jueves, 8 de octubre de 2015

C.I. LA MODERNIDAD Y SU CRISIS

LA POSTMODERNIDAD Y SUS PROFETAS    


       TEMAS DEL  CURSO
1.- Crisis de la modernidad (la razón, el sujeto emancipatorio, el
progreso).
2.- Los maestros de la sospecha: Nietzsche y la Postmodernidad
3.-  Freud: teoría de la personalidad, interpretación de los sueños.
4.-  Marx: materialismo, praxis y alienación.
5.- Postmodernidad: ecología del dolor, mundo complejo, masculino y femenino.
6.- Multiculturalidad y religiosidad popular.









I.          LA MODERNIDAD Y SU CRISIS.


TEXTO A COMENTAR:

La Modernidad volcada a lo exterior deja al sujeto sin cobijo. Ha dado la vuelta al globo terráqueo con barcos, con capitales, con los media; sabemos cada vez más sobre lo más hondo y lo más alto de la materia, pero allí  no está el hombre, anda perdido, sin cobijo.
Trata de reconstruir la burbuja de ilusión perdida con:   el Estado de bienestar, el Mercado mundial, la esfera de  los Media.
 Pero a pesar de sus aportaciones en organización política, en tecnología y riqueza, ha olvidado la ecología del dolor, esa que provoca las revoluciones: proletaria, feminista, despliegue de lo inconsciente…  Olvida las relaciones interpersonales y su espacio peculiar de resonancias que van desde la experiencia placentaria al paso al mundo del lenguaje.            (Sloterdijk)
    
                  (V. Sloterdijk, El pensador en escenaEsferas I)
              Cf. www. FILOSOFIA Y FILOFICCIÓN , Sloterdijk y la cultura actual. Y en Incursiones en lo sagrado. Ed. Anaquel, págs. 43ss.

 omentar:



A.  LA MODERNIDAD

a. El RENACIMIENTO


En el RENACIMIENTO podemos ver los inicios de la Modernidad:
- Primeros adelantos técnicos, como la brújula que facilita la navegación intercontinental y los descubrimientos, la pólvora que concentra el poder en las monarquías  y los imperios, frente a señores feudales y países colonizados, la imprenta  que difunde las ideas nuevas.
-  Aparición de la Ciencia Moderna (de Copérnico a Newton): un conocimiento que se centra sólo en lo mensurable y se basa en la observación y experimentación sin tener en cuenta las creencias, e. e.  desarrolla una razón puramente instrumental que libera al hombre de los miedos a lo desconocido emancipándolo de toda autoridad y  lo coloca en el centro del universo (del teocentrismo al antropocentrismo).                
- Nueva economía: el tráfico marítimo se libera de los gremios y se rige por el libre comercio dando lugar al individualismo burgués y el capital financiero.
- Serán el arte manierista y barroco [1], los primeros que anuncien en los siglos  XVI y XVII la inquietud de la época y los cambios hacia una plena Modernidad: Todavía conservan las formas clásicas, pero tanto el Greco como el Bosco o Brueghel, Erasmo, Cervantes o Shakespeare expresan una tensión de fondo entre ideales y realidad (Quijote y Sancho, Hamlet, Elogio de la locura), entre añoranzas del pasado (espiritualismo del Greco) y tensión hacia lo nuevo: libertad de expresión, nuevos horizontes que, al decir de Hauser [2], abre la ciencia.
Según Spengler[3], en todos ellos hay una continuidad del espíritu fáustico que anima al gótico en contraposición a la estética apolínea centrada en la corporeidad que animaba al mundo griego y al renacimiento inicial. Para este autor Miguel Ángel o Bernini, Herrera o Churriguera seguirían ese impulso.

b. La ILUSTRACIÓN (Aufklärung para los alemanes y Siglo de las Luces para los franceses  o iluminismo) es un movimiento complejo que se  desarrolla  a   lo   largo   del S. XVIII. 
La Modernidad se desarrolla propiamente con la Ilustración, movimiento cultural  del S. XVIII que exalta la nueva racionalidad surgida de la ciencia como instrumento  contra los prejuicios oscurantistas del pasado y como medio de progreso que hará desaparecer todos los males de la humanidad.











