias que van desde la experiencia placentaria al paso al mundo del lenguaje que nos inspira aquellos recuerdos sonoros, esa inspiración  que constituye la realidad espiritual que nos envuelve y protege.
…Siempre hay una realidad dúplice que como la de madre- hijo hay que ir rompiendo para adentrarse en espacios más amplios. Desde el in-fans (no-hablante) al adolescens (que se duele) y de éste al adulto (que se dolió); y en definitiva de los apegos maternos a los del mundo de la cultura.


El mundo oriental y el occidental se desarrollaron inicialmente en aislamiento mutuo, pero hoy, con el desarrollo de la globalización económica, la integración tecnológica, el desarrollo informático, todas las partes del mundo están interconectadas y las distintas culturas y filosofías coexisten con mutua influencia, lo que no excluye al mismo tiempo conflictos y guerras. Pero, con más claridad que en otras épocas la historia cultural de la especie humana hoy puede considerarse única.


3. Una aproximación al mundo oriental, pone de manifiesto formas muy distintas de hacer y pensar.

A.  En principio nos centramos en la India

Ciertamente su macropolítica repite nuestros modelos pero su intrahistoria, llámese literatura, tradiciones o formas de vida cotidiana, discurre por caminos diferentes:

a. El punto de partida: La armonía hombre-mundo. Más que considerar el medio como algo extraño que hay que plegar al servicio del hombre,  ven al hombre como parte de ese cosmos con el que ha de vivir en armonía.
Parece como si antepusieran las relaciones humanas, la comunicación y la cordialidad al bienestar material, como si estuvieran más preocupados por el mundo interior que por las transformaciones técnicas del medio. Parece como si su máxima escala de valor fuera el desprendimiento de todo, la pobreza voluntariamente asumida, no en vano los modelos más admirados no son los ricos en posesiones sino los ascetas y santones que pueden prescindir de todo cuidado por las cosas materiales.

Pero todo esto trae consigo indolencia, resignación a todo y pasividad, dejando a la misericordia de los que poseen bienes la tarea de compensar el mal reparto. Ya se sabe que limosna y beneficencia son una forma de mantener la servidumbre y la dependencia; no son el mejor camino para salir de las desigualdades.

Todos los extremos son viciosos y el arte está en saber guardar una cierta armonía. Ya en esta misma tradición hindú, en el Mahabharata se aconseja al príncipe que ha de emprender la guerra que también el camino de la acción es un camino que nos une a lo absoluto siempre que esa acción se realice con ánimo desprendido, porque así lo requiere la justicia de la causa y no el propio interés o la venganza. También en el mundo chino aparecen magníficamente sintetizados estos dos aspectos de la vida: acción y desprendimiento, así la fórmula del Tao te Kin: El sabio no retiene, hecha la obra no permanece en ella.
Estamos muy lejos de ese ideal de armonía entre  desprendimiento y acción que sería la clave de toda humana convivencia. 
  

b. Si entramos más a fondo hay que admitir que lo más genuino del pensamiento hindú es el ser un pensamiento de fronteras, un pensamiento que se sitúa en los límites de lo pensable, como diría Santayana,[5] vagabundea por todas las formas de la posibilidad de ser,  hecho mas con las vísceras y la imaginación que con la fría razón cartesiana.
Hay filosofías tristes, pesimistas, filosofías reaccionarias que al decir de  Lledó,[6]  inventan como excusa teórica el realismo, es decir, la aceptación sin más de lo dado. Un pesimista sería un realista bien informado.
Pero está claro que un pesimista no es otra cosa que uno que desespera de todo menos de las expectativas más sombrías  que se pueden  imaginar,[7] es alguien cuya imaginación  en vez de alimentarse de sueños se alimenta de pesadillas, es la personalidad necrófila de que habla Eric Fromm que sólo se encuentra a gusto entre las cosas muertas, metidas en formol.
Holderlin ha dicho que quien piensa lo más profundo ama lo más vivo. Es de ampliar los cauces de la vida de lo que se trata. Está claro que hay ideas rancias que huelen a muerte, que deprimen, e ideas vivas, como dirá Unamuno, ideas que nos hacen vivir. Por el olfato, decía Nietzsche, que diferenciaba él el valor de las ideas; y ninguna le valía la pena si ponía en juego la amistad. 

