MUERTE,
MIEDOS Y SISTEMA INMUNOLÓGICO
1.
ES PRIMAVERA
Las golondrinas y los gorriones vuelan alegremente, ¿en libertad?
Tienen claro su cometido en este mundo, comer y no ser comidos, y
lo realizan con elegancia, con entusiasmo, con un disfrute, aparentemente,
total. Cada cual a su modo.
En mi balcón no cuelgan sus nidos las golondrinas pero sí pintan
círculos impecables y rizan ágiles rizos mientras ponen todo su arte en
machacarse lindos bichitos con similares ocupaciones. El gorrión tiene otro estilo,
va más al grano, tras breve remonte vuela en picado, es pendenciero cuando anda
en celos y lo mismo caza que recolecta. Se podría seguir con la tórtola, o las
rapaces o cualquier otra forma de vida que haya escapado a la domesticación.
Tal cual los vemos son vidas simples, sin mucho agobio por el
futuro, por sus carreras, sin deberes escolares, ni ningún tipo de
responsabilidad. Sólo tienen un camino, están perfectamente adaptados, y lo
recorren sin la menor vacilación, sin apenas errores.
Nosotros los humanos en cambio vivimos en un continuo desatino;
sobre todo cuando nos encontramos en ese sin fin de encrucijadas en que nos
sitúa el pensamiento. Y más si estos pensamientos se resisten tercamente a
hacerse realidad y ves que te quedas sin proyectos, o peor, que tus sueños se
vuelven pesadillas.
¿Mejor no pensar?
¿Que nos piensen y quedarnos fuera de juego?
Tal vez para el que tenga vocación de pájaro o de camaleón, para
el que prefiera decir debo en vez de quiero; pero no para el que prefiera vivir en primera persona,
vivir desde dentro.
Octavio Paz dijo aquello de Mi casa fueron mis palabras, mi tumba
el aire. Vivir en las palabras... parecerá una ilusión, pero es la única manera
de dar una forma, una finalidad, un sentido a nuestros
sentimientos, de echarlos fuera sin que se nos pudran dentro.
2.
QUÉ SENTIDO TIENE TODO ESTO.
Tiene un sentido en la vida el que sabe qué sentido tiene.
Los demás han de cobijarse al abrigo de los sentidos que inventan
los otros.
Siempre cabe adoptar sin más el sentido que marcan las tradiciones
del grupo. Uno repite lo que se prescribe en cada momento y declina toda
responsabilidad en el negocio.
Pero si no te hallas, si sientes quemar el suelo bajo tus pies,
estás condenado a buscar sentidos nuevos.
En palabras de Tagore: En la
música del torrente suena: “yo me haré mar”; al poema, como al canto, la luz
del conjunto le da su belleza; nuestra vida es un poema cuando una idea de
fondo, una meta, la ilumina.
¿Una idea de fondo, una
meta, una verdad que ilumine nuestra vida? Un conocimiento liberador, la verdad
que nos hace libres.
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HEMOS VISTO EN ENCUENTROS ANTERIORES:
Qué es el hombre, esa cosa tan compleja desde cualquier punto que
se mire. Sea desde su físico: esos
átomos y moléculas imbricados en tiras de ácidos ribonucleicos y atravesados
por fuerzas gravitacionales, electromagnéticas y nucleares fuertes y débiles. Y
saltando a la biología: esa
prodigiosa maquinaria genética y neuronal producto, según nos dicen, del
mecanismo de la selección natural. Y siguiendo por la psicología, sociología,
antropología y las diversas ciencias
llamadas humanas… hasta encontrarnos con eso tan genuinamente humano que
llamamos yo, conciencia o trasfondo de todo lo anterior.
Vimos cómo Diógenes se desprende
de las cosas para llegar a lo más hondo del hombre, seguimos los caminos del
gusto, de la razón y la intuición hasta llegar a la contemplación de la armonía
del universo y nuestra sintonía con todo lo bueno lo bello y lo verdadero.
Nuestros deseos, tan múltiples y oscilantes, nos llevaron a la conclusión
de que los hombres son voluntades y que lo que nos hace son los síes que hemos
ido dando a los retos que nos va planteando la vida. Y puesto que la ignorancia
hace que queden encerradas en el yo individual y en las cosas nuestras mejores
energías, vimos la necesidad de saber, de conocer los diversos caminos que nos
han ido abriendo los que nos han precedido en la tarea.
