domingo, 16 de octubre de 2016

ESQUEMA DE LA TEMÁTICA A DESARROLLAR



INFLUENCIA DEL  ARTE EN NUESTRAS VIDAS.
PUNTOS A TRATAR EN LOS DIVERSOS TEMAS

 TEMA I. DIVERSAS FORMAS DE VIVIR LA ESTÉTICA
1.        LUGAR DE LA ESTÉTICA EN NUESTRAS VIDAS.
2.        SENTIMIENTO-RAZÓN, ¿MUNDOS SEPARADOS?
3.         LA EXPERIENCIA DE LA BELLEZA
4.        TIPOS DE BELLEZA.
5.        BELLEZA LIBRE.
6.        LA BELLEZA FIGURATIVA: EN GRECIA, EN EUROPA (DEL ROMÁNICO A LAS VANGUARDIAS), EN EL MUNDO ORIENTAL.

 TEMA II ESTÉTICA ÉTICA Y POLÍTICA
1.      ¿ARTE DESINTERESADO?
2.      ÉTICA Y ESTÉTICA
3.      ESTÉTICA Y LA POLÍTICA (UN ARTE: INTEGRADO,  EN CONFLICTO, REIVINDICATIVO, RECONCILIADOR).
4.      VIVIR CON ARTE.

TEMA III MARÍA ZAMBRANO. FILOSOFÍA, POESÍA Y MÚSICA CELESTIAL.

1.      FILOSOFÍA Y POESÍA
2.      LOS ESPAÑOLES Y EUROPA
3.      EL REALISMO ESPAÑOL.
4.      LA MÚSICA CELESTIAL

TEMA IV. MARÍA ZAMBRANO. UNA FILOSOFÍA EN FEMENINO.

1.      EL PLANTEAMIENTO
2.      LA MUJER NO NACE, SE HACE
3.      DIFERENCIAS Y DESIGUALDADES SEXUALES VISTAS POR LAS MUJERES
4.      LA TERCERA MUJER 
5.      LA RELACIÓN HOMBRE MUJER, MEDIDA DE TODAS LAS COSAS.
6.      M. Z. Y EL FEMINISMO

TEMA V.  ARTE DE VIVIR, LOS SENTIMIENTOS, LA VOLUNTAD,  EL AMOR Y EL HUMOR.
1.    LA VIDA COMO OBRA DE ARTE
2.    SENTIMIENTOS Y DESEOS EN EL HOMBRE.
3.    LA SOLEDAD
4.    ¿NADA DESEAR?
5.    AMOR Y DESAMOR
6.    TENER UNA META
7.    SENTIDO DEL HUMOR.



EL ARTE EN NUESTRA VIDA. 

A.               TEMA I

INTRODUCCIÓN. 
            - Cuestiones previas:
1.                En qué nos basamos para decir que algo es hermoso, sea un paisaje,  música, pintura, literatura, ropa,  una conducta o una fórmula matemática…
2.                Qué es una obra de arte: algo natural o artificial; qué tipo de impresión provoca en nosotros: ¿Es una excitación cualquiera o qué características debe tener? ¿Es algo válido para todos?






B. TEMA II  ESTÉTICA ÉTICA Y POLÍTICA

INTRODUCCIÓN.


PARTIREMOS DE ESTAS CUESTIONES PREVIAS:

- Qué es lo que mueve generalmente al artista.
- ¿Se puede juzgar una obra de arte desde el punto de vista moral?
- ¿Todo arte supone un compromiso político? ¿Hay un arte neutral?
 


ALGUNOS LIBROS  RECOMENDABLES:
Edgar MORIN, Introducción al pensamiento complejo. Gedisa 2011
NIETZSCHE,  El espíritu de la tragedia. Ed. Teorema

SANTAYANA, El sentido de la belleza. Tecnos, 1999


C. TEMA III.  MARÍA ZAMBRANOFILOSOFÍA, POESÍA Y MÚSICA CELESTIAL.
1.   FILOSOFÍA Y POESÍA
2.   LOS ESPAÑOLES Y EUROPA
3.   EL REALISMO ESPAÑOL.
4.   LA MÚSICA CELESTIAL

INTRODUCCIÓN
Comenzaremos con las opiniones de cada uno sobre: 
- La relación filosofía y poesía, la razón y el arte.
- Qué es lo que más mueve a los españoles.
- Posturas ante el realismo y el idealismo.






