PARADIGMAS VIEJOS Y NUEVOS, LOS MAPAS Y
EL TERRITORIO
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El tema de los
paradigmas (paradeigma: deiknumi=mostrar, modelo), modelo
o ejemplo a seguir en la interpretación de un determinado conjunto de fenómenos,
es hoy de plena actualidad, sobre todo en la interpretación de los fenómenos
sociales.
Así oímos
“Es la economía, estúpido”, en el cambio de siglo como paradigma social
dominante. Luego hoy No es la economía, estúpido: es la política, según unos, o
es la cultura según otros.
Habrá que
precisar antes que nada el campo de cosas a que nos referimos.
Pero quizás
haya que superar las exclusividades y apostar por la integración de la complejidad.
Es esta integración la que da lugar a las
etapas más fecundas de la historia. Para algunos un ejemplo de ello fue la
conjunción de intelectuales y trabajadores en Mayo del 68.
Nosotros
vamos a ahondar en los paradigmas más generales que hoy marcan el rumbo de las
cosas en nuestras sociedades, empezando por las diversas perspectivas que va
adoptando la ciencia.
El término «paradigma» designa, según Kuhn[1], todos los compromisos compartidos por una
comunidad de científicos. Por un lado, los teóricos, ontológicos, y de
creencias y, por otro, los que hacen referencia a la aplicación de la teoría a
los modelos de soluciones de problemas.
Hoy se extiende a
visiones de otros campos de la cultura tanto de occidente como de oriente.
Cuando un
científico habla de algo que no es su materia suele pasar lo mismo que cuando
el teólogo se inmiscuye en lo que no es suyo.
Tan reprobable
como la excomunión a Galileo por decir que la tierra se mueve en contra de lo
que aparece literalmente en los comienzos de la Biblia, podríamos decir que es hoy el desprecio de
ciertos científicos a toda esa forma de pensamiento que caracteriza tanto a la
tradición del mundo oriental como al nuestro: suponer que además del movimiento
de los cuerpos físicos existen otras realidades en las que estamos inmersos,
esa realidad última que nunca podrá ser objeto del mismo tipo de razonamientos.[2] Ese mundo en que se mueven los grandes relatos
que han guiado a la humanidad y han facilitado la convivencia. Se diría que
estamos lejos de esa “cultura del conocimiento desinteresado” de que hablaba
Nietzsche (Aurora 168).
Incluso la
ciencia cuando además de constatar regularidades busca una legitimación última
ha de recurrir a otro tipo de pensamiento:
+ Tal vez sea la
India el país que más ha contribuido a "lo que Leibniz llamó la Filosofía
Perenne cuyo núcleo se puede resumir en cuatro presupuestos fundamentales:
. La realidad
trascendente puede ser captada por el hombre mediante un conocimiento directo,
"contemplativo", que va más allá de la mera especulación y une al
conocedor con lo conocido.
. El conocimiento
inmediato, unitivo, de esta realidad trascendente libera de las contradicciones
y miserias de la existencia humana.
Estos cuatro presupuestos son, según la
expresión de Leibniz popularizada por Huxley, como el máximo común divisor de
todas las grandes religiones".[3]
Para Capra estos
presupuestos constituyen “el más consistente fondo filosófico para el nuevo
paradigma científico.” [4]
+ El sinólogo
Richard Wilhelm[5] nos viene a decir: el Dios del que se
nos hablaba en nuestra juventud está muerto, ese Dios que empuja desde fuera,
su sitio ha quedado vacío; pero hemos de mirar dentro del hombre, no como
individuo sino como totalidad imbuida del espíritu humano.
Todas las
culturas vivas y que nos hacen vivir, concluye Wilhelm, han de saber convivir y
complementarse y, con ello, fructificar.
Y es que el mapa
no es el territorio.
Y es que la
“realidad última” – nos dice F. Capra[7]
- “nunca podrá ser adecuadamente descrita con palabras, porque está más
allá de los sentidos y del intelecto, del que derivan todas nuestras palabras y
conceptos”; supone un estado no ordinario de conocimiento que podemos llamar
estado “meditativo” o “místico”, un tipo de conocimiento intuitivo.