Hemos hablado de la pugna de
los sentimientos y la razón, Eros y Psique, Dionisos y
Apolo, Siva y Visnú y su necesario reequilibrio.
Las tragedias que derivan de
los desajustes en este juego de fuerzas:
- La soledad no querida del
que habiendo hecho trampas con la vida no tiene a quien recurrir. No así la
soledad voluntaria soportada por quien tiene una riqueza interior.
- El desamor: es la tragedia
del hombre que al salir del cobijo del seno materno a la luz del sol y a la luz
de las palabras, al entrar en esa otra envoltura que se agranda y se agranda,
no encuentra su sitio en ese ámbito cálido de relaciones, convivencia y
cooperación que le facilitan el lenguaje y la cultura.
- La pérdida de sentido: de
quien centrado en sí mismo, sin una causa, sin un amor, sin más horizonte
que su propio bienestar vive ajeno a todo
lo que le rodea, incapaz de situarse en su entorno humano y natural.
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AHORA TRATAMOS DE VER
Cuáles son las envolturas,
los horizontes, que se nos ofrecen a la hora de situarnos en nuestro mundo.
Al concepto de la” vida como
obra de arte” hay que aplicarle también aquello de
“El vicio que amenaza al pensamiento no es lo falso, sino lo parcial”.
Y es que si nos guiamos sólo de la estética y no damos el salto a la ética, a
criterios universales de convivencia, e incluso a la sabiduría que abre la
mente a las visiones omnicomprensivas del mundo, nos quedamos en la ignorancia
con todas sus consecuencias.
El saber vivir es un proceso
que supone un continuo ir sirviéndonos de los recursos que nuestro entorno nos
brinda sin apegarnos a nada. Un pensar no excluyente que la vida nos va
marcando conforme lo vamos ejercitando.
Sin olvidar que cuando se concluye una obra hay que retirar los andamios, como dirá
Nietzsche.
3. MI CASA FUERON MIS
PALABRAS
- Yo tengo mucho mundo - me
dice Olga orgullosa de su saber hacer en asuntos de alcoba. - Pues yo tenía uno y lo rompí - replico escéptico.
Y es que cuando dios, nuestra
inmensa trastienda, y el yo, nuestras seguridades más a la mano, se disuelven
al verse de cerca los brochazos que daban impresión de figura, todo se
desmorona.
Osados violadores de lo sagrado, hemos
penetrado armados de nuestras arrogantes medidas en la senda tortuosa por donde
trenzan sus juegos las representaciones. Una a una se han ido disolviendo a
nuestro paso cual fantasmas amparados en el sueño y la pereza. Hemos ido hasta
el fondo, hemos visto y tocado y en la medida que ha crecido nuestro
conocimiento ha aumentado su insignificancia.
En nuestro entusiasmo
iconoclasta hemos creído sacudir pesadas servidumbres, desatar inútiles
trabas... pero no bien hemos acabado nuestra fatigosa tarea cuando mil nuevas
representaciones han surgido a nuestra espalda.
Y son ahora otras formas de
vivir, otros mundos vislumbrados a medias, círculos envueltos de misterios,
toda una ofrenda no tocada que se nos brinda como fruta antes prohibida y ahí
al alcance de la mano. Qué no es capaz de pintar la imaginación cuando la
sensibilidad suelta sus riendas...
En nuestra inocencia
original, una vez más, nos hemos encontrado frente al ineludible dilema: comer
del árbol de la ciencia o del árbol de la vida.
Roto aquél mundo y ajeno a
éstos, quedas expulsado de todo paraíso; sin puerto, navegando a la deriva, sin
tierra bajo los pies, sin casa ni cobijo, aldaba de minutos a la puerta de
todos y de nadie que decía y sentía el poeta Juan Manuel Vílchez.
Sin mundo, sin mundo, lo que se dice sin mundo, lo que queda es la
locura.
Sin dar por sentadas rutinas, sin unos dioses
que traben el caos de los acontecimientos, sin unos ritos que alimenten
y mantengan vivos a esos dioses corremos el riesgo de que desaparezca la
ficción hombre tan trabajosamente construida.