TEMA III MARÍA ZAMBRANO.


FILOSOFÍA, POESÍA Y MÚSICA CELESTIAL.
                                     Antonio Durán.    andurangm@gmail.com

María Zambrano es una mujer del sur, de Vélez-Málaga (1904). Estudia filosofía con Ortega, Zubiri y García Morente; en el 36 se casa y se va a Chile con su marido, secretario de la embajada, volviendo en el 37 a España para defender la República. Luego se exilia pasando a Francia en compañía de Antonio Machado, y de allí a México, Cuba y Puerto Rico. Vuelve a España en el 84. Muere en Madrid en 1991.
Conoce y vive a tope la realidad española y europea de su época y es una de las cabezas más lúcidas a la hora de analizar lo que estaba pasando.

Todo lo que esta mujer dice
- sobre la forma de ser de los españoles, sobre nuestra forma de encarar la vida, la muerte y nuestra manera de estar en el mundo,  nuestra historia, nuestra cultura, sigue siendo sumamente valioso;
- quizás habría que ahondar más para ver hoy esa nuestra singularidad que ella destaca respecto al resto de Europa; pero no viene mal que nos paremos un poco a pensar sobre ello.
- También veremos ese toque musical y poético que atraviesa su obra y sus similitudes con esa forma de estar en armonía con el mundo de que nos hablan las filosofías orientales.

1.      FILOSOFÍA Y POESÍA
En una serie de conferencias que dio en su época mejicana [1] afirma que la visión del mundo que se ha desarrollado en Europa proviene de Grecia y que allí surgió
- primero como poesía y como historia, una visión que asume todos los aspectos de la realidad como algo inagotable, infinitamente variado pero, al mismo tiempo, inseguro y caótico. Ya en las primeras grandes tragedias griegas se da un cierto equilibrio entre el instinto y la razón,
- pero poco a poco el miedo a ese mundo oscuro de las pasiones, de lo cambiante e incontrolado cede el paso a una visión que simplifica la naturaleza, deja de lado sus aspectos cambiantes e imprevisibles y reduce la realidad a las ideas, a las definiciones, a los números como había dicho Pitágoras: nace la filosofía que marca la época cásica.
A la época clásica donde se valora sobre todo  ajuste con la naturaleza, la armonía y las proporciones, el orden, la claridad… (Zeusis y Parrasio [2] ) le sigue el helenismo donde predomina la expresión de los sentimientos, lo vivo, el movimiento, la fantasía… (Venus de Milo, el Laocoonte en Rodas S. +I). Es esta una alternancia que  en distintos niveles se irá dando en las distintas épocas. Hoy Wittgenstein nos dice: para hablar de lo que no se puede hablar hay que hacer poesía.” [3]