Kant (1724 - 1808) en su obra "Qué es Ilustración" considera que ésta tiene por fin
  . Sacar al hombre de su minoría de edad, debida a la pereza, individualismo abstracto y falta de libertad.
   . Para realizar la libertad: superando las contradicciones civiles y de conciencia y atreviéndose a pensar con la  propia cabeza y a estructurar un orden social que haga  posible la libertad.




- En lo político:
Finalizan las guerras religiosas. La Guerra de los Treinta Años, (1618 – 48)  que enfrenta a los Austrias con Francia e Inglaterra, acaba con el triunfo de éstas últimas y el debilitamiento de los Austrias y el Papado.
Inglaterra instituye su parlamento y división de poderes en 1688. 
En 1789 tiene lugar la Revolución Francesa que instaura una república con soberanía popular y voto censitario.
La declaración de la independencia norteamericana en 1776, y su reconocimiento en uno de los tratados de Versalles,[4] el de 1783, es un paso más en esta dirección.
-  Las condiciones económicas: la existencia de una clase media bastante amplia en condiciones de llevar a cabo los ideales de la  Ilustración.
-  La cultura: experimenta un desarrollo y difusión antes desconocidos, está  en plena efervescencia. La publicación de la Enciclopedia de Diderot y D'Alembert en 1751 es para muchos el triunfo del racionalismo científico como la ideología reinante del moderno sistema mundial y punto de partida de la Crisis del Antiguo Régimen en Europa Occidental.

Podemos resumir sus rasgos más destacados:
. la exaltación de la razón   como único medio para lograr un conocimiento fiable de la realidad circundante; y ésta tomada en su doble versión: racionalista, según el modelo matemático en que los conocimientos los produce espontáneamente el sujeto, y empirista, según el modelo de la nueva física basada en la experiencia;
.  la secularización de la cultura:   partiendo de la racionalidad de la ciencia, que se basa sólo en evidencias y en la experiencia, la Ilustración lleva la crítica del concepto de autoridad al campo de la revelación, la teología y las instituciones eclesiásticas; se presenta como una visión global del mundo y por tanto como alternativa a una  visión religiosa que pretende extraer su legitimación de unas supuestas verdades reveladas. Hay un paso del teocentrismo al antropocentrismo: se busca una emancipación del sujeto frente a toda autoridad externa.
. la fe ciega en el progreso y el rechazo de todas las tradiciones que lo obstaculizan, dando lugar al nacimiento de toda serie de utopías universalistas e igualitarias y, por otra parte, al despotismo ilustrado como medio rápido de educar al pueblo. El enciclopedismo,   la preocupación por reunir todo el saber de la época de forma sistemática.



B.   LA CRISIS
+ La crisis comienza ya en el S. XIX con el malestar de la clase burguesa que ve un tanto agotado su proyecto de sociedad y pone todo su esfuerzo en defenderse ante la nueva clase ascendente que ya no soporta su explotación.
La clase burguesa ha conseguido unos logros sociales indiscutibles:             
. Organización de la producción: paso de una producción artesanal a una industrial.             
. Desarrollo de la ciencia aplicada a la producción: la técnica.            
. Organización de la vida política: democracias formales, división de poderes, derechos humanos.
No obstante ha introducido en la sociedad una dinámica de insolidaridad sin salida:             
. una producción racionalizada desde el capital, sobre las bases del afán de lucro y la acumulación             
. olvidada de las condiciones humanas que la hacen posible: situación de explotación que aliena a una gran mayoría de la humanidad             
. generadora de unas apetencias tanto materiales como espirituales que un sistema consumista es incapaz de satisfacer.