Y Richard Wilhelm
nos lo dice así: Hay dos formas de ver el mundo:
La observación
que acumula características y saca conclusiones para formar juicios con ellas,
La intuición, un
conocimiento que va más allá de la lógica, sin contradecirla, que capta la
interioridad del hombre y las cosas a la que llega de forma directa, es el
principio fundamental de toda creación cultural. [8]
Este tipo de
conocimiento se da tanto en el mundo de la ciencia como en el misticismo sobre
todo oriental. Así, la manzana de Newton, la bañera de Arquímedes, el niño en
la playa de S. Agustín…, intuiciones luego desarrolladas en el lenguaje
corriente o científico, son ejemplos de lo primero; las técnicas de meditación
y los caminos del yoga de que nos hablan las tradiciones orientales son ejemplo
de lo segundo.
La intuición es
un tipo de conocimiento que se da a diversos niveles, de forma momentánea como
en el chiste o la ocurrencia, y de forma duradera como en los relatos de los
sabios que han marcado el rumbo de la humanidad o en las técnicas de meditación
de nuestros místicos o del mundo oriental, así el Bhagavad Gita, o lo que nos
dice ChuangTzu: “La mente calmada del sabio es un espejo… reflejo de todas las
cosas.”
Lo que está claro
es que las explicaciones tanto de los físicos como de los místicos hacen
referencia a un limitado mundo de fenómenos. Pero tienen similitudes:
- Los físicos:
experimentan el interior de la materia con sofisticados instrumentos.
- Los místicos:
el interior de la conciencia con sofisticadas técnicas de meditación.
-
Paradigma de la producción en la
esfera técnica, relación hombre – cosas, que se rige por la productividad.
-
Paradigma de la interacción humana en
la esfera social, la relación entre personas, que se rige por valores éticos y
estéticos orientados a la convivencia. Incluso Nietzsche hablará de los valores
que subyacen en los mitos compartidos por la colectividad. Va más allá del
sujeto de la razón ilustrada y hace pie en el mito como “fuerza de integración
social” (Ej. Wagner 1º)
-
2. El paradigma científico-técnico
En un mundo
tecnificado da la impresión de que la física y la biología han invadido todos
los campos del saber. Ver: Google Pinker, Imágenes
Si hemos de creer
a Pinker,[10] las altas tecnologías de la información y la computación nos aclaran los secretos de la mente:
- Sus creencias y
recuerdos no son más que colección de información en una base de datos.
- Pensar y
planificar no es más que transformar estos datos mediante operaciones
informáticas.
- Los deseos e
intentos son circuitos que se retroalimentan así:
El mundo -> actúa en los órganos
sensoriales -> y estos en la mente que procesa <- devolviendo al mundo
una reacción a través del sistema motor.
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…………………….
Así
se pretenden resolver todos los problemas que plantean los variados sistemas de
procesado de datos, así los referentes a las inteligencias múltiples: verbal,
espacial, numérica, memoria, razonamiento…
O la simplificación de datos similares por semejanza, relación o
complementariedad. Y esto vale para juegos lingüísticos tan dispares como
descriptivo, prescriptivo o performativo. (Ejs. Eso es blanco, Ven acá, Se abre
la sesión). Lo que no es poco suponer.
…………………….
La biología, sigue
Pinker, se explica por una teoría
computacional, la mente lo mismo. La neurociencia tiende un puente entre la
mente y la materia. Así Crick, en “La búsqueda científica del alma”: todos
nuestros pensamientos y sentimientos, alegrías y penas, sueños y deseos
consisten en actividades fisiológicas del cerebro.