La mejor filosofía hindú es una apuesta por la vida y las utopías que la ensanchan. De ella proviene "lo que Leibniz llamó  la Filosofía Perenne  cuyo núcleo se puede resumir en cuatro presupuestos fundamentales:

.El mundo que percibimos no es toda la realidad sino un mero aspecto, lo asequible a nuestros sentidos.         
.La realidad trascendente puede ser captada por el hombre mediante un conocimiento directo, "contemplativo", que va más allá de la mera especulación y une al conocedor con lo conocido.         
.Esta posibilidad de captación se basa en que el hombre mismo participa de esta realidad inasequible a los sentidos ordinarios, posee un ser trascendente tras su fachada fenoménica con el que puede identificarse mediante determinadas prácticas.           
.El conocimiento inmediato, unitivo, de esta realidad trascendente libera de las contradicciones y miserias de la existencia humana.

 Estos cuatro presupuestos son, según la expresión de Leibniz popularizada por Huxley, como el máximo común divisor de todas las grandes religiones".[8]


La raíz de muchas de nuestras nociones que expresan de forma intuitiva los fenómenos más complejos puede situarse en la cultura hindú. Así:
. la noción de atman, muy relacionada con la de alma: designa el mundo interior del sujeto, la intimidad personal que está en contacto con Brahma, el espíritu del mundo,  del que es como un fragmento.
. la noción de maya , el velo de las apariencias que tejen las gunas, o cualidades de la materia, e ilusionan a los espíritus que no han llegado al fondo de las cosas. Quien disciplina su mente y trasciende los deseos ve a través del velo de Maya la unidad fundamental de todo lo existente. El concepto platónico de apariencias o mundo de la doxa,  y el concepto de fenómeno kantiano, tienen mucho que ver con todo esto.
. la idea del  Samsara  o rueda de las reencarnaciones, es para Shopenhauer  la "traducción al lenguaje popular, y en cuanto cabe en su limitación",[9] de la gran verdad de la unidad de todo, "el fin a que tiende toda doctrina religiosa, puesto que todo dogma de fe no es más que una vestidura mítica de la verdad, a la cual no puede elevarse la grosera inteligencia del hombre". Y continúa: "Jamás mito alguno se aproximó ni se aproxima tanto a la verdad filosófica, asequible a muy pocos, como ésta antigua del pueblo más noble y más antiguo, en el cual reina todavía como artículo de fe... Se comprende que Pitágoras y Platón aceptasen con admiración este mito..."  Es una forma plástica  de expresar la verdad filosófica de   que es la misma Voluntad la que vive en el que produce el mal como en el que lo sufre. Y que por tanto ésta siempre tiende a restablecer el equilibrio perdido.
. Es la idea del karma íntimamente unida a la de samsara, lo que modernamente Edgar Morin llama “la ecología de la acción”: toda acción una vez lanzada entra en un juego de interacciones y retroacciones en su medio que puede ser de consecuencias imprevisibles para el que está en su origen. [10]

c. Y un tercer rasgo que sorprende en la cultura oriental es la riqueza de vida interior en sus pueblos, la profunda interiorización de valores morales y estéticos, el arraigo profundo de las normas de convivencia no sólo las negativas o prohibitivas sino también las positivas relativas a la benevolencia y al gusto por la belleza y la experiencia mística y de todo lo que traspasa  fronteras.

Así lo expresa un mito del Atarva Veda (2º Veda): Prajapati deseó ser muchos... con la idea de disfrutar de los objetos de los sentidos, por lo que nos creó. Pero es una empresa peligrosa... pues es atrapado por el flujo de las cualidades de la materia…
...si se libera de aquellas cosas de las que se había llenado y por las que había sido vencido, entonces logra la conjunción con el espíritu, es decir, siendo realmente Brahma entra en Brahma. [11] 
 
La gran máxima de las Upanisad es “Tú eres Eso”. “Eso” es, por supuesto, el Atman o Espíritu, el pneuma griego, el rüh árabe, la ruah hebrea, el Amón egipcio, el ch´i chino; Atman es esencia espiritual indivisa sea trascendente o inmanente... [12]