Hay una mezcla de admiración y miedo en el origen de la filosofía.
Nace en la ciudad con todo lo que la polis conlleva de sensación de poder y de grandeza, con los logros que suponen unas leyes que se ajustan a razón, con unas interpretaciones del pasado y unos horizontes de futuro, una ética, compartidos por todos, pero al mismo tiempo ese miedo ancestral de sentirse inermes tanto ante las fuerzas naturales que escapan a su comprensión, como ante las pasiones humanas que desatan las grandes tragedias.
En este contexto la filosofía nace como fuerza tranquilizadora, definiendo un tipo de realidad copiado del mundo matemático en el que se eliminan las contradicciones, la pluralidad y los cambios, un mundo al que se llega por medio de una mirada intelectual.
Queda fuera no solo otra posible filosofía que asume los cambios y la percepción de los sentidos (Heráclito), sino también la poesía y la tragedia que gozaban de gran pujanza; también se ignora la historia como todo lo que escapa al mundo de lo permanente y estable. 
Queda excluido “el movimiento, el cambio, los colores y la luz, las pasiones que desgarran el corazón del hombre”.  Fue necesario una condena de la poesía y paradójicamente a cargo de un poeta filósofo:
 “Platón era poeta y abandonó la poesía por la filosofía. En realidad siguió siendo poeta, puesto que hay mercedes irrenunciables, y así, era de sí mismo de quien se defendía al condenar a los poetas. Es justamente en Platón en quien ya la filosofía se despide definitivamente de la poesía, se independiza de ella y para hacerlo hasta el fin, tiene que atacarla, como a lo que en realidad es: su mayor peligro, su más seductora enemiga, a la que nada hay que conceder para que no se quede con todo. Como Ulises ante las sirenas, tiene que taparse los oídos para no escuchar su música, pues si escuchara, ya no volvería a escuchar otra cosa”. (L. c.)
Aunque él sigue haciendo poesía recurriendo a mitos para revelarnos las ideas más abstrusas.
La filosofía a pesar de ser en principio un saber desinteresado organiza el Estado y reclama el poder para los filósofos desterrando a los poetas.
Las filosofías racionalista e idealista y la sociedad organizada en base a las leyes del mercado serán los resultados de una concepción del mundo que a principio del S. XX comienza a hacer aguas.

Para hacernos una idea de lo que supone una visión simplificada del hombre y las cosas llevada hasta los extremos y aplicada a la organización del Estado no hay más que pensar en la actual sociedad de mercado, uno de los grandes logros del racionalismo.
1º Se parte de que sólo lo cuantificable es significativo; luego se hace ver que la mejor forma de cuantificar es la del mercado: todo lo que puede interesar al individuo se puede traducir en dinero y no hay nada que no se pueda comprar.
2º  En la medida que todos entramos en el juego del mercado se canalizan mejor los conflictos de intereses y se organiza mejor la sociedad.
3º Siendo un solo resorte el que opera en el hombre todo se reduce a reajustarlo convenientemente desde el poder procurando que no se rebasen las cotas de tolerancia de los menos favorecidos.
Pero claro los problemas surgen cuando entran en juego intereses que no tienen un marcado carácter económico, llámense gustos estéticos, tradiciones, ideologías u opciones que rechacen el interés individual; y sobre todo los excedentes de sufrimiento que las condiciones del mercado generan.

La poesía va por otros caminos; entregada a sus ensueños toma las cosas como vienen sin pretender ejercer reforma alguna, ajena al establecimiento del poder, asumiendo incluso el fracaso y el vacío de la vida humana sin huir a un trasmundo o pretender llenar el vacío con cosas, sino hundiéndose en la realidad que encuentra.

Naturalmente no se trata de rechazar la razón; M.Z. habla de una razón poética  (poihtikh) hacedora, creadora, y en palabras de su maestro García Morente,  “intuitiva además de discursiva”.

Como hemos visto en Vivir la estética, todo arte va más allá de la simple representación guiándose sobre todo por el sentimiento, M Z. lo dice “la realidad para el poeta es inagotable, como para todo amante”. Y habla de un posible enlace de filosofía y poesía en Dante y S. Juan de la Cruz, aunque ya desde los inicios griegos, como hemos visto, hubo ese doble juego. Así el poema de Parménides:
“Las yeguas que me arrastran me han llevado tan lejos cuanto mi ánimo podría desear,…me llevaron al famoso camino de la diosa, que conduce al hombre vidente a través de todas las ciudades.
las hijas del Sol,…se apresuraron a llevarme a la luz. Allí están las puertas de los caminos de la Noche y del Día,…Éstas al abrirse originaron una inmensa abertura. …A su través, en derechura, las doncellas conducen el carro y las yeguas por un ancho camino. Y la diosa me recibió benévola, cogió mi mano derecha con la suya y me habló diciéndome:
« Oh joven, compañero de inmortales aurigas, que llegas a nuestra morada con las yeguas que te arrastran, salud, pues no es mal hado el que te impulsó a seguir este camino que está fuera del trillado sendero de los hombres, sino el derecho y la justicia. Es preciso que aprendas todo, tanto el imperturbable corazón de la Verdad bien redonda como las opiniones de los mortales, en las que no hay verdadera creencia. (Ver Kirk - Raven, Los filósofos presocráticos. Ed. Gredos. Pgs. 374 y ss.)
      