Tal vez sea esa la profecía de Jerónimo
Bosco al pintar la noche de caos que se sigue cuando se suelta el último cerco
dorado que traba al mundo, tras arrinconar a la lechuza de Diana y transformarlo en jardín de delicias, de
impresiones y sensaciones, sin el hilo de la sabiduría que le sirva de centro.
Dice el cálido Régis Debray, y lo toma de
Husserl, que el mundo que nosotros tenemos lo inventaron los griegos, gente
apasionada por el saber, por dialogar e intercambiar conocimientos; y que
cuando se pierde esa pasión nos entregamos a la pasión mercantil, al
intercambio de objetos que animó a los fenicios. Con la diferencia de que no es
posible intercambiar saberes sin un mutuo acercamiento y simpatía, mientras que
el intercambio de mercancías deja a los sujetos tan extraños como estaban.
Desde ese horizonte amplio que
constituyen el ser envolvente o las
grandes verdades, es fácil ver con simpatía y sin envidias los goces
ajenos, te identificas sin dificultad con todo lo bueno y lo bello de los
otros. No hay lugar para ese resentimiento de los hombres miserables de que
habla Nietzsche en quien se siente jugando un hermoso juego.
Ya vimos anteriormente
aquello de Juan Ramón:
...El domingo lento - ¡calle
sola!
del nostáljico pueblo, fue domingo
universal y alegre.
Hoy, alma, ¿qué no es mío?,
¿qué no es tuyo?
¿Qué verjas no se abren, qué
muros no se rinden,
qué bocas no se llenan de
palabras,
para ti?
Pero cuando te mueves en el
mundo de los sentidos, cuando apenas tomas distancia, te resulta más difícil
ver las cosas sin deseos de posesión.
Y es que los placeres físicos – nos dice
Tagore -, como el satélite en parte
helado de la tierra, tienen poca atmósfera alrededor.
Y al final uno acaba pensando que no son
peores los fantasmas que produce la excesiva distancia que los sueños
apremiantes que produce la excesiva cercanía.
4. CONSTRUCTORES DE INVERNADEROS
Parece que el trabajo de crear mundos tiene
su punto de dificultad; y aunque al primer fabricante le salió en seis días
quedó tan fatigado que todavía está de descanso.
Hoy hay quienes creen haber
descubierto la herramienta precisa para disputarle el terreno al creador
originario. Y hasta lo ven en franca retirada:
Dios es una equis en la
frontera de lo desconocido, en la medida que la ciencia avanza la equis
retrocede. Ciencia y técnica de la mano allanarían el camino para el dominio de
la razón. De la equis para acá todo se explica sin dios, de la equis para allá
ni con dios ni sin dios. Luego ese dios sobra.
Y una vez más se confundieron
las lenguas y la razón anduvo de cama en cama hasta hacer bueno el dicho de
Lutero: La razón es la prostituta de Satanás.
Pero si el problema es de
lenguas hagamos un lenguaje perfecto, un lenguaje perfectamente ajustado al
estado de las cosas. Con él sí podremos crear mundos nuevos, para todos.
Tras laboriosos procesos de
moldeado y ensamblaje de las piezas, la conclusión a que llegan los más lúcidos
es que lo ya hecho está bastante bien como está. Que las formas de hacer y decir de cada colectivo
cumplen el cometido de insertar al hombre en su entorno de la forma más
satisfactoria posible siempre y cuando se haga el uso debido de las palabras.
Y es que no es nada fácil dar forma a la
más humilde de las
instituciones, acordar
convenciones, palabras, hacer aceptar por todos unas formas determinadas
de hacer o decir.
Pero si no queremos perdernos
en la soledad tendremos que asumir el mundo que hay o crear, con la debida
modestia, formas nuevas avaladas por
razones capaces de convencer.
Siempre hay unos caminos
trillados, seguros, que proporcionan la satisfacción de las cuentas
cuadradas. Claro que cualquier economista aficionado conoce mil trucos para
cuadrar cuentas dudosas.
Hay quien entrega toda su vida a inventar
sentidos nuevos, a abrir otros caminos por donde un hombre nuevo o el viejo pueda
encontrarse consigo mismo, pueda encontrar ese sosiego que parece buscar.
