II.MARÍA ZAMBRANO. UNA FILOSOFÍA EN FEMENINO.
(En el
Blog “filosfiayfiloficcion” - apartado
La postmodernidad y sus profetas c.VI A -
tenemos parte de este tema desarrollado en el curso anterior. Ahora
introducimos las aportaciones de María Zambrano al mismo).
1.
EL PLANTEAMIENTO
La obra de M Z va en consonancia con su
vida: evoluciona y ahonda en las zonas oscuras del hombre lo que la distancia
de su maestro Ortega. No se queda en la razón vital del maestro y va más allá
tratando de interpretar la realidad uniendo filosofía y poesía. Esto la lleva a plantearse una
filosofía con rasgos específicos de lo femenino.
“Busca lo
reconciliador del saber, filosofía de amor, de la integración, no de la
escisión…,…Esa será la base de su razón poética, razón integradora.”
“La razón
poética es inequívocamente femenina, sólo una mujer podía rescatar sin pudor
aquella parte constitutiva del hombre, olvidada por mucho tiempo mientras
imperó el dominio de la razón pura, y llevarla al lugar que le corresponde.”
Admiradora de figuras de mujer ideales o reales que encarnan su misma
lucha, así Antígona, Diotima o las mujeres de las obras de Galdós, pero no
defensora del feminismo, cuestión que considera superada por lo que insiste en el concepto de persona
que va más allá de la diferenciación sexual, siempre en busca de una posición
integradora y más enriquecedora. (L. c. pgs. 101 - 103)
2.
LA MUJER NO NACE, SE HACE.
La mujer es puro
cuento es el título de un libro de Milagros Palma, una mujer nicaragüense que
revela el carácter cultural de la feminidad. Traduce la misma idea de Simone de
Beauvoir que nos sirve de encabezado. Es decir que el género femenino es una
construcción social como también lo es el masculino.
Simone de Beauvoir
se preguntaba: Porqué la mujer se implica más en el amor. Y su
respuesta: Porque no tiene otra cosa mejor que hacer. A fuerza de rebajar el
amor femenino a la categoría de deseo de aniquilación de sí, de total renuncia
en provecho del amo, se olvida lo que éste tiene de autovaloración como sujeto
irreemplazable.
Y aunque esa
entrega pasional que rompe el aislamiento y abre nuevos horizontes tiene su
valor no puede separarse de una afirmación del sujeto y su autonomía.
La “ideología del
amor” desarrollada por una cierta literatura moderna ha legitimado el
confinamiento de la mujer a la esfera privada. La necesidad de amor, la
ternura, la sensibilidad, aparecen como atributos femeninos con lo que la
representación social de la mujer queda como dependiente del hombre por
naturaleza, incapaz de ejercer la plena soberanía de sí, como con miedo de
hablar sobre sus cosas. De ahí la asignación a la
mujer de su papel de esposa, su inactividad profesional, su necesidad de
evasión.
3.
DIFERENCIAS Y DESIGUALDADES SEXUALES VISTAS POR LAS MUJERES
Simone de
Beauvoir fue quien
en su libro clásico El segundo sexo (1949), introdujo la idea feminista
moderna de que "no se nace sino que se deviene mujer", insistiendo en
que la opresión de la mujer no se debe a factores biológicos, psicológicos o
económicos sino que a lo largo de la historia la mujer había sido construida
como el "segundo sexo", "la otra" del hombre. El hombre
era la medida de todas las cosas pues "la humanidad es masculina y el
hombre define a la mujer no en sí misma sino en relación al hombre...
Margaret Mead, en su estudio
comparativo Sex and Temperament in Three Primitive Societies había
introducido ya en 1935 la idea revolucionaria de que, por ser la especie
humana enormemente maleable, los papeles y las conductas sexuales varían según
los contextos socio-culturales. Mead
escribía en 1949: Cada una de estas tribus (en Nueva Guinea) tiene, como
toda sociedad humana, el elemento de la diferencia sexual para usarlo como tema
en el argumento de la vida social y cada uno de estos pueblos ha desarrollado
esta diferencia diferentemente.