2.      LOS ESPAÑOLES Y EUROPA

Según M. Z.,  el español siempre
se ha resistido al racionalismo:
- siempre ha tenido claro por lo menos lo que no es: y está claro que no es pura razón desencarnada desplegándose en la historia;                                                                                                                                                                                                                                                                                                             -  a la soberbia de la razón opone la rebelión de la vida: no está la vida al servicio de la razón sino la razón al servicio de la vida; no vive para trabajar, sino que trabaja para vivir,  nuestras verdades no son más que las mentiras que necesitamos para vivir, ya Unamuno nos hace saber que la medida de una verdad es su capacidad de abrir horizontes a la vida.
-  sus modelos de pensamiento más que en la filosofía los encuentra en la novela y la poesía.
En efecto, en la España  de la modernidad, aunque hubo dos grandes hazañas: la creación del primer estado netamente moderno con los Reyes Católicos, y el descubrimiento de América, no obstante nunca hubo grandes sistemas filosóficos, como tampoco hubo ni renacimiento ni burguesía, en sentido pleno.
Nuestro pensamiento fue siempre libre y disperso, más acorde con la visión del poeta enamorado del mundo y la naturaleza, un saber de reconciliación, que con la filosofía centrada en lo separado y abstracto, en las ideas platónicas o en la religión del ascetismo y la renuncia a la vida.
Parece como si hubiera en el trasfondo de lo español una fuerte civilización anterior a la griega, una sabiduría de siglos que mira con sospechas esa pretendida claridad de la razón, como si entreviera que lo mejor se queda fuera. Heterodoxos como los gnósticos y los priscilianos podrían apuntar algo de esto.
Toda esta corriente subterránea donde se ve mejor es en el realismo de nuestro arte y nuestra literatura.

3.      EL REALISMO ESPAÑOL.

a. El realismo
-  es una forma de conocimiento que no violenta la naturaleza ni está guiado por el afán de poder como el racionalismo y el idealismo;
-  es un estilo de vida que no se condensa en ninguna teoría, es otra cosa; marca tanto nuestra literatura y nuestra mística como nuestra pintura y nuestra canción, marca el hablar y el callar de nuestro pueblo.
El símbolo de nuestro realismo está, según M. Z., en el desarrapado que pinta Goya en los fusilamientos: la camisa le viene chica: a los españoles no hay ninguna idea que no les venga chica, ninguna puede contenerle ni lo representa dignamente; y es que rebosa vida y por eso lleva con orgullo sus soledad. Llevamos dentro ese desarrapado esa criatura arisca y desgarrada. (L. c.) 

El realismo más que una forma de conocimiento es una manera de tratar las cosas,  una forma de mirar el mundo con admiración y sin pretender reducirlo; es un estar enamorado del mundo aunque el amor nos haga perder a veces la cabeza y nuestra libertad, pero nunca nuestra independencia en el hacer y pensar.

Esa es la diferencia entre los místicos alemanes idealistas solitarios angustiados buscadores de Dios y los españoles realistas enamorados del mundo y las criaturas, movidos por la misericordia con sus semejantes.
Aquellos centrados en el ascetismo, en las puras ideas, dejan de lado lo que es vida, caridad, misericordia, encarnación. Esto triunfa en el catolicismo oficial incluso en España salvo en movimientos como el priscilianismo (gnosticismo) y luego los místicos siempre muy vigilados.
Así Teresa de Jesús sobre el tercer grado de oración dice: Yo no sé otros términos cómo lo decir, ni cómo lo declarar, ni entonces sabe el alma qué hacer; porque ni sabe si hable, ni si calle, ni si ría, ni si llore. Es un glorioso desatino, una celestial locura, adonde se desprende la verdadera sabiduría, y es deleitosí­sima manera de gozar el alma.[4]