Todo esto da lugar a una "mala conciencia" y frustración que se refleja tanto en los movimientos artísticos (sobre todo postimpresionistas, decadentes, simbolistas) como en los mejores pensadores burgueses de la época, filosofías vitalistas, marxistas y existencialistas y Psicologías profundas, y últimamente las corrientes de la postmodernidad.
Según Sloterdikj: [5] “La ecología del dolor” ha ido equilibrando sus tensiones a través de tres revoluciones: la proletaria[6], la feminista, y la liberación de lo inconsciente. (Siempre movimientos emergentes de las fuerzas corporales excluidas). Las psicologías profundas son las únicas capaces de afrontar la ecología del sufrimiento, la racionalidad de las descargas y construcción de las realidades soportables. Supone la memoria viva que ha atesorado tras de sí la historia  de las heridas civilizatorias y las petrificaciones y oscuridades acumuladas  como blindaje actual.
Similar a la ecología del dolor está la termodinámica de la ilusión: “principio de conservación de la energía creadora de ilusiones”. Se derrumban ídolos pero permanece la fuerza que los crea; igual ocurre con las ilusiones, necesitamos mentiras para vivir (Erasmo). Arte y filosofía, tela de Maya, la mentira feliz.
      
  + La cultura en general de los siglos XIX y XX acusa la crisis del pensamiento racionalista e ilustrado; hay un "desprestigio del pensamiento" en palabras de Adorno [7] ; la autosuficiencia del pensamiento racionalista de los siglos XVIII y XIX que creía poder resolver todos los problemas de la humanidad va perdiendo terreno hasta llegar a la dura experiencia de irracionalidad que suponen el holocausto y las guerras mundiales.

Al decir de Max Scheler [8] hay al final del XIX y principio del XX una serie de corrientes de pensamiento  que van de Schopenhauer, Nietzsche y Bergson a Klages, Marinetti, Duchamp, que comparten una misma sospecha: no consideran seguros los caminos por los que nos va guiando la razón teórico-técnica dominante, y en cambio exaltan el mundo de los sentimientos, la voluntad, los impulsos vitales y las fuerzas irracionales que actúan constantemente en las decisiones que tomamos.
Llegando los más radicales a considerar al hombre como un desertor de la vida que usa utensilios en lugar de desarrollar su organismo, y en especial ese utensilio inmaterial que es el lenguaje y lo que conlleva, todo el riego sanguíneo concentrado en el cerebro olvidando el resto del organismo. Así se ha transformado en esclavo del cerebro, siendo el pensamiento un parásito metafísico de la vida y el resultado un simio infantil con secreciones internas perturbadas.[9]
Dan por supuesto una dicotomía entre el mundo de los sentimientos, de los  impulsos vitales, el elán vital que dice Bergson o lo dionisíaco de Nietzsche y  el mundo del pensamiento, el logos o el espíritu, al que consideran una potencia metafísica demoniaca hostil a la vida.

+ La ciencia
La misma Física reconoce sus límites y su indeterminación, su relatividad e incertidumbre: Poincarè, Heisemberg, Einstein, Schrödinger.
Y por otra parte Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend rechazan una ciencia incuestionable, nos hablan más bien de paradigmas falsables aunque hasta ahora no hayan sido falsados. Popper hablan de una sociedad abierta en contraposición a unas pretendidas leyes históricas determinadas científicamente. Los estructuralistas Lévi-Strauss, Foucault, Lacan, Althusser hablan de la diversidad de los relatos.
Wilber, Bohm, Capra y otros ven las coincidencias de la ciencia actual, sobre todo la física cuántica, con la mística y el  pensamiento oriental: en ambos se habla de que todo se interrelaciona, se interpenetra pero en diversos niveles.
Según Bohm la materia es un rizo en un mar inmenso de energía.
Para Capra los átomos danzan la danza de Shiva.
Y según Wilber el problema que tiene el paradigma cartográfico de la Ilustración es que deja fuera al cartógrafo. No es que esté equivocado sino que es estrecho y limitado. [10]