El
yo, continúa Pinker, no es más que una red de sistemas cerebrales que en
conjunto crean la ilusión del yo. Y argumenta con ejemplos: Así, cuando un
obrero sufrió la perforación del lóbulo central y sistema límbico cambió
totalmente de personalidad se volvió agresivo cuando antes era educado. O el
hecho de que Einstein creara sus teorías fue gracias a sus grandes lóbulos
parietales y su factor espacial muy desarrollado. O los homosexuales lo son
porque tienen el hipotálamo pequeño y los asesinos porque tienen la corteza
prefrontal pequeña y no inhibe el impulso. (L. c. págs. 76-80)
En
resumen, nada se aprende, hay una matriz organizada genéticamente que solo
admite ligeras modificaciones.
Ya
con esto sobran las preguntas sobre todo lo que perturba la convivencia humana.
Todo
está en el ADN,
especie de nanotecnología que libera,
une y recicla las neuronas y los neurotransmisores.
Nuestro
autor tiene claro lo que hay de este lado del puente…
V. Google
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Los
humanos gemelos univitelinos u homocigotos (un solo óvulo fecundado que luego
se parte en dos iguales) tienen el mismo sexo y carácter.
Hay
genes en los cromosomas que dan lugar a distintas conductas verbal, espacial,
emociones, inteligencia general… siempre interactuando con otros muchos y con
gran probabilidad. Son los genes y el
ambiente (ej. Woody Allen entre apaches no tendría nada que hacer) los que
marcan la personalidad.
La evolución:
la selección natural explica el “simulacro de ingeniería” o la “ilusión
de diseño” presente en la naturaleza. No hay finalidades, todo fruto de la
selección natural.
Así
se explican nuestros afanes más profundos. Las leyes que parecen regir el
universo son construcciones fortuitas, pura casualidad.
Aquí
ya ha desaparecido el puente.
El hombre
= conjunto de circuitos que procesan representaciones del mundo y a su
vez alimentan otros que lo interpretan mediante conexiones causa-efecto
y otras categorías que posibilitan predicciones útiles y respuestas
adecuadas. (Ibidem pág. 90)
Circuito procesador de información
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Formación de categorías lógicas
predictivas
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Circuitos que interpretan conectando: c.-ef
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I
Rtas. a neces.: hamb, mied, amor
|
La ingeniería de la mente se desarrolla continuamente, sus facultades cognitivas y emocionales son complejas y útiles: ¿Diseño divino / Selecc. Nat.? Bastaba decir que son procesos adaptativos sin más.
Y
con esto ya hemos pasado al otro lado del puente.
Pero cuando se
habla de relaciones humanas, lo social, la cosa se complica, entra la
psicología más que la biología, no es tan fácil saber lo que más interesa al
individuo. Pero Pinker no se arredra:
. La selección natural es moralmente
indiferente (Dawkins, El gen egoísta); pero todo depende de las situaciones,
así con la aparición del lenguaje oral y escrito cambian las reglas para la
supervivencia y reproducción: al comunicarse los hombres intercambian
conocimientos e impulsos desconcertantes,
sí transmitidos por la selección, aunque reprimidos según Freud; incluso
etnólogos, paleontólogos y Chomsky en especial consideran que la mente
evolucionó con un “complejo diseño universal”.
…………………….
Y ya tenemos el
salto; y una vez aquí ya aparecen las representaciones más abstractas universalmente
compartidas por todos los bípedos erectos sin distinción de razas ni
fronteras. Todo ello un arduo trabajo de la biología y su poder de interrelación
cuyos resultados va almacenando en su base genética donde encierra toda la
información posible sobre impulsos, sentimientos y todo tipo de razón en
cualquier grado de abstracción.
El genoma – nos dice - encierra
toda la información.
La mente
humana viene equipada con una batería de sentimientos, impulsos y
facultades para razonar y comunicarse común a todas las culturas
que fueron configuradas por selección
natural en la evolución y deben su diseño a la información presente en el
genoma.