Bergson ha hablado de esas dos formas de entender la primera persona, del yo superficial y el yo profundo. De cómo nos identificamos con apetencias o pulsiones que en nada responden a nuestros intereses más íntimos. De cómo nos derramamos en un mundo de cosas que acaban cosificándonos, proyectándonos en una exterioridad en que nos perdemos con el consiguiente desasosiego. Contrapone a esto la intuición que es capaz de captar en su flujo ese "elan vital" que nos atraviesa y que escapa a toda objetivación. Incluso recurre al testimonio de los místicos de todas las culturas como seres privilegiados capaces de vivir esta experiencia en su máxima expresión.

  Con los debidos reajustes no viene mal echar un vistazo en la dirección que señalan las Upanisad cuando nos invitan a ver las cosas desde la perspectiva de ese atman o vida interior, que dirige gozosa el discurrir de la energía (karma) a su través, sin miedo a los ciclos (samsara), ni a las apariencias (maya) que podemos confundir con la realidad.


Según Adrados, la especulación griega sobre los orígenes de todo da lugar a la ciencia y en cambio la hindú, a una doctrina de salvación.

Tal vez esta diferencia entre la sociedad occidental  y la oriental estribe en sus orígenes.
Mientras la sociedad occidental es obra fundamentalmente de caudillos y se unifica sobre la base del Estado: Alejandro, Julio Cesar, Carlos V... Grecia, Roma, Estados modernos,
La oriental se debe más a poetas, místicos y reformadores religiosos, que  son los que dan forma a sus sociedades y marcan las pautas de convivencia más que los políticos o caudillos y las instituciones del Estado.[13]  Ya en los Vedas, sus relatos fundacionales, se presentan, según Le Bon,[14] como un pueblo que compone libros antes que hacer palacios y monumentos de piedra.
Piensen en los autores del Ramayana, y el Mahabharata (-X), luego la llegada de Buda (-VI) y periodo búdico  posterior, El neobrahmanismo y jainismo, y el Gandhi de la India contemporánea.

Esto marca el tipo de valores  que se desarrollan y el nivel de asimilación de los mismos. Por la fuerza sólo se puede imponer lo negativo, no se puede imponer la benevolencia.  Sólo desde otras instancias se puede llegar a lo más hondo del hombre. Como dirá Confucio, por el miedo al castigo no se fomenta el sentido del honor.
Con esto no se niega la presencia de injusticias y  brotes de violencia. 

Hay un  ir y venir de lo mental a lo físico y de lo físico que vuelve   a apuntar a ese más allá de naturaleza aérea o si se quiere espiritual.

Pero hay que reconocer que no siempre se da ese flujo. Es cierto que a veces este ritmo se corta, bien porque las representaciones han formado una costra y dejan de apuntar a sus objetivos, son los fanatismos, dogmatismos y todo tipo de prejuicio que no admite contraprueba, bien porque embrutecidos nos volvemos insensibles a todo lo que está más allá de nuestra piel. Pero de esto sabemos mucho los occidentales.

Si los diagnósticos de Weber sobre el espíritu del capitalismo no andan muy desacertados, el mundo occidental estaría sumergido en un vacío de sentido repitiendo esquemas  que no sabe a dónde apuntan. “El estuche se ha quedado vacío de espíritu..., si esto no se remedia los “últimos hombres” de esta fase de la civilización podrán aplicarse esta frase: “Especialistas sin espíritu, gozadores sin corazón: estas nulidades se imaginan haber ascendido a una nueva fase de la humanidad jamás alcanzada anteriormente” [15] 
Para huir de  esa segunda disyuntiva ahí está la llamada del oriente.


    
B.   Sabiduría oriental, China.  [16]

Merleau-Ponty ve en Oriente  más que un pensamiento que no ha accedido al concepto, (la infancia de la filosofía) un pensamiento que puede enseñarnos nuestra estrechez de miras.