A mediados de los años 70 del siglo
pasado una serie de antropólogas estadounidenses se
propusieron crear una "antropología de las mujeres" para someter a la
crítica feminista los modelos androcéntricos convencionales en esta disciplina.
. Para las antropólogas feministas
marxistas, la opresión de las
mujeres, y el poder exclusivo ejercido por los hombres dependían de las relaciones
de producción históricas. El surgir
de la propiedad privada y el colonialismo. Para ellas el problema está en lo económico.
. La corriente estructural simbólica
de EE UU atribuía la subordinación de
las mujeres a pautas heredadas por el "hecho" biológico de su papel
específico en la procreación, pautas susceptibles de cambio.
. Las feministas socialistas anglosajonas, en cambio,
introdujeron el concepto de género en su controvertido sentido actual. Para
ellas el problema es político y cultural.
En 1969 la
norteamericana Kate Millett en su libro Sexual Politics,
proclamaba que las relaciones entre los sexos eran fundamentalmente
políticas. Unas veces idolatradas, otras veces tratadas con
condescendencia, en la historia y cultura occidentales las mujeres siempre han
sido explotadas por los hombres.
El punto de
coincidencia de todas ellas se centra en que no se pueden naturalizar las
desigualdades. Resulta difícil llegar a conclusiones sobre lo que es por
naturaleza y lo que proviene de la cultura, tanto más que estos mismos
conceptos son definidos desde la cultura. Al fin y al cabo la cultura es el
espacio de la libertad desde el que afrontamos las limitaciones que nos impone
la naturaleza propia y circundante.
La mujer de
su casa acaba cuando se da el reconocimiento social del trabajo de la mujer y
su acceso a todo tipo de actividad antes masculina. A esto se unen el control
de la procreación, los cambios en la institución familiar y en la nueva forma
de entender las relaciones de pareja.
- La primera mujer,
nos dice Lipovetski, surge con la
división del trabajo y la asignación a la misma de las tareas de casa y un
lugar de dependencia. Se exaltan la guerra y la política, tareas masculinas y
se mitifican sus héroes. En cambio se asimila a la mujer al mal y al desorden
con sus mitos correspondientes y sus poderes maléficos, aunque no dejan de
reconocérsele una autoridad en la vida doméstica y en la economía. Así en el
mundo griego y romano.
- La segunda
comienza a perfilarse en el S. XII, a partir del “amor cortés” que exalta a la
mujer y la idealiza. Luego en el XVIII hay toda una literatura que proclama las
aportaciones de la mujer en las costumbres, la cortesía y el arte de vivir.
Finalmente el amor romántico del XIX pone al bello sexo próximo a la divinidad;
del desprecio se pasa a la sacralización. “Tú señalaste al cielo cuando yo me
hundía” dice Hölderlin de Diotima. Y Goethe: “El eterno femenino nos arrastra
hacia lo alto”, civiliza los comportamientos, es dueña de los sueños
masculinos, ejerce su imperio sobre los hombres importantes...
Pero este paso de
la potencia maldita a la exaltación y sacralización de la mujer, visto por las
feministas, es otra forma del dominio del varón.
- La tercera mujer se caracteriza por la
autonomía en su definición de roles.
Si la primera se diabolizó y despreció y
a la segunda se la adula e idealiza, esto es siempre según la visión del
hombre.
La nueva situación de estudios, trabajo,
sufragio, libertad sexual hacen que las mujeres tengan completa disposición de
sí mismas en todas las esferas de la existencia.
Ya no hay una función social prefijada:
casarse, parir y criar hijos; sino que se abre ante ella todo un mundo
imprevisible que ella ha de diseñar. Elige estudios, profesión, casarse o no, hijos o no, divorciarse... abiertas
todas las posibilidades de los hombres, puede como ellos definir e inventar la
propia vida.
Eso no significa que ya hayan
desaparecido las desigualdades y tengan las riendas del poder político y
económico, es un hecho que persisten tabúes y estereotipos; pero sí que tienen el poder de autocrearse y
de inventarse a sí mismas, y en esto sí se da igualdad con el hombre.
No es la similitud de roles, sino la
superación del encorsetamiento social, la indeterminación de los géneros.