Todo sería el
resultado de una especie de “lotería genética”. Pero ya hoy con el desarrollo
de la ciencia capaz de modificar esos genes podemos hablar de “ingeniería
genética” y pronto de “supermercados genéticos”.[13]
El cerebro es un
“mecanismo físico”, una disposición de materia que convierte los imputs en
autputs de forma determinada. Si bien sus genes (34.000) son poco más del doble
que los de la lombriz intestinal (18.000), éstos son capaces de generar
proteínas que dan lugar a órganos y múltiples combinaciones. Hasta
construir un cerebro complejo.
Y concluye
Pinker: “Si el amor, la voluntad y la conciencia no son labor del alma sino funciones
meramente “biológicas” – es decir, adaptaciones evolutivas implementadas en
el circuito del cerebro - el espíritu podría jubilarse para siempre”. (Ib. 99).
En ciencia está
demostrado que lo que llamamos alma consiste en una actividad de procesado de
información del cerebro, órgano gobernado por las leyes de la biología. (330). La mente es una misteriosa forma de materia que segrega el cerebro…
No puede determinar su propia naturaleza pues para conocerse sólo cuenta
consigo misma. [14] (Ib. 353).
Y al parecer no cuenta para nada con los grandes relatos que la
humanidad ha ido construyendo a lo largo de los siglos.
El tema de la libertad y la responsabilidad es considerado como el
fantasma de la máquina. Es el castigo el que disuade del mal dejando marcas en
la corteza prefrontal. Todo es cuestión de eficacia, ser operativos. Ni voluntad ni alma ni yo.
El darwinismo explica el dolor y el sentido moral: No son más que sistemas neuronales de selección que favorecen lo más rentable. Lo mismo las creaciones de artistas y filósofos no son más que “computaciones neuronales” que nos previenen del sufrimiento. Todo es cuestión de costes y beneficios y para eso está lo que nos va diciendo el contexto, esto es, la infraestructura económica y tecnológica. Conforme a la idea de Marx. (Ib. Págs.
435 - 436).
Hasta aquí hemos seguido a Pinker que parece concluir: la
naturaleza humana está constituida sólo por contextos económicos cuantificables.
WAGENSBERG, en
su obra El pensador intruso[15] observa que las matemáticas son un
juego diferente a las ciencias cuanto no pueden contrastarse directamente con
la realidad como aquellas. Y consultando a una serie de matemáticos sobre esto,
una pate de ellos afirman que suponen una vida intelectual independiente de la
realidad material, mientras que otros confiesan tener una relación íntima
terrenal y promiscua con esa realidad.
A juzgar por el
contexto él parece estar más de acuerdo con los segundos. Pues a pesar de sus
elogios de la interdisciplinariedad
(págs. 59 ss.) como enriquecedora del pensamiento parece que ésta sólo tiene
lugar entre las ciencias cuyo objeto es la comprensión del mundo siempre en
progreso y en las artes basadas en intuiciones cambiantes y emancipadas de toda
función religiosa o social hasta llegar al arte por el arte; pero donde el
mundo de las creencias, de las revelaciones y tradiciones como mundo estancado
tiene poco que aportar.
La evolución
manda y la selección natural nos va regalando el gusto por el juego y con él la
cultura, pero no se queda ahí, seguirá “la selección natural de la selección
cultural”. (254) Y hemos llegado ya a unos estadios del progreso donde han
quedado atrás no sólo el homo habilis, el erectus y el cavernícola con sus
mágicas pinturas rupestres sino también las viejas culturas que desde el Rio
Amarillo se van desarrollando en las cuencas de los ríos Ganges, Indo,
Éufrates, Nilo e incluso en la Grecia clásica.
Wagensberg es un
autor al que guardo gran respeto por su erudición en su materia y su gracia de
considerarse como “intruso” en otros
campos. Tal vez estos aforismas que publica en la prensa [16] pudieran ser un ejemplo de esa
gracia:
“La religión ha
tolerado el esclavismo, cuyo fin ha sido sólo gracias a la conquista de la
razón. La progresiva industrialización del mundo logra lo que ninguna religión
se había planteado siquiera. Según el físico Weinvergr Con o sin religión
siempre habrá gente buena haciendo cosas buenas y gente mala haciendo cosas
malas, pero para que gente buena haga cosas malas hace falta la religión.