Hacer el mundo es la tarea constante que
tenemos entre manos en juego con el destino.
El mundo es el horizonte desde el que nos
vemos, el ámbito en que nos movemos, el juego a que jugamos, nuestra casa, el
elemento que respiramos. Para ese ver y ese hacer, para ese estar y palpitar el
destino nos brinda la rica herencia de las tradiciones. Pero es tarea de cada uno definir su ámbito, cerrar su propio
espacio, elegir o apostar por unos juegos determinados.
La estrechez de horizontes es propensa a crear caparazones y con
ellos soledad y amargura. La amargura es patrimonio de quien, habiendo hecho
trampa en sus relaciones con la vida y consigo mismo, ya no sabe a qué
dedicarse ni a quién dirigirse; la amargura comprime y aplasta en lugar de
liberar - lo dice Cioran y tiene más razón que un santo.
El gusto por la libertad quiere altura de miras. Si
nuestro juego convence, si tiene al menos pretensión de ser para todos,
hallaremos rostros en que mirarnos, alegría, dilatación, participación de otro
mundo, ese mundo más allá de las estrellas de que hablaba Schiller:
Quien haya conquistado la baza mayor
de ser el amigo de un amigo, quien haya
conquistado una mujer amable, mezcle
al nuestro su júbilo. ¡Sí! Quien puede llamar
suya un alma tan sólo sobre la redondez
de la tierra. Pues el que no, que se aleje
llorando de esta hermandad.
5. EL SISTEMA INMUNOLÓGICO
- Cuando Atenas, derrotada por Esparta (-404), es
obligada a destruir sus murallas y se le imponen los 30 tiranos, a diferencia
de la ciudad vencedora experta en mutilar
la humanidad de sus ciudadanos, aquella tiene un antídoto contra la opresión y
el desánimo, una medicina que le hace salir de sus estrechos muros para ampliar
los horizontes al mundo “global”: la Academia Platónica, medicina para el
recuerdo que va más allá de las experiencias individuales y las patrias, un
saber que se remonta a lo que los mejores genios de la humanidad han acumulado
pensando.
Qué diferencia entre un pensar
estrecho en mis intereses más miserables y un pensar en lo para todos,
compartible y envolvente.
- El pueblo hindú – nos dice
Octavio Paz
- se
unifica más en base a poetas, místicos y
reformadores religiosos, que son los que
dan forma a sus sociedades y marcan las pautas de convivencia, que a políticos o caudillos. Ya en los Vedas,
sus relatos fundacionales, se presentan, según Le Bon,
como un pueblo que compone libros antes que hacer palacios y monumentos de
piedra.
- La diáspora judía es otro
ejemplo: Ya en -580 Nabucodonosor II destruye el primer templo de
Jerusalén. Luego Tito en el 70 d.C.
destruye el segundo templo y posteriormente se les dispersa. Pero a pesar de
todo es un pueblo que sobrevive a todas las calamidades. Posee un rico sistema
inmunológico, sus escrituras.
Víctor E. Frankl, superviviente
de los campos de concentración nazi, en su obra El hombre en busca del sentido, nos habla de la importancia de
tener una idea de la condición humana para afrontar el dolor, el fracaso y la
inevitabilidad de la muerte. Viene a concluir “El hombre está dispuesto a vivir
a condición de que su sufrimiento tenga un sentido”. Y cita a Nietzsche: “Quien
tiene un porqué para vivir puede resistir casi cualquier cómo”.
6. ALGUNAS PAUTAS PARA EL CAMINO
Quizás nos parezca ya un
tanto manido aquello de que atravesamos tiempos de crisis. Quizás no tanto el considerarla una crisis de
fundamentos.
Según Edgar Morin
la ciencia ha conseguido grandes progresos en el mundo físico, biológico,
psicológico y social.
Pero al mismo tiempo ha
progresado el error y la ignorancia.
Su fallo: el modo de
organizar el saber en base a un pensamiento disyuntivo (física / biología /
ciencias humanas), hiperespecializado: confunde sus cortes de la realidad
compleja con piezas de máquina.
Falta: un pensamiento
- que permita distinguir sin disociar, asociar sin identificar
- que reconozca
las carencias de nuestro pensamiento mutilante que acaba conduciendo a acciones
mutilantes.