Será poco a poco que se tome conciencia
de que la norma social es una convención no por naturaleza. La mujer sigue
viendo unido sexo y sentimiento, lo vive distinto del hombre, pero sabe que no
es por constitución genética sino norma social que viene de siglos. De hecho
hoy en la medida que la mujer conquista emancipación el varón da mayor
importancia a lo psicológico, a los sentimientos.
Sólo con la superación de las
desemejanzas se hace posible una comunidad de pertenencia, un reconocimiento de
sí en el otro sentido como propio. Aunque sicológicamente diferentes
antropológicamente similares.
5.
LA
RELACIÓN HOMBRE MUJER, MEDIDA DE TODAS LAS COSAS.
a. El problema.
La relación hombre
– mujer constituye el paradigma de las demás relaciones que se dan en la
sociedad. Unas relaciones de dominio del varón han dado lugar a una
civilización colonizadora y depredadora de los pueblos y países tanto como de
la naturaleza. Incluso el mito patriarcal parece estar presente en esa
arrogancia y superioridad, en esa pretendida imparcialidad y pureza que a veces
caracteriza a la ciencia moderna.
Según María Mies y Vandana Shiva, la
ciencia patriarcal lo que desea es someter a su control, al control del
espíritu masculino “puro”, el arte de la producción, el poder de la creación,
que hasta aquel momento residía en las mujeres y la naturaleza. Para ello
despojan a mujeres y naturaleza de subjetividad y dignidad, reduciéndolas a
materia sin vida...
Incapaces de mantener relaciones
auténticamente humanas y de amar son movidos por la pasión competitiva, el afán
de omnipotencia. Entienden el conocimiento como poder y siempre al servicio de
la fuerza. Es la destrucción violenta de la simbiosis hombre – mujer y la
designación de la mujer como mera naturaleza animal lo que ha posibilitado a la
economía capitalista erigirse en amo y señor de la naturaleza y las mujeres.
Por eso la ciencia actual presenta una
hipócrita igualdad, es una ciencia y tecnología fundamentalmente militar,
destructora de los vínculos vitales entre los sistemas vivos autosostenibles de
la tierra.
Se impone un nuevo paradigma que
considere: que toda ciencia es relación entre sujetos vivos; que los sentidos y
la sensibilidad en general son fuentes de conocimiento tanto como de felicidad;
que la tierra y sus recursos son limitados lo mismo que nuestras vidas.
b.
Respuestas.
Marx, en su primera época más humanista y menos
economicista, formula la idea de que la
relación hombre – mujer es la medida, si no de todas las cosas, si del nivel
cultural a que ha llegado una sociedad.
Y la razón que da es que En esta relación natural
de los géneros, se unen en una sola cosa la relación del hombre con sus
semejantes y su relación con la naturaleza, del mismo modo el ser humano se
integra en la naturaleza...
Con esta relación se puede
juzgar el grado de cultura del ser humano en su totalidad. Del carácter de esta
relación se deduce la medida en que el hombre se ha convertido en ser genérico,
en ser humano, y se ha comprendido como tal; la relación del hombre con la
mujer es la relación más natural de un ser humano con otro. En ella se muestra
en qué medida la conducta natural del hombre se ha hecho humana o en qué medida
su naturaleza humana se ha hecho para él naturaleza plena.
Y es que en esta relación y todo lo que ella conlleva se compendia esa
aspiración fundamental del ser humano que es el reencuentro consigo mismo en el
otro y el encuentro con la naturaleza en la procreación de nueva vida.
El camino por el
que el ser humano sale de sí mismo para reencontrarse y recrearse y que constituye su máximo interés, lo que más
valora, es, el encuentro del hombre con la mujer, en él experimenta el
ensanchamiento de sus horizontes hasta desbordarse en nuevas criaturas, es la
más elemental forma de convivencia.
Las
relaciones de pareja reflejan las de la sociedad y viceversa. Estas
relaciones serán auténticamente humanas
y enriquecedoras si están basadas en el mutuo reconocimiento y la mutua entrega
y no repiten la asimetría de las relaciones dueño-esclavo.
Lo mismo en una que en otra la
comunicación en igualdad es la que hace posible la convivencia y la cooperación.