La física
cuántica no pretende regular el comportamiento humano cosa que sí hace la
religión”.
No creo que nadie sensato pueda hoy
darle la espalda a los grandes adelantos de las altas tecnologías de la
información y la computación en los ámbitos de la física, la biología, la
genética…siempre con el trasfondo de las leyes de la evolución y la selección
natural; pero el quedarse ahí ¿nos da una garantía de que todo ese aparato en
engranajes puramente mecánicos, a modo de maquinarias robóticas sin una
interioridad que las dirija de una forma compartida por seres humanos capaces
de entenderse no se nos escaparían de las manos? ¿No vendría aquí aquella
conclusión a que llega Max Weber en su Ética
Protestante: “Especialistas sin espíritu, gozadores sin corazón, ¿estas
nulidades se imaginan haber ascendido a una nueva fase de la humanidad jamás
alcanzada anteriormente”? [17]
3. El paradigma
científico-interdisciplinar
Es curioso cómo
en la descripción que nos hace Capra (Ib. 98 ss.) sobre la Física cuántica
viene a concluir que a todos los niveles el universo funciona como funcionamos
los seres vivos: atracciones y repulsiones de lo macho y lo hembra.[18]
Y concluye Capra: “La interacción entre
electrones y núcleos atómicos es la base de todos los cuerpos sólidos líquidos
y gaseosos, y también de todos los organismos vivos y de todos los procesos
biológicos con ellos relacionados”. (Ib. Pg. 105).
Al final le dan
la razón a esa antigua sabiduría china que considera el universo todo movido
por esas dos fuerzas que se complementan y se intercambian y que antes
ejemplificábamos como la noche y el día, la tierra y el sol, lo femenino y lo
masculino, pero ahora resulta que también está en los átomos como núcleo y
electrón.
¿Acaso esto nos
da luz para explicar esa energía excedente que nos hace irradiar algo así como
ondas de fotones ante la presencia de un cuerpo envuelto en la belleza de
potentes protones?
“Al contrario que
en la mayor parte de las religiones occidentales, en el hinduismo el placer
sensual nunca fue suprimido, porque el cuerpo siempre ha sido considerado como
parte integrante del ser humano y no como algo separado del espíritu… Sus
innumerables dioses y diosas… reflejan diferentes aspectos de lo infinito…”[19]
Para el mundo griego
EROS era la fuerza primordial que mueve el mundo. [20] “En el principio era la grieta”. Hesíodo,
bajo la inspiración divina de las Musas, no encontró nada más apropiado que
poner en el origen de todo el caos, la grieta, la hendidura de la que todo
proviene y a la que todo quiere retornar.
Si la inspiración hubiera venido de Júpiter, de Elohim, Allah o del
Pachacámac inca, dioses luminosos masculinos, al principio habría sido el
espíritu, quizás soplo, quizás sperma, el logos spermatikòs de los estoicos, lo
que habría dado origen a todas las cosas.
Cuando Courbet quiso
representar el origen del mundo acudió a Hesíodo y pintó un exuberante,
realista, sexo femenino. Naturalmente con la consiguiente indignación de los
adoradores de Júpiter.
Que el mundo es macho y
hembra no es cosa fácil de admitir a juzgar por la cantidad de detractores que
tiene la idea. Son muchas y prestigiosas instituciones las que tratan de negar
esa evidencia. No sé si fue el obispo Atanasio el que dijo aquello de "
Qué sabrán esos eunucos de Antioquía de la generación eterna del Verbo".
Al margen de la polémica dogmática del momento, lo cierto es que para el genial
obispo un castrado difícilmente puede comprender que haya una generación en el
comienzo de todo.
Y cuando hablamos de
principio nos referimos tanto al trasfondo o fuerza actuante en el presente
como al hipotético origen al que nuestra mente retrotrae el comienzo de todo.