+ En el mundo del arte, el artista deja de lado los grandes misterios del nacimiento y la muerte y se queda en “mundo intermedio”, al decir de Nietzsche; asumiendo la condición de viajero buscador de sentido será la experiencia de la creación estética lo que le lleve a la “verdad” soportable por medio del arte y la filosofía.
En este ámbito el  fenómeno más destacado del S. XIX es el Impresionismo que refleja la vida de la ciudad con su constante innovación, competitividad e individualismo del mundo burgués. [11] Se caracteriza por disolver las cosas en sus elementos (luz, colores, superficies…),  tratar de captar su dinamismo, y una cierta improvisación y pasiva actitud del esteta. Arranca con Manet, Monet, Cezann, Renoir, Toulouse-Lautrec.
Es un movimiento elitista, un arte para artistas que, en palabras de Schopenhauer, buscan la liberación de la voluntad  por medio de la creación.
A diferencia del romántico que huye de la sociedad a la naturaleza, ellos se refugian en el artificio, en la vida intelectual “para no ser engañados por la realidad” (Huysmans, A rebours)       
A partir de los iniciadores surgen dos tipos, el bohemio: Verlaine, Rimbaud, Toulouse- Lautrec y el que busca mundos exóticos: Gaugin, Van Goch. La mayoría de ellos pasan la vida en cafés, cabarets, burdeles, acabando alcoholizados, en hospitales e incluso algunos en psiquiátricos. 
A finales del XIX se empieza a hablar de los Decadentes. Tanto los que huyen a países exóticos como los que se refugian en la bohemia anuncian el “Malestar de la Cultura”.
Spengler ve en ellos un intento de llegar a la impresión pura de espacio que ya está presente en el gótico y el rococó, una “transformación fantástica de la lejanía”, una búsqueda de espacios abiertos, de lo más profundo de la realidad, más allá de las delimitaciones del dibujo y la perspectiva. [12]
Serán los simbolistas, con Mallarme a la cabeza,  los que den la vuelta de tuerca hacia un irracionalismo espiritualista basado en las verdades corpóreas de Nietzsche y la intuición bergsoniana. Y las corrientes postimpresionistas los que rompan definitivamente con toda ilusión de realidad expresando su visión de la vida por la deformación de los objetos; son toda una serie de movimientos que suelen designarse con el nombre de Vanguardias

Las Vanguardias irrumpen en el cambio de siglo, en arquitectura, pintura,  poesía, música y todo tipo de manifestación artística.
En el mundo del arte: “El único fenómeno de entidad realmente original del S. XX fueron las vanguardias. De hecho, sin dejar de mantenerse el debate entre Razón y Sentimiento, se plantearon un objetivo común: superación del arte tradicional, incapaz de satisfacer  las necesidades del ser                                                humano moderno” [13]                                                        
Son jóvenes, nacidos después del impresionismo (Monet S. XIX), que quieren crear y pintar en forma acorde con la civilización industrial: casas cómodas (“máquinas para vivir” Le Corbusier), figuras en movimiento, sueños, montajes con piezas prefabricadas (Las señoritas de Aviñón).

Aunque las vanguardias son numerosísimas dos son las posiciones básicas: la que busca respuesta  a sus preguntas en la razón y la que lo hace en la emoción. (Similar al S. XVIII entre neoclasicismo y romanticismo,”retorno de lo reprimido” según E. Trias).    

A la 1ª pertenecen los que consideran que la razón trae el progreso: Arquitectura Racionalista (Le Corbusier, Gropius y van der Rohe), en parte el Cubismo. 

A la 2ª el Expresionismo, el Dadaísmo,  el Futurismo, el Surrealismo. Piensan que el progreso sólo trae la barbarie. [14]

- El Expresionismo [15] en general se considera una deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. 
Ya está presente en  Brueghel, El Greco, Goya.
Pero en sentido actual es un movimiento que surge en Alemania prebélica y de entreguerras dado el malestar que denuncian muchos de sus pensadores. No es homogéneo sino variado: Munch (modernista), Klee (surrealista), Kandisnski (abstracto) en Alemania. Fuera: Modigliani, Chagall, el mejicano Rivera …
Franz Marc, Paula Moderson-Becker, Matise…

En general el cubismo, dadaísmo,  expresionismo, surrealismo  con Braque, Chagall, Rouault, Picasso, Rouseau, Dalí, Breton, Paul Klee… son movimientos que aunque tienen sus predecesores prescinden de todo esteticismo, de las emociones y se quedan con la sola inteligencia.

Sobre el tema Tollinchi,[16] nos dice:
La verdadera revolución cultural del S. XX
- no se debe ni al modernismo ni a las vanguardias 
- sino a la ciencia, la técnica y las artes populares (radio, prensa, TV, espectáculos populares).
Aquellos no llegan a las masas que quieren cosas más simples que encuentran en la religión, la política y los medios de masa.