Cuando la comunicación falla o se
da en una sola dirección aparecen las relaciones de poder y sumisión; sólo
cuando hay comunicación y búsqueda conjunta de la verdad es posible la
libertad, el más cotizado valor.
6.
M. Z. Y EL FEMINISMO
Según
Elena Laurenzi, MZ denuncia el carácter adrocéntrico de la
cultura occidental y la falta de espacio para las mujeres.
Propone
una filosofía alternativa “saber del alma” que ve en la especificidad femenina
un patrimonio de experiencia y de saber para la filosofía.
a.
¿Qué
tipo de feminismo?
Está
contra unos estereotipos de feminismo que se quedan en imitación del
hombre, que no asume las diferencias comprendiéndolas y yendo más allá.
Si
bien su compromiso político y filosófico con la emancipación y la liberación de
las mujeres es evidente, en cierta ocasión llegó a definir el feminismo como
“un equívoco”. Se refiere al que reivindica adhesión dogmática al modelo
masculino.
Ella reivindica en cambio esas cualidades que
las mujeres han conservado a través de la historia: la pasión, lo concreto, el
realismo, el sentimiento del alma, las relaciones, la misericordia…que constituyen
una riqueza y un patrimonio que puede hacer replantear el modo de vida del
mundo occidental.
No han de quedarse
en un único modelo. Reivindicar sobre todo “simetría en el ejercicio del
poder y en el acceso a la palabra”.
“Es
preciso, nos dice, que el hombre se dé
cuenta que a la mujer de hoy no se la puede ya conquistar con la promesa de un
porvenir económico y social seguro y descansado. Ha descansado durante mucho
tiempo y ahora sale de su sábado, y con plenas energías,… a construir el mundo.
Y
la mujer nueva no reniega ni siente rencor por el hombre, pues que no se siente
esclavizada por él. Pero sí le exige un espíritu digno del suyo, un ideal que
dé perspectivas a sus vidas, unidad efectiva a su unión. Y ha sido tan rápido
el viraje de la mujer en sus exigencias, que el hombre, descentrado, inadaptado
no sabe – generalmente – o no quiere colmarlas. Pero al menos que no nos
maten.” (Revista Liberal, cita ib.)
Invisibles,
sin espacio, rol, ni “sede” en la Cultura y en la Historia a las mujeres se les
despoja de una vía de escape de este destino de subordinación e invisibilidad
las lleva a negar su propia feminidad.
b.
Su
lucha.
Su lucha contra la invisibilidad de
las mujeres la lleva
-a reivindicar las figuras femeninas de la antigua tradición
occidental: Diotima, Antígona, Eloísa asimilada a Abelardo, las mujeres de
Galdós…
- a recurrir al concepto integrador
de persona que engloba la realidad diferenciada en plano de igualdad, a
lo que contribuye el rasgo de la mujer como alma, la gran madre.
- a considerar la poesía,
cuanto capaz de llegar al mundo de las cosas oscuras, la única que llega al
fondo del mundo femenino.
1)
La mujer a través de la historia
El
análisis histórico de M.Z.
-
Comienza en Grecia la divergencia entre el hombre y la mujer, quedando ésta
fuera de la vida política. M. Z. acepta la aportación del cristianismo al
reivindicar el paradigma de la maternidad.
-
En la edad media parece una exaltación del poder mágico de la mujer
atribuido bien al diablo o a Dios lo que
da lugar a la exaltación del amor cortés o a la persecución como bruja.
-
En el Renacimiento la mujer desciende a la tierra como expresión de la belleza
y armonía del mundo. Pero este movimiento fue truncado por la Reforma y la
Contrarreforma de Trento, un dogmatismo que lo inunda todo.
-
El Romanticismo exalta el misterio de la mujer, pero hombre y mujer parecen
ocupar diferentes planos.
-
En el Positivismo y la Revolución, que han removido todos los estratos de la
vida humana, la mujer desciende a este mundo al reivindicar su derecho al
trabajo y un puesto en el mundo en igualdad con el varón.
2)
El carácter mediador.