Ya Aristóteles lo dijo, Eros es el motor que mueve todas las cosas atrayéndolas
hacia sí.
Cuánta intransigencia,
cuánto fanatismo, cuanta crueldad y cerrazón se evitarían si se generalizara
esta elemental forma de ver las cosas.
- Según él, la
vida es un tejido de contradicciones:
- la razón es el sentido común / la fe defiende el sentido propio
- La lógica
método de la razón busca lo común / la cardíaca método de la vida busca lo
dinámico, lo paradójico.
La vida es
imaginación, se mueve entre mitos, humaniza todo cuanto toca, es creación y no
constatación.
Las ciencias se
quedan en lo ambiental, lo circundante. Son importantes pero extrañas a
nosotros, se quedan fuera de nosotros, sus conocimientos no son fin en sí sino
para otros conocimientos.
La vida es fin en
sí misma; la filosofía vitalista es imaginación, poesía, locura quijotesca que
quiere imponer a las cosas sus propias exigencias. Tal es su afán creativo.
Hay una lucha de:
- la razón
empeñada en racionalizar la vida: resignarse a la muerte.
- La vida empeñada en vitalizar la razón:
obligándola a que sirva de apoyo a sus anhelos vitales. (263) Los grandes
genios del cristianismo no hicieron otra cosa que luchar sin tregua por
racionalizar su fe. Concluye Unamuno.
Y los rasgos del
mismo son
- un concepto del
universo como un sistema mecánico compuesto de “ladrillos” elementales y
básicos, el cuerpo humano como una máquina. (Interesa de él todo menos lo que
el rostro y el lenguaje pudieran transmitir).
- la vida como
una competitiva lucha por la existencia.
- la fe en un
progreso material ilimitado en base a la economía y la tecnología.
- el sometimiento
de la mujer como algo natural.
Hoy estos
paradigmas se consideran obsoletos por el desarrollo de una conciencia
ecológica o concepto holístico del mundo: la interdependencia de todos los
fenómenos y la integración del individuo en los ciclos de la naturaleza. Y una
conciencia espiritual: un modo de conciencia en que el individuo se siente
unido al cosmos como un todo.
En su obra El paradigma holográfico Wilber menciona
la teoría del físico inglés David Bohm[22]. Este afirma que “el vacío contiene
energía que se ignora porque no puede medirse con ningún instrumento”. “La
materia es un ligero incremento de energía,” “…es como un pequeño rizo en este
océano tremendo de energía, con cierta estabilidad…” y con apariencia
manifiesta. Aquel vacío supone una realidad que va más allá de lo que llamamos
materia en la que se manifiesta.
“El pensador es
como el átomo, forma un conjunto sólido en el tiempo a través de su energía
ligada... Tan sólo cuando el individuo ha disuelto su yo tridimensional
compuesto de materia bruta puede fluir sin impedimento a través de nosotros la
base de nuestro ser.” (55 y 57)
Al final Capra
resume el Nuevo Paradigma: (pgs. 439 ss.)
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No hay ciencia objetiva sin sujeto:
siempre está implicado el “observador participante” de Heisenberg. “Lo que
veamos dependerá de cómo miremos.”
Sólo conocimientos aproximados, no
definitivos. Según Pasteur: “La ciencia avanza a través de respuestas tentativas
a una serie de preguntas cada vez más sutiles, que penetran cada vez más en la
esencia de los fenómenos naturales”.
Y concluye: Superviviremos si hay
cooperación y no dominación. Pero seguirán las amenazas si no cambiamos los
métodos y valores en que nuestra ciencia y nuestra tecnología están basadas,
esto es, la creencia de que la comprensión de la naturaleza implica su dominio
y control incluidos los seres humanos, manifestándose en todo esto los rasgos
del sistema patriarcal.