b. Pero quizás lo más característico del realismo español sea el toque popular que subyace a todo lo culto. M. Z. lo ilustra con el cuento del campesino extremeño que se mete a atracador y nadie se lo toma en serio porque es tan buena gente que acaba fumándose un pitillo con aquellos a los que atraca y se va a casa con ellos.
Así dice nos pasa con nuestros intelectuales que enseguida vemos lo que tienen de auténtico detrás del disfraz. Pasó con el Krausismo de Sanz del Rio que el rondeño Giner de los Ríos introduce en la ILE: queda lo que hacen y se olvida su ideología; y con Ortega que deja el idealismo que trae de Alemania para desarrollar su razón vital e histórica. Y es que el español no soporta trajes cortados a medida ajena.

c. El sentido de la muerte. Este no reducir la realidad a nada, este vivir en medio de un mundo en perpetuo cambio provoca esa melancolía del que ve la fugacidad de todo y siente vivamente la muerte. Ya lo decía Russell, “para el que no tiene imaginación la muerte es poca cosa, pero para el que la tiene es demasiado”. Y en un pueblo imaginativo como el nuestro es algo que no se da de lado: Piensen en nuestro Valdés Leal, en Jorge Manrique y en todo nuestro barroco.
Ante la muerte hay diversas reacciones:
- la del D. Juan y el pícaro que se limitan a vivir el momento presente,
- o la del místico que considera la vida en su totalidad.
Algo de ambos tiene el artista: el artista y el poeta, son como los toreros, “fijan, paran, templan / dominan el tiempo”;  viven los momentos pero los encierran en un todo armonioso, son los enamorados de la naturaleza y la vida y son capaces de ver dónde está la armonía de cada cosa sin desgarrarla.

d. Incluso este realismo llega a veces a concretarse en un materialismo, en un fanatismo de lo material, pero una materia sagrada cargada de una energía creadora, en la que todo se funde, valores y gozos.
M. Z. lo ve relacionado tanto con la “mística sensualidad del Islán”  como con nuestros mejores libros y nuestros mejores cuadros dada la importancia que adquieren en ellos las cosas. Así en el Quijote al protagonismo de los personajes acompaña el de los caminos, las ventas, los árboles, los arroyos, los prados, los pellejos de vino y aceite… Lo ve también en Galdós y Gómez de la Serna.

La poesía, nos dice M. Z., es como los yoguis que encuentran los soldados de Alejandro en la India, estaban tan vacíos de sí y tan identificados con la naturaleza  que se confundían con los árboles y los pájaros hacían nidos sobre ellos. Sin la violencia de la filosofía la poesía se expresa sin despegarse de la realidad y de los demás; nunca pierde la comunidad con el pueblo, ni separa los selectos de la masa.