Ni todo reductible a
partículas, ni sólo degeneración en el cosmos, también organización (vida)
Ni dar vida a los mitos, ni
simplificaciones o racionalizaciones: ya lo hemos dicho, “El
vicio que amenaza al pensamiento no es lo falso, sino lo parcial. La desgracia
de los hombres proviene de que un aspecto
parcial les ciega la mente. Y no es que se equivoquen sino que se dejan
obnubilar por el apego a lo que han acumulado lo que les impide escuchar lo que
no les da la razón”. (Xunzi, s.
-III)
. La
sabiduría es pacífica, comprensiva.
Para Sloterdijk
nos hemos quedado sin cobijo ideológico capaz de aglutinar voluntades.
Tenemos sí los Derechos Humanos
que son acuerdos compartidos por la mayoría, aunque en la práctica no llegan a todo
el mundo lo mismo.
Tenemos instituciones
globales para organizarnos en lo político, lo económico, incluso en lo
referente al trasiego de los productos culturales. Mercado y cultura hoy
rebasan todas las fronteras.
La comunicación entre las
personas dispone de más medios que nunca: información y capitales fluyen de
forma instantánea a través del globo.
Ciencia y tecnología están
dando respuesta a la mayoría de nuestros problemas materiales. Incluso el gran
peligro que representan las armas nucleares lo ve J. Fischer
como un freno a una guerra como medio de
política de fuerza ya que la destrucción mutua sería una certeza.
Pero siempre hay algo olvidado en todo esto. Está
por configurar la nueva matriz para este mundo nuevo que está surgiendo,
contando con la nueva sensibilidad en simbiosis con el planeta y la naturaleza
en general, conscientes de nuestra religación con nuestros semejantes, y de ese
sufrido mundo interior que compartimos.
Es distinto ver el mundo
desde las convenciones… o verlo desde los hechos, la existencia como drama de
placer y dolor. De ahí la diferencia entre verdad como ritualización: una realidad en lugar de otras conforme a
criterios de lo mensurable; y verdad como trasfondo vivido, resonancias
de placer/dolor que dejan en nuestro cuerpo los acontecimientos que
vivimos; punto en que se encuentran
individuo /naturaleza, vida /sociedad; aquello en que consiente toda la
modernidad como protopolítica: la ecología del placer /dolor: la gran mayoría no debe sufrir
eternamente por una minoría.
La verdad olvidada es la
verdad que se hace mordiendo y cantando,
en la risa y en el llanto, es algo que puede ser bailado: está en la
inspiración, la intuición, las resonancias que nos transmite la comunicación a
través de sus diversas formas.
Y Lucian Blaga:
“Yo no aplasto la
corola de milagros del mundo
y no destruyo con mi pensamiento
los milagros que encuentro en mi camino
en flores, en ojos, sobre labios o tumbas...”
Para empezar todo esto supone un volver la
mirada a ese mundo que envuelve a las personas y su espacio peculiar de resonancias.
Desde la experiencia placentaria hasta
el paso al mundo del lenguaje estamos
experimentando un juego de resonancias que
constituye la realidad inmaterial que nos
envuelve y protege.
…Siempre hay una realidad
dúplice que, como la de madre–hijo, nos envuelve, pero cuyos cordones
umbilicales hay que ir rompiendo para adentrarse en espacios cada vez más amplios. Desde el i
n-fans (no-hablante) al
adolescens
(que se duele) y de éste al adulto (que se dolió); y en definitiva de los
apegos maternos a los del mundo de las tradiciones y la cultura.
Y, volviendo
a Edgar Morin, nos propone pensar la realidad
- como conjunto de sistemas abiertos
donde tenga cabida la vida,
- donde esa
información hoy tan desarrollada, ese saber almacenado en genes, en chips y en las más diversas formas de
memoria, sea considerada en sus diversas dimensiones,
- donde la autoorganización que genera
la información podamos verla como algo que a la vez hace al individuo autónomo y ligado al ambiente.