Será la sociedad burguesa  quien sepa aprovechar mejor tanto lo uno como lo otro: la ciencia y la técnica para su mercado competitivo, y de las vanguardias harán su religión por medio de sus mecenas que las integran a pesar de recibir sus críticas (741 - 742).
Pero unos y otros parecen estar ajenos al malestar que se va fraguando desde comienzos del S. XX. Stefan Zweig en su obra “El mundo de ayer” describe el ambiente idílico de la Viena de entonces. Su sociedad disfruta confiada en la prosperidad fruto de la ciencia y la tecnología ajena a los enfrentamientos que se avecinan. Y todo con el optimismo cómplice de gran parte de los intelectuales. Aunque no faltan quienes por haber viajado a los países que luego se enfrentarían gozan de una visión más amplia y apuestan por la fraternidad de los pueblos. (248 ss.) 

C. LOS MAESTROS DE LA SOSPECHA
Esta expresión que ha hecho fortuna la crea el filósofo francés Paul Ricoeur (1913-2005).
Según Tollinchi la POSTMODERNIDAD  viene a ser un
“Movimiento difuso, semisubversivo, resignado (porque no cree ya en la transformación del mundo) a una clasificación amorfa, y se usa para referirse a cambios  y tendencias que han tenido y siguen teniendo lugar en las letras, el arte, la música, la arquitectura, la filosofía, etc. desde el  final de  la Segunda Guerra Mundial”. Se consideran en contra de toda autoridad, del significado y buscan sobre todo la experimentación y la creación.
Sus enemigos el racionalismo y la Ilustración con la que se ensañan.
Parten de bases marxistas, feministas, psicoanalíticas. Hay quienes la consideran la crítica  de la modernidad y quienes la ven como culmen.
El término lo introduce Lyotard, La condición postmoderna. 1984, y en Cátedra 1987. 
En contra del positivismo lógico se admite la multiplicidad de relatos tanto a la hora de explicar la historia como la ciencia  y el arte. La hermenéutica avala esta posición.
Se da la paradoja de un escepticismo radical aparentemente carente de ideales y de visión de futuro,  y a la vez una constante denuncia del sufrimiento, la opresión y las “diferencias”. (743 - 745)
Pero el movimiento del post-modernismo ha llegado a abarcar tan diversos campos que justifica un estado de alarma. Quiere acabar según Baudrillard, - sigue diciendo Tollinchi, - con monumentos, obras maestras y museos y todo lo que sepa a elitismo… Quiere hacer tabula rasa con el pasado… Propugna el nihilismo, la inmoralidad, la locura, la perversidad polimorfa… (747).

Aquí este autor más bien parece confundir la postmodernidad con el dadaísmo y futurismo de Marinetti y el rumano Tristan Tzara, pero veremos detenidamente que si bien pudo haber algo de esto no todo se reduce a lo mismo.
 Autores como Lyotard, Vattimo, Sloterdijk, Morin, Sádaba y el mismo Heidegger ven la situación como convalecencia de la fiebre racionalista; y en el mundo del pensamiento se habla de postmodernidad como el reconocimiento de otras formas culturales, con sus diferencias, sin exclusivismos, oposiciones ni jerarquías.

Ya a fines del S. XIX hay una serie de pensadores que son los primeros en levantar sospechas sobre la pretendida autosuficiencia de la racionalidad que defienden racionalistas e ilustrados.
Han sido los más críticos con la idea de que es la razón la principal guía de los hombres en su conducta personal o en su quehacer colectivo; han señalado que en el complejo proceso que da lugar a las acciones humanas hay siempre factores que las determinan aparte de la razón y del control de la conciencia.
No son propiamente postmodernos pero sientan las bases de lo que llamamos postmodernidad.

Para Freud (1856- 1939) hay todo un mundo subconsciente e irracional que burla de distintas maneras nuestra razón y determina nuestros actos. Todas las tendencias en el hombre se reducen a instinto sexual transformado o sublimado. Todos nuestros esfuerzos en el trabajo, en las relaciones humanas, en el arte... no son más que medios o formas disfrazadas de satisfacer nuestra libido o apetencia sexual. Veremos también: ello, yo, superyó.  