4.      LA MÚSICA CELESTIAL

Demos un salto en el espacio y el tiempo y nos vamos al otro extremo del antiguo continente.
China es una vieja y sabia civilización que se parece a nosotros en su realismo y en su antifilosofía. Como si en los dos extremos del continente se hubiera detenido la onda expansiva del pensamiento que surge en las cuencas de los grandes ríos y del Mediterráneo y hubiera adquirido poso y sosiego.
“El sabio no discute” – dice Zhuangzi – Las disquisiciones filosóficas son una trampa porque obligan a la polémica y apartan de lo esencial. [5]
La filosofía piensa por exclusión (V/F, ser/no ser).
La sabiduría mantiene las dos posibilidades a la vez, en la realidad lo uno no va sin lo otro. Por aquí andaba Heráclito, el gran perdedor de la filosofía griega, cuando dijo aquello de  “polemos panton pater”  todo es lucha de contrarios. Los chinos lo dicen más o menos igual: “Una vez yin otra vez yang, a la vez yin y yang, así es el camino (el dao).   
“El peor vicio del pensamiento no es la falsedad sino la parcialidad; las desgracias de los hombres provienen de que un aspecto parcial les ciega la mente y dejan en la sombra el conjunto. Y no es que se equivoquen sino que se dejan obnubilar por el apego a lo que han acumulado lo que les impide escuchar lo que no les da la razón.” (Xunzi S.-III).
Todas estas ideas las ilustra Zhuangzi  con los tipos de música:
- la humana: la produce el hombre soplando o percutiendo y depende del instrumento
- la terrestre: la produce el viento que sopla en árboles y agujeros´
(Ambas dependen de un agente y un sonido excluye a otros).
- la celeste: cada realidad resuena según su propia disposición, cada cosa, cada persona, tiene su propia música interior. (No hay agente e instrumento sino que cada cosa la emite desde su interior, es el rumor de la coexistencia).
El sabio es el que percibe esa música celestial y por tanto sabe que cada manera distinta de ver las cosas es la resonancia de un existente particular que no hay por qué excluir. También cada hombre tiene su música particular: lentos, astutos, reservados, contentos, medrosos, preocupados, seductores, orgullosos, iracundos... son como distintos huecos en que resuenan músicas diferentes. El error está en aferrarse a una música sola como la verdad y perder la perspectiva de la coexistencia.
El sabio no juzga sino que comprende, no se cierra en una posición sino está disponible a todas las posibilidades, es capaz de asumir las cosas desde el ángulo del proceso hasta perder su propia subjetividad. Es esa actitud de disponibilidad que hace posible el arte, la poesía.

Hay aquí una gran coincidencia con la perspectiva realista de  M. Z. cuando nos habla de un conocimiento que no violenta la naturaleza y es más bien un estilo de vida. Es distinto conocer sólo con la mente a conocer con todo nuestro ser, con disponibilidad, que es lo que hace posible la comprensión global y comunitaria de la existencia.
No es aniquilar al hombre para dejar paso a lo divino, sino apertura al mundo que deja manifestarse lo más auténtico de las cosas.

(Heidegger: El lenguaje es el lugar donde se revela el ser, "es la casa del ser". Pero no el lenguaje científico ni la charlatanería, sino el auténtico de la poesía. Los pensadores y los poetas son los guardianes de esta morada: ellos dan nombre a las cosas e inauguran el ser, pero en realidad es el ser el que se revela en el lenguaje y es el lenguaje el que habla en los poetas).

Desprenderse primero de nuestras verdades y nuestros dogmas y luego desprenderse del desprendimiento: aceptando las distintas formas de vivir de la gente en su carácter de provisionalidad.

Sólo la poesía  es capaz de referirse al mundo con este talante desprendido que hace alusión a las cosas sin pretender decirlo todo,  hace posible ese realismo que no abandona nunca lo concreto,  y no trata de delimitar con precisión sino que teje un fondo en el que se realiza la vida. 

Volviendo a María Zambrano, no deja de sorprendernos su fino olfato cuando describe la situación española y europea de comienzos del S. XX.
Afirma sin ambages que la tragedia de Europa radica en la idolatría de la verdad  que degenera en prejuicio. Nuestras verdades no son más que  justificación de un determinado grupo humano ante la historia, que no es más que esa ceguera y parcialidad de que hablaba el sabio chino,  “obnubilación por el apego a lo que han acumulado que les impide escuchar lo que no les da la razón.”  
Y concluye M. Z. si antes la poesía embriagaba y la filosofía sosegaba y ponía orden, hoy es la filosofía racionalista y su lógica inmisericorde la que nos llena de pánico y la poesía la que nos puede proporcionar algún consuelo.
Quizás hoy nos haga falta más que nunca el disfrute de la música celestial.

FIN





[1] María Zambrano, Pensamiento y poesía en la vida española. 2003 http://www.cervantesvirtual.com/
[2]  Es conocida la anécdota en que el primero pinta un racimo de uvas que atrae a los pájaros y el segundo pinta un objeto cubierto por un paño que aquél intenta levantar. Y sorprendido: Yo he engañado a los pájaros pero tú me has engañado a mí.
[3] V. El arte en nuestras vidas. C.I.
[4] Libro de la vida, XVI, 1.
[5] François  Julien, Un sabio no tiene ideas. Siruela. 2001. De aquí son las principales ideas de esta parte.