En definitiva, la necesidad de admitir la gran
complejidad del mundo en que nos movemos donde físicos como Schrödinger nos
dicen que es impensable un mundo sin sujetos, sería incoloro, frío y mudo,
así como un mundo sin objetos sería
solitario y desencarnado. Y concluye E. Morin: Vivimos en una interconexión entre
culturas y razas sin que haya verdadera comunicación, nos falta llegar a una
civilización de las ideas.
FALSAS
METAS (vistas anteriormente):
- Tener cosas, goces… “Lo que guardé lo perdí,
sólo tengo lo que di”. Marco Aurelio.
- Perseguir
la felicidad. Dice Kant: "Si un ser dotado de razón y voluntad tuviera
como fin especial su conservación, su bienestar, en una palabra, su felicidad,
habría tomado mal sus medidas en coger a la razón como ejecutora de su
intención. Pues los actos en este
sentido y reglas de conducta habrían sido mejor indicados por el instinto y lo
hubiera logrado mejor
- Mirar
sólo por nosotros y nuestros hijos, nuestro pueblo, nación, religión, nuestras
costumbres y creencias. El que no es capaz de llevar su contabilidad por más de
dos mil años se queda en la ignorancia. Goethe.
DIVERSOS
CAMINOS QUE NOS SACAN DE NOSOTROS MISMOS:
El mundo que nos ha tocado vivir es
complejo y globalizado; habitarlo de manera lúcida requiere asumir: 1. la experiencia del otro, 2. las diversas instancias que generan la
cultura, 3. los diversos niveles de nuestro conocimiento
1. Asumir la experiencia del otro, el mestizaje
o contaminación con otras culturas.
Según
Octavio Paz mientras las civilizaciones
precolombinas de América habían vivido en una inmensa soledad histórica, las
culturas orientales y la europea habían pasado por la experiencia cardinal
de la presencia del otro, la intrusión
de civilizaciones extrañas: India, China, Persia, Grecia, Roma y el islán.
2. Asumir las diversas instancias desde las que se origina toda cultura: las grandes
figuras modélicas con sus formas de afrontar la vida y la muerte y sus formas
de estar y actuar señalan caminos, amplían nuevos horizontes.
- Los sabios desde el saber y
fuera del poder señalan caminos.
Buda, Zoroastro, Confucio, Sócrates, Cristo, Gandhi...
-
Los caudillos, uniendo saber y poder, crean instituciones que
posibilitan la justicia y la colaboración. Hamurabi, Darío, Alejandro Magno, Cesar, las grandes dinastías de
Egipto o China, los fautores de la modernidad.
- Los artistas
que desde la imaginación y la sensibilidad recrean sin cesar la imagen
del mundo y del hombre. Según Hölderling:
“Lo que vive lo fundan los poetas": Homero, los Vedas, la Biblia, el
Corán, Dante, Shakespeare, Cervantes.
Cada instancia marca un nivel de
conciencia: Por la fuerza del Estado
sólo se puede imponer lo negativo se limita a que no se lesionen los derechos
del otro, no se puede imponer la benevolencia. Sólo desde otras instancias se puede llegar
a lo más hondo del hombre. Según
Confucio, por el miedo al castigo no se fomenta el sentido del honor.
3. Asumir un pensamiento de fronteras que se sitúa en los límites de lo pensable, hecho de
sensibilidad, imaginación y razón.
Que por una
parte es consciente del
carácter aproximativo, metafórico, de todo conocimiento, y más
los que se refieren a aspectos de la realidad de los que sólo tenemos
vislumbres intermitentes, difíciles de contrastar con otros similares en
diversos sujetos.
Que por otra, apuesta por la vida y las
utopías que la ensanchan.
Frente a las filosofías tristes,
pesimistas y reaccionarias que sólo se encuentran a gusto entre las cosas muertas, metidas en
formol, que se dicen realistas porque
aceptan sin más lo dado; que desesperan de todo menos de las expectativas más
sombrías.
Un
pensamiento abierto a diversos aspectos de la realidad: Lo que
perciben nuestros sentidos, lo que interpreta esas percepciones, lo que
aspiramos aún en proceso de realización. Un pensamiento capaz de captar
las resonancias de la vida interior: El goce estético e intelectual. La
benevolencia y la empatía. La comunicación y hasta la experiencia mística.
Hay un
ir y venir de lo mental a lo físico y de lo físico que vuelve a apuntar a ese más allá de la naturaleza
hecho de sueños.