Quizás sea esta la dirección que está tomando la física moderna al decir de Fritjof Capra en su obra El Tao de la Física [17] .
Si bien, nos dice, los físicos han desconfiado siempre de la mística considerada como algo oscuro y misterioso, incomprensible, ha sido el pensamiento oriental el que clarifica esto con un pensamiento sin prejuicios.
Los místicos de todas las épocas han intentado captar el universo mediante la interiorización y la meditación; la física mediante la experimentación y la hipótesis. Aunque por caminos dispares llegan  a lo mismo: El universo como un todo intercomunicado, un flujo de energía del que somos parte. Así el concepto de ecología, que abarca mejor la nueva visión de la realidad, nos permite superar el dualismo cartesiano y considerar al hombre como Una hebra más en la trama de la vida e incluso entender que Los átomos danzan la danza de Siva. [18]

Habrá que asumir – según F. Jullien - que hay un campo de pensamiento que afronta la realidad  sin el concepto y  sin el sentido trascendente del pensamiento religioso, desde una inmanencia, tal es la Sabiduría, una aproximación al mundo que ni es filosofía ni religión ni utopías políticas o científicas sino pensamiento que sirve para vivir.

Así es la sabiduría china un pensamiento que no pretende conocer o demostrar, sino realizar, dilucidar, marcar un camino, el tao.

a. El punto de partida en China: la armonía de los contrarios.
- ni todo apariencias (budismo), ni un ser puro permanente, (mundo occidental) 
- el pensamiento chino busca la conciliación de los contrarios a través del tiempo: los estados de las cosas se concilian al sucederse alternativamente en el tiempo.

Toda aprensión implica antítesis: sujeto – objeto, luz – oscuridad… Cuando asumimos este fluir exterior internamente encontramos la armonía de que nos habla Confucio: al vivir en consonancia con el mundo que nos rodea logramos la paz interior que a su vez proyectamos en nuestro entorno. [19] 

b.El yin y el yang.  Su interpretación de la realidad  cambiante como animada por dos principios que se complementan,  se expresa de forma intuitiva por sus nociones de Yin (lo derivado, pasivo, oscuro, femenino, la línea dividida en dos...) y Yang (lo primigenio, activo, luminoso, masculino, la línea indivisa...).
 Estos tienen mucho que ver con la materia y forma o  la potencia y el acto aristotélicos o con la filosofía dialéctica de Hegel..


Sobre la complementariedad de los contrarios, lo que hace posible los procesos y el yin y el yang en el tao, encontramos sentencias como:
 “Una vez yin, una vez yang, a la vez yin y yang, así es la vía, el dao”.
 Así es la vida siete veces abajo ocho veces arriba.
"Cuando sobre la tierra todos reconocen la belleza como belleza, así queda constituida la fealdad. Cuando sobre la tierra todos reconocen la bondad como bondad así queda constituida la maldad. Porque “Ser y No Ser” crecen juntos…".  LAO TSE (S. –VI), Tao Te King, Cap. II.

La sabiduría es
- búsqueda del camino, el dao, lo posible en cada momento, lo que conviene a la situación, lo congruente.
- es pacífica, comprensiva. “El vicio que amenaza al pensamiento no es lo falso, sino lo parcial. La desgracia de los hombres  proviene de que un aspecto parcial les ciega la mente.” (Xunzi, S. -III). [20] Piensa modalidades de acuerdo y congruencia no excluyentes, abiertas. (El sabio no tiene ideas). Es un pensar del proceso que se prueba en lo cotidiano y lo concreto.
- constituye un fondo inmanente que vamos realizando como cuando  aprendemos a tocar un instrumento; lo obtenemos de nosotros mismos sin hacer de ello objeto directo, sin centrarnos en el yo individual; no es un sujeto sino un proceso. Constituye como un fondo que no deja de manar y desarrollarse por sí mismo.
Ni interesa la demostración ni se espera convencer al otro. Sus formas pueden pecar de autoritarias, la verdad depende más de una AUTOEXPERIENCIA, es autorreferencial.


c. - Su noción del Tao, o lo absoluto, en cuyo seno todo deviene, supone una gran abstracción metafísica, sólo parangonable a nociones de nuestros místicos, nos dice F. Jullien.
     Pero esta visión global que se busca no es visión mística de iluminados, sino visión desde diversas perspectivas y en proceso, a la manera que vemos el cielo: una totalidad de procesos en curso y que es así por sí mismo y no hay que buscar nada más allá a modo de fe. Incluso el silencio deja ver regularidades.
       