[1] Kuhn La estructura de las
revoluciones científicas.(1962). Cf.
wikipedia.org/wiki/Thomas_Kuhn
[2]Ya
hubo quien lo advirtió: La idea del Samsara o rueda de las reencarnaciones, es
para Schopenhauer la "traducción al lenguaje popular, y en cuanto cabe en
su limitación", de la gran verdad de la unidad de todo, "el fin a que
tiende toda doctrina religiosa, puesto que todo dogma de fe no es más que una
vestidura mítica de la verdad, a la cual no puede elevarse la grosera
inteligencia del hombre". Y continúa: "Jamás mito alguno se aproximó
ni se aproxima tanto a la verdad filosófica, asequible a muy pocos, como ésta
antigua del pueblo más noble y más antiguo, en el cual reina todavía como
artículo de fe... Se comprende que Pitágoras y Platón aceptasen con admiración
este mito..." (El mundo como
voluntad y representación. Ed. Porrúa. 1987. Págs. 275 – 276).
[3]Carlo
Frabetti, Prólogo al Bhagavad Gita. Ed. Bruguera. Bna. 1978.
[4]
El Tao de la física. Sirio, 2006. Pág.436
[5]
La sabiduría del I Ching. Guadarrama. 1977. Introducción Págs. 27 y 39.
[6] Agustín de Hipona: «Noli foras
ire, in te ipsum redi, in interiore homine habitat veritas, et si tuam naturam
mutabilem inveneris, trascende et te ipsum». ¡No vayas afuera, entra dentro de ti mismo, en el interior del
hombre habita la verdad! ¡Y si encuentras tu naturaleza mutable,
trasciéndete a ti mismo! (La verdadera
religión Cap. 39). Y aquí un poco más cercano, lo que Octavio Paz dice de
Borges: Estuvo siempre atraído por el “otro lado” de la realidad. (Convergencias, Seix Barral 1991. Pág. 64)
[7] El Tao de la física. Sirio, 2006. Pág. 44 ss.
[8] La sabiduría del I Chin. Guadarrama 1977. Pág. 53-54
[9] El discurso filosófico de la modernidad. Taurus 1089.
Pág. 112 ss.
[10] PINKER, Steven, La tabla rasa. Paidós 2003. Pg. 62 ss
[13] V. Antonio Domínguez, Transhumanismo
y filosofía. El País 13,9,18.
[14] Cita a Ambrose Bierce, El diccionario del
diablo.
[15]Ed. Tusquets 2014
[16]El País, 20, 1, 18. En el mismo sitio y en el mismo
día tenemos a VICTOR DEL ÁRBOL,
Autor de La tristeza del samurái y La víspera de casi todo, premio Nadal y
Caballero de las Artes y las Letras en Francia que nos dice: “Escribimos para
trascender la realidad que es tan aplastante… que puede llegar a cegarnos. …Los
seres humanos necesitamos mirar hacia arriba”.
[17] Ética Protestante y el Espíritu del Capitalismo.
Albor, M. 1999. Pág. 225.
[18] Cf. LYOTARD, La condición postmoderna. Cátedra 1987.
Cap. 4. La sociedad contemporánea (S. XX) se considera bien bajo la
representación de un todo funcional: un organismo vivo (con una economía
creciente y una sociedad de bienestar) o según el modelo cibernético (se autorregula
al margen de las expectativas de los sujetos: cinismo tecnocrático), bien bajo
la visión marxista de una sociedad dividida en clases, dado el asedio que sufre
la sociedad civil por el capitalismo. (Una lucha integrada en los países
liberales y eliminada en los totalitarios). Sin base social esta teoría queda
como utopía, es decir, en decadencia.
[20] Para Platón el amor nos lleva de belleza en belleza
hasta la belleza suma; la felicidad (eu-daimonia): tener un buen duende y no un
mal-anje. Y Aristóteles: El primer motor mueve todo por atracción como Eros.
[21] Seguimos el
estudio de José M. Sánchez Ruiz Razón, mito y tragedia. Ensayo sobre la
filosofía de Unamuno. PAS. Verlag. 1964, pg. 255, 257.
[22] Cf. Ken WILBER, El paradigma holográfico.
Kairos 2008, págs. 80 y 55-57.
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