Pero no siempre se
da esa armonía. A veces
las representaciones forman costra y no dejan crecer.
Son los fanatismos, dogmatismos y prejuicios
que nos vuelven insensibles a todo lo que está más allá de nuestra piel. Es la
pereza mental.
7. ¿INMUNES ANTE
LA MUERTE?
- Un planteamiento desde la perspectiva actual
“La relación entre la
religación y la desligación – nos dice Edgar Morin
- no es una simple relación antagonista,
como la de Ahura Mazda (Ormuz,
el
principio del bien) y Ariman, de Eros y Thanatos. Es inseparable y
complementaria.
El cosmos se creó en un
evento inaudito de muerte-renacimiento; nace en la muerte de donde ha surgido,
produce su existencia produciendo la muerte (segundo principio de la
termodinámica) y, desde su origen térmico, está prometido a la muerte: el
universo se organiza desintegrándose. Se desintegra organizándose.
La creación continua de
galaxias y de estrellas se acompaña de destrucción continua de galaxias y de
estrellas. Estrellas, seres vivos, biosfera, sociedades, individuos son trabajados
por la muerte cada instante, y trabajan cada instante por y para la
regeneración. Eros y Thanatos, Mazda y Ariman, religación y desligación están
presentes el uno en el otro”.
“…De ahí la inconcebible
paradoja: todo lo que está ligado está separado, todo lo que está separado está
ligado. Eros está en
diabolus y
diabolus
está en Eros. No sabemos si la
religación se mantendrá cuando todo esté disperso, como testimonio
fantasmagórico del formidable esfuerzo
comenzado en los primeros instantes del universo para resistir a la
desintegración y a la dispersión.
“…La vida, y todavía más el
ser humano, se resiste a la muerte. La ciencia, la medicina, la técnica, la
higiene prolongan las vidas individuales y aún podrán prolongarlas más: habrá reparación
y regeneración de órganos, prolongación indefinida de la vida, pero ello no
elimina la muerte por catástrofe o explosión y, de todos modos, retrasar la
muerte humana nos abre el abismo de la muerte de la Tierra, de la muerte del
Sol, de la muerte del cosmos.
Asumir nuestro destino cósmico, físico, biológico es asumir
la muerte al tiempo que se la combate. No hay refutación de la muerte.
Todo destino viviente es
trágico pero sabemos, experimentamos que hay una afirmación humana del vivir
que está en la poesía, la religación y el amor. La ética es religación y la
religación es ética”.
- Un planteamiento desde otras perspectivas
La Filosofía perenne según Leibniz:
El mundo que percibimos no es toda la realidad
sino un mero aspecto de una realidad más
amplia, la parte o manifestación de ese todo asequible a los sentidos.
Podemos llegar a esa otra
parte por un conocimiento directo, contemplación, intuición, que une al
conocedor con lo conocido.
Podemos porque está en nosotros
y nos basta con identificarnos con nuestro mundo interior mediante determinadas prácticas.
n
la medida que contactamos con ese mundo nos liberamos de las contradicciones y
miserias de la existencia humana.
En sus primeras salidas de
palacio: ve tres causas del sufrimiento (vejez, enfermedad y muerte).
Respuesta: a los 29 años abandona todo, esposa
e hijo incluidos, y tras tres años de vida de asceta y una larga meditación
descubre las 4 nobles verdades que nos liberan de todo sufrimiento: Sufrimos/ Su
causa son los deseos y la ignorancia/ Si eliminas los deseos desparece el
sufrimiento/ Para ello sigue el óctuple sendero: recto pasamiento, palabra,
acción/recto meditar y recordar/ recta opinión
e intención/ rectos esfuerzo y conducta.
Naciketa.
No se puede confundir lo más
genuinamente humano con cosa ninguna. Las Upanisad nos lo ilustran con la
Historia de Naciketa:
Ofrecido por su padre, al
estilo de Abrahán con su hijo, llega a la morada de la muerte pero ésta no está
y no le hacen la acogida pertinente; cuando ésta llega a los tres días se
disculpa y le ofrece satisfacer los tres deseos que prefiera.