          Así Confucio (S –V) : “¿Habla el cielo? Las estaciones siguen su curso, todos los existentes prosperan. ¿Qué necesidad tiene el cielo de hablar?”  [21]

Ese trasfondo de las cosas a que llega la visión global viene a ser como la música de las esferas de que hablaron Pitágoras, Platón, Ptolomeo y otros.[22]
Zhuangzi (S. –VI) distingue tres tipos de música:
- Humana: el hombre la produce soplando o percutiendo.
- Terrestre: la produce el viento soplando en los árboles y orificios, distinta conforme a sus variedades.
- Celeste: cada realidad resuena según su propia disposición.
Las dos primeras suponen un agente, una relación causa – efecto, y exclusión de las demás.
La tercera se emite espontáneamente, nace de la animación de las cosas, inmanente. Es el rumor de la coexistencia, cada ser emana según su cavidad, no se excluyen.

Así la visión del sabio (el dao) hace coexistir los contrarios. Cada manera distinta de ver las cosas es la resonancia de un existente particular y como tal justificada.
Este cielo como fondo de lo natural y base de la sabiduría supone un ir al fondo de las cosas sin metafísica ni el más allá de la religión o mundo de las ideas.
Como tu cuerpo es un concierto a su manera, todo coexiste normalmente en armonía, así sucede con el mundo cuya espontaneidad el sabio no altera con su injerencia, se limita a dejar que venga lo que viene “así por sí mismo”
. Zhuangzi: “Si hay un amo del que procede la “autenticidad” de las cosas no se tiene de él señal alguna (F. Jullien, pág. 153).

La sabiduría consiste en no juzgar sino comprender, no quedarse en un punto de vista sino en arrojar luz sobre las cosas mismas. Quien tiene la mente abierta no se estanca en un solo lado, aloja lo uno y lo otro, así puede desplegarse.

No un desprendimiento que lleva a aniquilar al hombre y deja paso a la divinidad sino una disponibilidad que permite una comprensión global y comunitaria de la existencia de forma intramundana, una apertura heideggeriana que deja manifestarse a la cosa de forma espontánea, o si se quiere, un acercamiento desde el “yo profundo” de que habla Bergson que nos pone en contacto con el “elan vital” que nos atraviesa.  

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d. El destino. [23]
Hay un destino que está sobre el hombre, hay que conocerlo para saber a qué atenernos.
No sirven las visiones parciales, politeísmos; se requiere una visión global como es el taoísmo que contempla cielo y tierra como principios,  generador (yang) el primero y de la concepción (yin) el segundo, formando ambos un todo (dao).  
La ley que rige ese todo, reflejada en el día y la noche, las estaciones, el movimiento dual de los fenómenos, supone un fundamento último del mundo al que obedece el movimiento mismo, el Tao, similar al destino, fatum o anagkh.
Para dominar ese destino Lao Tse sigue un camino que va de las apariencias al ser, de un mundo condicionado por el espacio y el tiempo al mundo situado más allá del espacio y el tiempo, un camino de carácter místico.
Confucio en cambio, más realista, se centra en ocupar el sitio que nos corresponde en este mundo, basándose en la fuerza que da una profunda visión de las criaturas, del tiempo, sus cambios y sus leyes. El sabio como la estrella polar estando en su sitio hace que todo gire en torno suyo. Los antepasados nos marcan el camino de los hombres y el cielo el camino supremo: es el tao de los hombres y el tao del cielo.
En tiempos de crisis, antítesis, harán falta hombres responsables capaces de síntesis entre lo nuevo y las tradiciones.   


Podemos resumir con Quin Wei [24]
China alejada de la Antigua Grecia, se enfrentó, sin embargo, a problemas análogos, pero en la relación entre concepciones cosmológicas y preocupaciones éticas desarrolló una sabiduría practica orientada al desarrollo de la vida humana en el orden social.
Con el fin de establecer una sociedad armoniosa y moral,
- el Confucionismo presta mucha atención a la relación humana y la relación entre el ser humano y la sociedad, persiguiendo una personalidad perfecta.
- el Taoísmo de Lao Tse, persigue una armonía con la naturaleza, dejar el flujo natural que liga la acción humana a la fuerza del cosmos. Sobre todo, en base a “la fusión del Cielo y el ser humano”.
La filosofía china pone el énfasis en las experiencias, aboga por un pensamiento más intuitivo y se centra en la conexión entre todo lo existente. Más que “el por qué de las cosas” le interesa  “el qué y cómo hacemos”.