Marx (1818-83) considera que la racionalidad dominante no es más que la ideología con que la clase burguesa oculta sus intereses económicos y los disfraza de intereses generales ante la clase obrera para lograr su dominación.  Son las necesidades de subsistencia, la economía, lo que mueve tanto al individuo como a las colectividades. La forma de distribución y apropiación de los medios de subsistencia determina todos los comportamientos del hombre en sociedad y su pensamiento.
Veremos: alienación, práctica y teoría, materialismo histórico.

Nietzsche (1844- 1900) es quien da pasos más decididos en esta dirección.  Por lo que toca a sus sospechas contra la razón ilustrada, afirma que ésta ha olvidado sus orígenes y que es el afán de poder la fuerza impulsora de todo lo que lleva a cabo el hombre. En su obra Humano demasiado humano  considera que aún en las conductas que aparecen como más sublimes o desinteresadas, como puede ser el caso de los ascetas o los místicos, hay un trasfondo demasiado humano como es el afán de atraer la admiración sobre sí mismos, subvertir el orden que mantiene a los que detentan el poder e imponer el poder propio. Ver: superhombre, espíritu de la danza.

También cabe mencionar a Darwin (1809 – 1882). Sobre todo sus seguidores como Huxley [17] consideran al  hombre como un espécimen  del orden de los primates, familia de los homínidos que han evolucionado gracias a la sabia selección natural que ha ido favoreciendo a las especies que desarrollaron los instintos sociales más que los puramente individuales.          ¿La Razón? Es un instinto más al servicio de la pasión, son los sentimientos de empatía y cooperación que compartimos con primates como gorilas, chimpancés y bonobos los que están en el fondo.
El darwinismo social con su afán de prestar ayuda a la selección de las “razas superiores” será un factor clave de las Guerras Mundiales y de los desmadres del colonialismo.












[1] Cierta ruptura con el renacimiento pintando “a su manera” Miguel Ángel, Tintoretto, Arcimboldo, El Greco…; Caravaggio, Ribera…
[2] V. Historia social de la literatura y el arte Ed. Guadarrama 1982.
[3] La decadencia de occidente. Austral. Bna. 2013.  Como puede verse para Spengler no son los factores técnicos los más significativos, hay otros de tipo inmaterial que están marcando el rumbo de la historia. 
[4] El de 1919 pone fin a la 1ª Guerra Mundial en que Francia e Inglaterra obligan a Alemania a reparar todos los daños de la misma.
[5] SLOTERDIJK, El pensador en escena. Pre-textos, 2000. Págs. 83-84 y 172 ss.
[6]  Son los movimientos obreros, que estallan en la parte más débil de la economía capitalista, (en la Rusia de 1917 a la que el capitalismo le pondrá cerco).
[7] Adorno, Filosofía y superstición. Ed. Alianza 1972, pg. 13
[8] L´homme et l´hitoire. Ed. Montaigne. París 1955. Págs. 57ss.
[9] V. Max Scheler, L´homme et l´hitoire. Aubier. 1955. Págs. 57 ss.
[10] Cf. Wilber, El paradigma holográfico. Kairós, 2008. Breve historia de casi todas las cosas. Kairós, 2009, págs. 91-92. Y F. Capra, El Tao de la Física. Sirio, 2006.
[11] Cf. Arnold Hauser, Historia social de la literatura y el arte. Guadarrama 1974, III. Págs. 200 ss. Seguimos a este autor en este punto.  Hablando de la ciudad  nos dice: “Nada provoca una impresión de soledad tan grande como la estrecha reunión de muchísimos hombres, y en ninguna parte se siente uno tan solo y perdido como en una gran multitud de gente extraña.”
[12] La decadencia de occidente. Austral. Bna. 2013.  Contrapone lo gótico o fáustico a lo mágico  envolvente, el logos o nous.
[13] Ignacio Martínez… Historia del arte. Ecir. Pg. 525.
[14] Ib. Pg. 489
[15] Las raíces del expresionismo se encuentran en estilos como el simbolismo y el postimpresionismo, así como en los Nabis y en artistas como Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent Van Gogh.
[16] Los trabajos de la belleza modernista. Univ. De Puerto Rico 2004. Pgs. 741 – 748.

[17]  Thomas Henry abuelo de Aldous el de Un mundo feliz.

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