M.Z,
considera que mientras el hombre es cuerpo y espíritu, esto es, pasión y razón,
la mujer es alma, esto es,
principio vivificador, razón mediadora, amor aglutinante, la fuerza
originaria, la gran madre.
Luego
resalta el protagonismo conjunto de la pareja en el desarrollo de la historia
humana. Será el concepto de persona el que mejor refleje la integración
de sexos, razas, lenguas, religiones y culturas como seres distintos y
simétricos en dignidad.
3)
Razón poética y la voz del pueblo.
Para
llegar a ver las causas de la situación a que ha llegado la cultura occidental
M.Z. recomienda:
-
en primer lugar reconocer el valor de la tradición y el sentir sapiencial
del pueblo.
-
cuestionar una filosofía que se quedó enredada en la sombra de una razón
dominante y excluyente. Volver a los orígenes de la razón poética, unir
misericordia con amor, leer la realidad del pueblo, escuchar su canto.
Mercedes
Gómez Blesa (Ib.) destaca cómo M.Z. aborda
romper con la tradición occidental en su doble actitud de un realismo sin
sujeto y de un idealismo que rompe amarras con el mundo.
Frente
a ellos se centra en una razón poética que abarca todos los ámbitos
desdeñados por aquellos.
Es
un saber al servicio de la vida (Ortega, filosofías antiguas y en los inicios
del cristianismo: neo platonismo, estoicismo, epicureísmo, S. Agustín…).
En su obra Claros
del bosque (1977) está presente esta razón poética tanto por el uso de
metáforas y símbolos como únicos vehículos de pensamiento, como por el
recurso a la intuición como argumento.
Claros
del bosque plantea el acercamiento a la divinidad, un
acercamiento que está basado en un saber de experiencias con connotaciones
místicas.
En
esta obra dialoga con la mística, la filosofía racionalista y
la mitología, pero también con la filosofía órfica y gnóstica, y en
la que la poesía juega un papel insoslayable como reveladora del ser
Juan
Fdo. Ortega, en el artículo mencionado, acaba citando el cante: “Gracias,
Petenera mía, en tus ojos me perdía, que era lo que yo quería”.
En
su obra “El hombre y lo divino” nos dice Nos resulta violento comprender la
historia de los tiempos en que había dioses.
Cita a Hegel: la tragedia humana es no poder
vivir sin dioses. Cuando no los tiene se deifica él mismo y se hace siervo de
sus creencias.
El hombre es
un misterio para sí mismo: (una inútil pasión, ser para la muerte…) necesita
una mirada en que verse a sí mismo. (La madre al nacer, la cultura
después) Los dioses pueden haber sido inventados pero no la matriz
de donde han surgido un día, ese fondo último de la realidad que nos
envuelve.
María Zambrano con su Razón Poética parece insistir en el papel de la
mujer en ese paso necesario de una la
filosofía racionalista y su fría lógica a nuevas matrices que nos pueden proporcionar algún consuelo.
Antonio Durán
10/11/2016
Verena Stolke La mujer es puro cuento:* la cultura del género, en Revista de
estudios feministas. Vol.12 no.2 Florianópolis May/Aug. 2004.
http://www.scielo.br/scielo.php?script
Michèle Zimbalist ROSALDO y Louise
LAMPHERE 1974; Rayna R. REITER, 1975. Ver también Olivia HARRIS y Kate YOUNG,
1979. Cit. V. Stolke
REITER, 1975. Ver también Elenor
LEACOCK, 1978. Cit. V. Stolke
Lipovetski,
La tercera mujer. Anagrama, Bna. 1999. Págs. 17 ss.
Ecofeminismo. Ed. Icaria. Pág. 71 ss. Ver A, Durán l. c.
KARL MARX, Manuscritos: Economía y filosofía. Alianza
Editorial 1974. Pág. 142. Se muestra también en esta relación en qué medida el
ser humano en su más individual existencia , es, al mismo tiempo, ser
colectivo.
Elena Laurenzi. Univ. Barcelona, en revista Meridiam
32. Instituto andaluz de la mujer, pág. 27 ss
Cf. Juan Fernando Ortega en la rev. Meridiam. Pág. 30 ss.
Cf. Rogelio Blanco, Rev. Meridian 32. Pág. 34.