FIN




[1]   Habermas. Riesgos de la secularización. El Mundo. 15,10,01
[2]   Humanistic Globalisation. The Time of India. 23, 8, 01.
[3]   Globalisation true and false. The Hindu. 20, 8, 01.
[4]   Esferas I. Ed. Siruela, Madrid 2003.
[5]   Santayana, George. El sentido de la belleza. Tecnos. 1999. Pág. 150.
[6]   Imágenes y palabras. Taurus, 1998, p.405. Cit. por J. M. Piñero, Utopía y temporalidad en el Quijote.           Rev. ALFA, 9 (2001).
[7]  Ver Santayana l. c.
[8]  Carlo Frabetti, Prólogo al Bhagavad Gita. Ed. Bruguera. Bna. 1978.
[9]  El mundo como voluntad y representación. Ed. Porrúa. 1984. Págs. 275-276.
[10]                Edgar Morín lo expresa con el lenguaje actual. Después de concluir en La mente bien ordenada que el mayor logro del  conocimiento actual es el reconocimiento de los propios límites, (el descubrir que el único punto casi cierto es el punto de interrogación), y situarnos cara a cara con la incertidumbre,  sugiere tres viáticos:
1.                 Tener en cuenta la “ecología de la acción”: toda acción una vez lanzada entra en un  juego de interacción y retroacción  en su medio que puede llegar a consecuencias imprevisibles.
2.                 Dadas las condiciones inciertas en que nos movemos hay que ir continuamente modificando  nuestra acción en función de las nuevas informaciones.
3.                 En la incertidumbre todo proyecto es una apuesta al estilo pascaliano. Así evitamos las falsas certezas.  Es la fe incierta de Pascal, Unamuno o Dostoievski.
            La vida como aventura es el resultado.
[11] Cf. Ananda, El Vedanta y la tradición occidental. Siruela. Págs. 82-85
[12] Ananda, l. c. Pág. 19.
[13]    V. Octavio Paz, l. c.
[14]                Le Bon, Gustavo, Las civilizaciones de la India. Montaner y Simón. 1901.
[15]                Weber, Max. Ética protestante y el espíritu del capitalismo. Ed. Albor. 1999. Págs. 224-225.
[16] V. François Jullien, Un sabio no tiene ideas. Ed. Siruela 2001. En general lo seguimos en esta última parte.
[17] Fritjof Capra, El Tao de la Física. Ed. Sirio 2006.
[18] Según Einstein: Unidad y armonía son los rasgos tanto de una buena música como de una buena ciencia y una buena arquitectura.
[19] Richard Wilhelm, (misionero en China, muere en Tubinga +1930, cambia la visión de aquel país en Europa) La sabiduría del I Ching. Ed. Guadarrama. 1977. Pg. 40-41.
El sabio es “comprensivo” porque está tranquilo, relajado, sereno: más que una manera de ver es una manera de ser o de vivir. El taoísmo distingue un conocimiento amplio con la mente a gusto, despejada y abierta; y un conocimiento pequeño, estrecho, discriminatorio, crispado, que instaura barreras y divide.
[20] Cf. F. Jullien, l. c. Pág. 120.
[21] Goethe nos dice algo semejan te: “Silenciosas
reposan arriba las estrellas
y abajo las tumbas…
Pero del otro lado llegan
las voces de los espíritus
las voces de los maestros:
no dejéis de ejercitar
las fuerzas del bien.”
[22] Ver http://www.youtube.com/watch?v=bxpSeI7fRbs:  Kepler: Cada astro emite un sonido en función de su velocidad, existen intervalos asociados a los distintos planetas.
[23] Richard Wilhelm, l. c. págs. 120 ss.
[24] Quin Wei  La filosofía occidental y la filosofía china en los  orígenes. Tesis dirigida por Ramón Rguez. Aguilera. 2015