Lo primero que pide es que
su padre se libre de la ansiedad y que no le reprenda cuando vuelva. La muerte
le dice que no se preocupe que su padre no se enfadará y dormirá tranquilo.
Lo segundo que le revele
cuál es el fuego que conduce a ese lugar en que no está ella y por tanto no hay
miedo, ni vejez ni sufrimiento. Ese fuego no es otro que la inteligencia, el
iluminado encuentra allí el fuego origen de los mundos.
Lo tercero que le aclare
si cuando uno se muere sigue existiendo o no. Aquí la muerte le dice que en
esto hasta los dioses han dudado, es un tema difícil y que le pida otra cosa.
Él insiste. Ella le ofrece hijos, riquezas, poder, ninfas celestiales y toda
clase de delicias. Pero él dice que todo eso es pasajero, que nada de eso hace
feliz pues nada de eso queda cuando ella llega. Quiere saber si hay una nueva
vida.
La muerte responde con
tres consideraciones:
Lo primero, hay que saber
distinguir bien de placer. Tú has elegido el buen camino porque has preferido
lo primero.
Lo segundo, diferenciar
sabiduría o deseo de verdad e ignorancia o deseo de cosas placenteras, la
ilusión de la riqueza y el poder. Sólo conoce la verdad el que se siente uno
con ella y la desea con firme decisión.
Y finalmente saber qué es
aquello que está más allá del bien y del mal, de las causas y del tiempo. Tal
es el ser escondido en el corazón de cada criatura que sólo puede ser conocido
cuando él se manifiesta a quien le busca con los sentidos en equilibrio y la
mente sin ansiedad. El sabio es capaz de ir de la palabra al pensamiento,
del pensamiento a la inteligencia, de la inteligencia a la vida y
llega a una paz total con el ser. Cuando se llega aquí hemos dejado de
confundir la apariencia con la realidad e, instalados en nuestro verdadero ser,
habremos perdido el miedo a la muerte.
Cuando se toma conciencia
de lo que está más allá del tiempo y de los cambios y las formas pasajeras...
el ser humano se libera de las garras de la muerte.
El problema muerte-inmortalidad se resuelve eliminando al sujeto individual como algo aislado,
eliminando toda dualidad.
·
El Bagavad
Gita. Si bien todos coinciden en la importancia de conectar con ese mundo
interior que nos habita, esta obra nos muestras que no hay un solo camino para
lograrlo. Entre los diversos yogas o caminos para lograr la meta de nuestra
vida están: el del conocimiento, el de la acción desinteresada, de la sabiduría,
la meditación, la renuncia, la devoción. Todos tienen como meta entrar en
nuestro yo más profundo o atman que a su vez nos une a Brahman. Con esto
desaparece todo temor en quien recorre este camino.
Y
podríamos concluir:
¿Y estás
triste,
y
necesitas persuadirte de este
dominio
tuyo retornando
a aquellos
días, ¡ayl,
en que
sólo tenias
la ventana,
el afán loco y el libro?
J. Ramón, Cristales
Cf. SLOTERDIJK, El pensador en escena. Ed.
Pre-Textos. Valencia, 2000, pp. 153 – 156. Ver también NIETZSCHE, Zaratustra, c. III.
Lucian BLAGA (Lancram, Rumania, 1895 – 1961),
continúa:
…Otros con su inteligencia / ahogan el encanto de lo
impenetrable, de lo escondido
en
los oscuros abismos, /mas yo con mi luz acreciento el misterio del mundo;
y
así como la luna con sus rayos brillantes / no disminuye, sino que temblorosa
extiende
aún más el secreto de la noche, / así yo enriquezco el sombrío horizonte
con
amplios temblores de sagrado misterio; / y todo cuanto es incomprensible
Se
torna aún más incomprensible / bajo mis ojos / pues así yo amo
flores,
ojos, labios y tumbas.
P. SLOTERDIJK, Esferas I, págs. 251 ss. Ed.
Siruela Madrid 2009.
Mente y materia. Tusquets 2007. Págs. 56 ss. El observador modifica siempre lo
observado.
Seguimos básicamente a E. Morín, El método 6, Ética. Ed. Cátedra 2006. Págs. 42
– 43.
V. Carlo Frabetti, Introducción al Bhagabad
Gita. Ed. Bruguera 1978. Pág. 12.